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-Bastardos! -gritó al aire, maniobrando para no perder el control al esquivar las balas pero un mísero disparo dio de lleno contra los rines, desviando así el sistema de frenos. 

Eric miró al frente y apretó el manubrio, colisionaría con lo que se le pusiera al frente. Sabiéndolo, maldijo entre dientes antes de sentir el fuerte impacto que arrebató el aire de sus pulmones de forma violenta

Tras unos segundos en el aire, cayó al piso y rodó varias veces antes de detenerse. El dolor le impedía respirar de lo agudo que era. Abrió la boca en búsqueda de aire y tosió 

>El hijo de puta tenía buena puntería<

A los pocos metros vio a Donghae frenar en seco y dejar sus mierdas para correr hacia él. Pasó saliva con cuidado y apretó el puño con la poca fuerza que tenía. Éste era el momento justo, lo sabía

Con los rugidos de las camionetas aún escuchándose a lo lejos, el peliazul se acuclilló a su lado, le desabrochó el casco con las manos temblando y le miró con la huella de la adrenalina y el miedo cruzando su rostro

Eric le miró de vuelta. El tiempo cada vez era menos y aún había mucho por hacer,  la presión en su espalda le impulsaba a continuar con todo esto y así lo hizo. Conocía a Donghae y estaba orgulloso. Entendía de forma personal las razones que había tenido para llegar hasta donde estaba y por consiguiente, sabía que no se rendiría. Ni aquí, ni ahora y posiblemente nunca

Era el mismo niño que conoció pero con un motivo mucho más grande que él

Las manos del menor se colaron bajo él para tratar de levantarlo, a lo que negó con una tranquilidad que pareció turbar a los ojos café que le miraban con una súplica silenciada. Genuinamente agradecido por el gesto, alcanzó una de las manos de Donghae para apretarla fuertemente como muestra de su apoyo, diciéndole que lo que iba a hacer estaba bien.

No era el momento de decirle nada más, así que se disculparía la próxima vez que se vieran. Porque estaba seguro de que sucedería, no se atrevía a dudarlo -Mata a esos bastardos- dijo entonces, aferrándose al toque.

El aludido gruñó entre dientes mirándole, debatiéndose entre hacerlo o no y con una disculpa escapándose de sus pupilas. Finalmente tras unos tortuosos segundos, exhaló derrotado, con furia y soltó su mano, dejándola en el pavimento frío

Desde su sitio, Eric le vio levantarse, darle la espalda sin mirar atrás y subirse a la moto para arrancar entre una nube de polvo, hasta perderse en medio de las callejuelas 

Sonrió levemente sin proponérselo lleno de satisfacción y cuando el menor desapareció de su vista, empezó a contar los segundos mentalmente mientras se arrastraba por el suelo. 

No había previsto que uno de esos bastardos le daría a su moto y mucho menos que le dejarían jodido hasta la mierda. Tenía 78 segundos, 77, 76, 75...

Apretó los labios juntos y no dejó que el grito se le escapara. Estaba seguro de que algo se le había roto o desencajado 

Con ayuda de su brazo derecho logró arrastrarse hasta una de las aceras. Tenía que levantarse antes de que le vieran y le pegaran un bien tiro de gracia en la cabeza, así que haciendo amago de toda la fuerza que le quedaba en el torso y la piernas, se ayudó del escalón de la banqueta para tomar impulso y levantarse

68, 67, 66, 65...

Las extremidades le ardieron cuando lo intentó y calló de bruces sólo para volver a tratar. Apretó los dientes y soltando un alarido lo consiguió. Dolía como una perra, eso seguro

Cerca de él, había más barriles de arena, así que como pudo se las arregló para llegar hasta ellos y dejarse caer con éstos cubriéndole como escudos. Más que suficiente en vista de las putas circunstancias. Una vez listo, alcanzó su móvil del pantalón, marcó el número y se lo llevó al oído. Los pitidos comenzaron

My Bad Boy 2 [Eunhae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora