7)Malas nuevas

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Comenzamos los planes de construcción en el claro del bosque, más o menos serían así:

Unos años más tarde, cuando todo marchaba bien tanto para nosotros como para los hombres, nos llegó una noticia apresurada traída desde Ithilien

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Unos años más tarde, cuando todo marchaba bien tanto para nosotros como para los hombres, nos llegó una noticia apresurada traída desde Ithilien.

-Señor, un hombre corpulento y cansado exige verle, asegura que es un asunto urgente.- dijo uno de mis guardias entrando en los jardines del palacio dónde acostumbraba a pasear.

-Hacedle pasar a la sala del trono, -la sala estaba allí, pero jamás había sido usada, no me sentía cómodo en el puesto de señor de unas tierras- vamos a estrenarla.-

Me senté en el incómodo trono, muy ornamentado y lujoso, pero incomodísimo en extremo.

-Mitrol, hijo de Sintirol, herrero de Ithilien.- le presentó el guardia que había avisado de su llegada.

El hombre hizo una reverencia, en verdad las personas se veían más insignificantes desde un trono, esto hizo que me desagradara aún más estar allí así que me levanté.

-¿Qué noticias son esas que traes señor herrero?- le dije.

-Realmente malas son,-aseguró- como sin duda sabéis hay una extraña enfermedad entre los hombres, más extraña aún entre los elfos; igualmente se dan casos...-soltó sin ningún orden.

-No entiendo a qué se refiere, ¿podría ser más claro?-

-La enfermedad de la luna, afectados de muchos lugares, elfos y hombres, se han reunido formando una especie de clan y vienen hacia aquí.- explicó Mitrol, todos los guardias al oír mencionar "la enfermedad de la luna" se dieron la vuelta y miraron al hombre con asombro y cierto temor.

En verdad eran unas noticias terribles, la enfermedad de la luna, entre los sabios llamada licantropía era una maldición que pesaba sobre algunos en la tierra media, a estos los volvía violentos y salvages, les crecía el pelo, les salía un hocico canino y se les desarrollaban las zarpas.

Ellos no tenían elección, las noches de luna llena se transformaban, perdían la conciencia de lo que hacían, podían matar a sus seres queridos y a la mañana siguiente ,en su forma de persona, llorarlos amargamente por lo que habían hecho.

Solían ser desterrados o recluidos, incluso maltratados, se les trataba como monstruos y todos les temían.

Pero yo no.

Cuando yo era joven (hace ya mucho en años de hombres) tenía un amigo llamado Galerin, era mi compañero de juegos, juntos, aprendimos a usar el arco y a trenzar... vamos las cosas normales que hacen los elfos jóvenes.

Una vez al mes más o menos, sus padres lo sedaban y lo encerraban el sótano durante la transformación , pero yo no lo sabía.

Un día enviaron a los padres de Galerin a combatir a los orcos que se adentraban en nuestras tierras, la marcha se ralentizó y el día de la transformación ellos no estaban allí,  fue horrible.

Galerin hirió a muchos conocidos nuestros, al final uno de los arqueros más hábiles de mi pueblo le atravesó el corazón.

 Él no era una mala persona, sólo estaba enfermo.




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