¿Nunca os habéis preguntado qué pasó con aquel elfo hermoso que acompañó a Frodo Bolsón en su difícil misión? Bueno, pues aquí se relatan esas increíbles aventuras que vivió Legolas Hojaverde, Príncipe del bosque Negro.
Leed y sabed más.
De lejos, de muy lejos, vi un elfo de mi casa, corría rápidamente entre las montañas de los enanos, esto no era nada común, hasta ese momento ninguno de los míos había atravesado esas montañas en cuatrocientos años y por muy buenas razones.
La expresión de mi cara llevó a Gimli a preguntarme:
-¿Qué ves Legolas?¿Qué sucede?-
-Un elfo compañero mío de la guardia está atravesando las montañas de tu pueblo-le informé.
-Si los enanos se enteran tendrá problemas-aseguró.
Yo sonreí sin responderle, harían falta muchos enanos para detener a Tamíhrel, era uno de los más ágiles y de los más rápidos, a excepción de mí.
-No creo-dije viendo a Tamíhrel bajando por las faldas de la montaña.
Llegamos junto a él y le saludé en nuestra lengua.
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que para vosotros significa: Hola compañero ¿qué nuevas traes?
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-chilló él. (¡Príncipe Legolas, le persigue un enano!)
Me reí a carcajadas.
-No, te equivocas amigo, este es Gimli, es mi amigo, no pasa nada puedes hablar libremente delante suya, lo único que te pido es que uses la lengua común.-dije para tranquilizar a Gimli y al propio Tamíhrel, ambos tenían las armas en mano dispuestas a atacar.
-Mis disculpas señor Enano.- Tamíhrel hizo una reverencia- me han enviado para informarle de que su padre quiere que establezca definitivamente el principado élfico de Gondor del que tanto han hablado, y quiere que sea usted quien lo haga puesto que está en buenas relacionescon los señores de los hombres.- dijo, me mostró el documento firmado por mi padre.
Estaba decidido, no volvería a casa todavía, y puede que tampoco en muchos años. Envié de vuelta a Tamíhrel para que le dijera a mi padre que aceptaba, no tenía muchas ganas de hablar con él en persona, nunca nos habíamos llevado demasiado bien, le dije que mandara a mis acompañantes, si iba a formar un principado necesitaría gentes para vivir en él.
La última vez que viera a mi padre, los dos estábamos borrachos.El buen vino élfico nos jugó una mala pasada, ahora me daba vergüenza hablar con él.
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Yo esperaría en la montaña de los enanos, arreglaría nuestras diferencias entre pueblos y de allí partiríamos hacia Gondor a marcha rápida.
