Al fin Teddy se encuentra en brazos de Ana y Christian. Un nuevo miembro en la familia Grey.
¿Lograra ir todo bien entre ellos, al tener que cuidar de un pequeño ser humano? ¿Podrá Christian ser capaz de superar el gran reto que implica ser padre? ¿...
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Hoy por la noche regresa Christian, y estoy más que ansiosa. Ya lo extraño, mucho. Estos días sin él y con esos mensajes diarios que hacían que me excitara sin solo ponerme un dedo encima hacen que cuente cada minuto hasta llegar a las nueve en punto. Oh al menos esa es su hora aproximada de llegada.
El reloj apenas marca las tres de la tarde, faltando seis torturosas y largas horas.
Quiero hacer algo pare entretenerme y no seguir pensando en ello, pero no sé qué. Teddy está durmiendo y estará asi al menos una hora y media más, si no es que dos, estoy sola en esto.
Decido tomar un baño, poner algo de música y asi relajarme y no pensar tanto en la llegada de Christian.
Comienzo a quitarme la ropa, al intentar quitarme la blusa, se atora mi cabeza haciendo que pierda estabilidad y casi caiga, por suerte alcance a agarrarme de unos de los cajones que están cerca, lamentablemente todo lo que había dentro de ellos termino desordenado y otras cosas salieron volando por todas partes.
Después de lograr con éxito el quitarme la blusa procedo a acomodar el desorden que he hecho.
Tomo una de las pequeñas cajas que termino como a un metro de la zona del desastre, al verla para regresarla al cajón me doy cuenta de lo que son y me quedo sin habla, sorprendida.
Mis pastillas anticonceptivas.
Había optado por ellas ya que dado a que la inyección fallo, Christian no quiso arriesgarse de nuevo. Pero lo malo en estas pastillas es que debes siempre recordar tomarlas y a la misma hora, algo que había estado haciendo bien los últimos meses, hasta puse una alarma en mi teléfono, y bueno Christian ayudaba también, pero ahora no sé qué paso.
Llevo más de tres días sin tomaras, pero ¿Por qué?, ¿lo habré hecho inconscientemente? Porque este no es el lugar habitual donde suelo guardarlas, siempre las tengo a la mano.
Tomo una pastilla de inmediato del pequeño paquete de aluminio de donde vienen, verifico la hora en mi teléfono y anoto una alarma recordatorio, además de que debo decirle a Christian para que usemos otro tipo de protección para que este se regularice y no haya otro embarazo inesperado.
Coloco la pastilla en la boca, pero, me cuesta tragarla. No porque no pueda, sino porque no quiero. Ahora que lo pienso, Teddy tiene ya un año, está creciendo demasiado rápido y necesita a alguien que le haga compañía, alguien con quien jugar, para que no se sienta solo, tal y como yo me sentí siendo hija única.
No, no quiero eso para Ted.
Aunque para mí no habría problema en que llegara otro pequeño o pequeña a nuestras vidas, se de alguien a quien solo la idea de tener a alguien más corriendo por aquí, no le gustaría para nada.
Debo de Pensar en Teddy también, y Christian debe hacerlo igual, no es por nosotros es por nuestro hijo. ¿Sera que si se lo digo a Christian se enfade demasiado?
