5)Acuerdos en Gondor

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Fue una marcha silenciosa y solemne, con los estandartes del Bosque Negro ondeando. En el decimosexto día de expedición vi allá a lo lejos las hermosas puertas de Gondor, debíamos pasar por lo menos a saludar y arreglar unas cosillas.

-Saludos, ¡Oh Aragorn rey de Gondor- dije con una reverencia, no sin cierta ironía.

Yo le había conocido mucho tiempo atrás, ya le conocí una vez siendo él un niño, también le acompañé largo tiempo en sus viajes como montaraz y ahora verle revestido de joyas me resultaba muy cómico.

-¡Legolas, amigo mío!, no he sido avisado con suficiente antelación de tu llegada, si no, te habría  hecho una grandiosa bienvenida tal cómo te mereces.-me reprochó.

-Vengo cómo amigo y como representante del rey de los elfos del Bosque Negro. Tenemos que hablar de temas más serios y políticos de lo acostumbrado- dije  más serio.

-Una pena, yo preferiría una charla más animada, pero no os quedéis en la entrada de mi palacio, ¡que pasen todos y que descansen!¡ Legolas, casi has traído un ejercito contigo! Esto merece una buena explicación.-

Todos mis compañeros mancharon a descansar, Aragorn y yo fuimos a su estudio y durante largo y tendido hablamos del futuro de nuestros pueblos. A él le pareció una idea excelente la de abrir un principado élfico en sus tierras.

Acordamos que un par de hectáreas al sur de Ithilien irían destinadas a esta causa.

-Pásate a hablar con Faramir, le he concedido el poder de gobernar allí y quiero que esté enterado  de todo esto y exponga su punto de vista.-me encomendó, sonrió y añadió- no es por echarte maese  Legolas, pero tus hombres comen realmente como lijas y agotarán las reservas del castillo si continúan así.-

Su comentario me hizo reír a carcajadas, me despedí de la reina Arwen y de mi gran amigo.

¿Y qué pasó con Legolas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora