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Podía escuchar su propia respiración, rápida, alarmada, tangible y el ritmo de su corazón en aumento, su pulso, su nerviosismo e inseguridad pidiendo salir a flote, luchando por impedirlo de alguna manera que, ni él mismo podía. No ahora, era demasiado tarde

Aferró sus manos al volante, sintiendo el aire inundar sus pulmones y salir con dificultad entre sus labios, tragó

-Sólo debes conducir en línea recta, no rebases los 60 k/h o realmente estarás muerto -escuchó de fondo, y logró asentir mientras miraba el panorama urbano desde su asiento, tras el vidrio -¿Quedó claro Lee? -volvió  a tragar, ¿se rompería el parabrisas? ¿que tanto dolerá?

Un gruñido y un chasquido frente a él -¡HEY! Lee! - otros chasquidos más, haciéndole parpadear asustado y mirar a la persona que le hablaba desde fuera de la ventanilla del coche -¿escuchaste lo que dije?

El castaño dejó salir una última respiración y apretó de nuevo el volante, haciendo blancos sus nudillos y palmas sudorosas, entonces negó -¿Cómo puedo hacerle ésto? -se peguntó a sí mismo en voz alta, mordiendo sus cachetes internos para evitar el llanto desesperado, >no podía, no era capaz<

La persona tras la ventanilla exhaló poniéndose de pie y abriendo la puerta para volverse a agachar a la altura del conductor, recargando un brazo en el auto -Es mejor que piense que estás muerto ahora ¿piensas esperar a que la muerte toque a su puerta?

-NO! -gritó con lágrimas en los ojos, negando rápidamente, mirando con súplica al moreno quien volvió a suspirar

-Donghae -dijo acuclillándose a su lado como si de un niño se tratara, un niño perdido en un parque lleno de extraños -se deben cuidar las cosas preciadas, porque no tienen el mismo valor para todos. Ella siempre será tu madre, y tu su hijo -terminó, rebuscando algo en los bolsillos del pantalón y dándole una servilleta que, fue aceptada con manos temblorosas y débiles 

Entre lágrimas se sonó la naríz, y limpió el agua en sus mejillas para finalmente tomar una inhalación y aclarar su mente tanto como podía en ése momento

El día de ayer la había visitado después de no haberlo hecho en casi un mes, lucía triste y fatigada, parecía ser mayor pero incluso así, la luz en sus ojos se había encendido al verle llegar a casa, al verle cruzar la puerta

Le había tenido entre sus brazos durante mucho rato y le había acariciado el cabello como siempre solía hacerlo porque, aunque ella fuera la que necesitara apoyo, le seguía dando consuelo por la muerte de su mejor amigo. Parpadeó para alejar las nuevas lágrimas y metió la llave para encender el motor. Mínimamente, le había regalado un último día a su madre, le había repetido mil veces que la amaba y había reído con ella hasta el amanecer, >¿recordaría su risa?<. El motor rugió. La amaba, era lo único que le quedaba para amar

-No más de 60 Lee -le recordó Moon, cerrando la puerta del coche y alejándose para hacer una llamada y tras él, vio la mirada preocupada de Ji, recorriendo su rostro, suspiró con fuerza y avanzó

Poco a poco, el edificio en el que había estado desapareció en el espejo y nuevas calles se abrieron ante el, sus manos volvieron a temblar y su pulso a incrementar, miró de reojo el nombre de la calle, aún quedaban 7 más, miró la velocidad a la que iba, 40km/h. Bien

Había visto esto millones de veces en las películas y jamás pensó estar en los zapatos del protagonista, estaba por dejar atrás toda una vida, su vida; No había valorado lo suficiente todo lo que poseía, la cotidianidad en la que había vivido durante 21 años ¿Qué sucedería después?

6 más

Su familia en Mokpo se enteraría por su madre, seguramente, y ellos volarían a Seúl, su padre vendría para enterrar a su hijo. Nuevas lágrimas. Se supone que los padres jamás deberían de enterrar a sus hijos, algo tan doloroso como eso no era algo que debería ocurrir, sin embargo, pasaría

My Bad Boy 2 [Eunhae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora