¿Nunca os habéis preguntado qué pasó con aquel elfo hermoso que acompañó a Frodo Bolsón en su difícil misión? Bueno, pues aquí se relatan esas increíbles aventuras que vivió Legolas Hojaverde, Príncipe del bosque Negro.
Leed y sabed más.
Pasamos cinco días y cuatro noches bajo la gran cúpula de árboles del Bosque de Fangorn, llegamos a la gran llanura de Rohvanion y tan solo un par de montañas nos separaban de mi hogar.
El Bosque Negro, en otro tiempo llamado "el Verde", hogar de mi pueblo liderado por mi propio padre Tharanduil. Tuve un sueño muy corto de cuando yo, siendo un elfo joven, había vivido allí con mi madre
Después desperté del sueño.
La historia de mi madre, esa simplemente es... otra historia, puede que algún día os la cuente.
En las montañas dejaría a Maese Gimli que se las apañara con los toscos enanos de allí; por el camino se entretuvo contándome sus planes para el futuro.
-Los enanos regresaremos a Moria, después cumpliré la promesa que le hice a Trancos... quiero decir a Aragorn y volveré a Gondor a reconstruirla más bella y poderosa de lo que fuera antaño, y luego... luego beberé y comeré hasta reventar puesto que ya no tendré más obligaciones a las que atender en este mundo-
-Antes de estallar podrías pasarte a visitarme, el bosque Negro está especialmente hermoso en primavera, reconstruiremos el viejo camino para hombres y enanos y firmaremos la paz definitiva entre nuestros pueblos que desde hace décadas se habían distanciado.- le propuse.
El enano aceptó con agrado y ambos emprendimos el retorno a casa, pero antes de marcharnos, Bárbol muy serio me dijo:
-Vive una vida feliz, señor Legolas, y avísame si encuentras a las Ent-mujeres, algunos han partido a buscarlas, pero los elfos sois más rápidos y os distraéis menos, ten cuidado con los que levantan sus hachas contra los árboles, no son buena compañía.-
Le hice una reverencia en señal de respeto y nos fuimos hacia el norte, siempre hacia mi tierra.
Fue una marcha alegre y sin prisas, cuanto más tardáramos , más se retrasaría el triste momento de la despedida, pero no pensamos en ello hasta que casi hubimos llegado.
Nos entristecimos de corazón, Gimli y yo seríamos amigos hasta el final de nuestros días.
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