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Podía escuchar su respiración errática y sentir como le temblaban las manos. Trató de tomar aire, el olor metálico subía por su nariz y el sabor se colaba por su boca. Pasó saliva y gimió con dolor, resbalándose con su propia sangre; la misma que cubría todo el suelo por debajo de ella

Sentada en piso de la cocina, encogida de dolor, con la espalda vagamente recargada. La luz clara del día entraba por la ventana y el viento soplaba las cortinas en un sonido sordo y lejano

Elevó el rostro gritando cuando trató de moverse, apretó los ojos, los puños y jadeó. Llevó una de sus manos a su vientre, de donde brotaba la sangre tibia y con el pulso tembloroso, la subió a la altura de su cara y miró sus dedos. Ahogó un grito y sin poder evitarlo, sollozo aterrorizada, la sangre caía por su palma

 Ahogó un grito y sin poder evitarlo, sollozo aterrorizada, la sangre caía por su palma

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Aterrada, lágrimas resbalaron por sus mejillas. Cerró los ojos, y tomó una respiración más fuerte que el resto, logrando incorporarse. La vista se le nublaba a negro en cada paso. 

De alguna forma, logró llegar hasta la mesa y tomar el móvil. Apretando los dientes, marcó el número de emergencia y dejó que los pitidos sonaran, cada vez más lejanos.

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Un número desconocido le había llamado aquella mañana cuando estaba en mitad del trabajo. Había limpiado sus manos con pereza sobre el delantal, quejándose entre dientes, pero cuando descolgó, apenas tuvo aire suficiente en sus pulmones para salir corriendo del local. 

No supo cuantos autos le habían pitado, ni cuantos semáforos había ignorado. Pero nada podía importarle menos ahora mismo. Sus pulmones ardían cuando bajó del coche mal aparcado y aventó las puertas de vidrio. 

Con paso acelerado y las piernas temblando, entró al hospital. Buscaba errático algo o alguien que le pareciera familiar, cualquier cosa que le diera una pista; fue entonces, cuando en la sala de espera, vio al señor Kim, quien se incorporó para darle la bienvenida con una amarga calma que le desconcertó. Tragó en seco y se plantó frente a él, saludándolo de vuelta, tragando el nudo en su garganta 

-Moon -le saludó con aparente tranquilidad, estrujando su mano con firmeza

Exhaló lo más que pudo de su ansiedad y preguntó con urgencia, sin tiempo para formalismos -¿Qué?... 

Sin embargo, Kim suspiró interrumpiéndolo y con un movimiento de cabeza, le pidió a sus escoltas que se alejaran para dejarlos solos. Ellos obedecieron sin más y en silencio; entonces, le pidió que tomara asiento, a lo que accedió, por que estaba seguro de que sus piernas no hacían falsas amenazas sobre dejarlo caer

-Mi hija está bien -dijo primeramente para su tranquilidad -ella misma llamó a la ambulancia -agregó con cierto orgullo

Eric asintió, sintiéndose pequeño y a pesar del alivio al saberla bien, no tenía ése instinto que caracterizaba a Hee, ése que misteriosamente le indicaba siempre cómo actuar en cada problema. Ella era magnífica, fuerte; él no. Él quería llorar por lo perdido que estaba en todo esto

My Bad Boy 2 [Eunhae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora