Capítulo 4

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Cuando Jimin sintió que daba un último vistazo al mundo, Jungkook lo soltó y sacó su mano de la boca ajena. Desesperado el pequeño inspiró una gran bocanada de aire mientras tocía debido al ardor y picazón de su garganta, sin embargo su agresor no mostró expresión alguna y su rostro daba a entender lo monótona que era la situación para él, como si hubiese vivido cosas peores y lo recientemente ocurrido era pan de cada día.

-¡Pudiste haberme matado!-Exclamó Jimin con temor en un susurro debido al dolor en su pecho por soportar tanto tiempo sin respirar adecuadamente. La angustia alojada en su garganta ejercía una presión gigantesca en su pecho, tenía rabia e impotencia por no saber defenderse adecuadamente de otra persona, nunca le habían enseñado nada más que no fuese rezar e investigar sobre teocentrismo.

-Si no te callas lo vuelvo a hacer-Respondió Jeon tranquilamente, dando vueltas por la habitación en busca de algo.

Jimin estuvo a punto de contrarrestarlo nuevamente pero comprendió que si se empeñaba en debatir con el enemigo solo conseguiría hartarlo y probablemente se ganaría una nueva represalia violenta contra su integridad física. Estudió con cuidado la habitación donde estaban en un intento de escapar pero los ojos de Jungkook no dejaban de monitorear sus movimientos, su única opción era correr como un desquiciado a la puerta y gritar como el mocoso asustadizo que era por los pasillos del seminario.

-Ni lo pienses novicia rebelde-Dijo un Jungkook apenas vio que Jimin se removía lentamente en la cama mientras su mirada se pasaba de la puerta hacia Jeon sin cansancio. Había adivinado tan fácilmente sus intenciones que sus ánimos por escapar decayeron en un instante, pues sabía que corría más peligro haciendo enojar al demonio.

-¿Novicia qué? No me digas sobrenombres femeninos-La voz le temblaba y su entonación baja hacía pasar sus palabras casi por balbuceos.

-Pero si eres toda una zorrita-Jungkook seguía burlándose del pequeño con apodos denigrantes sin importarle que Jimin lo mirara totalmente pasmado sin saber cómo reaccionar.

-No soy una...¡No soy una casquivana! ¡Ni siquiera soy mujer!

-Tendrás que demostrármelo-Dijo Jeon con una sonrisa diabólica aproximándose como un león a su víctima.

-No puedo-Susurró Jimin asustado mientras apretada las sabanas y las usaba para envolver su cuerpo en un intento de protegerse.

-Sí que puedes. Debes mostrarme que tienes ahí abajo y si eres hombre dejaré de molestarte.

-N...-- Jimin no alcanzó a terminar la frase sin que Jeon se abalanzara sobre él y forcejeara con sus manos para apartarle la sábana. El pequeño luchaba por mantenerse tapado, era mucho más débil que Jungkook por lo tanto intentar apartarlo era imposible. Por otro lado, Jungkook lograba remover la tela que cubría al pequeño cada vez más, hasta que de un tirón brusco dejó a Jimin destapado.

-Pero que figura más desabrida tenemos aquí-Jungkook se sentó bruscamente sobre las piernas de Jimin para evitar que siguiera removiéndose, ignoro los intentos de Jimin por escapar, ignoro sus quejas y los lastimeros sollozos junto a las peticiones que rogaban desesperadamente que se detuviese.

-Esto no está bien, Dios por favor ayúdame, por favor no me hagas nada ¡Por favor detente!-Jimin seguía pidiendo clemencia a Dios para que detuviese a su agresor, lo que más pesaba en su consciencia era que desde pequeño le habían enseñado que su único amor debía ser Dios y no debía ensuciar su pureza con actos carnales, por lo que los atributos físicos que afirmaban su hombría estaban únicamente para ser vistos por él y nadie más.

Sin embargo, Jungkook no se detuvo a pensar nada y con plena frialdad sostuvo los pantalones de Jimin para luego bajarlos de una sola vez provocando un silencio sepulcral en la habitación. Jimin lo miraba pasmado y Jungkook soltó una burlesca carcajada.

Sinful (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora