Armamento

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El humo que salía de su boca formaba espirales de una manera u otra, expandiéndose con lentitud por la instancia, contaminando y corroyéndolo todo, infectando cada pizca con el olor a tabaco fermentado

Fumar, no era algo que había pensado en hacer, el olor lo detestaba, o al menos eso pensó, la necesidad que parecía tener la sociedad por colocar veneno entre sus labios e inhalarlo, >inclusive si el sabor era tan asqueroso<, le había causado gracia en el pasado, ahora bien, los "puros" se catalogaban en el mismo exacto lugar -volvió a introductor el habano en su boca, y darle una nueva calada -eran veneno, insípido y tóxico, bien podrían matarlo, pero -expulsó el humo -también podrían matarlo muchas cosas más, los puros, no serían quienes le apuntaban con un cañón entre ceja y ceja, de cualquier modo, cuando muriera, lo dejaría

Clavó la mirada sobre el puro entre sus dedos, había sido una conducta adquirida >una entre muchas<, él mismo se había burlado de Eric por contaminarse de aquella manera, y su contestación, había sido la misma a la que él había llegado hoy, "Maldita sea mi suerte si muero sin haber probado ésta mierda" -sonrió ante el recuerdo- su madre, siempre la había repetido que copiase sólo lo bueno de las personas, y ahora... seguro la decepcionaría, pero para fortuna suya, un hijo muerto no puede decepcionar a nadie

La línea de su pensamiento se cortó contundente, cuando las puertas de entrada fueron abiertas con severa furia y desprolijo interés, chocando contra las paredes, entonces los canes entrenados fueron los primeros en adentrarse, corriendo animosos y sin preocupaciones, >sin consciencia de sus acciones<, y tras de ellos, Hyuna hizo su primer acto de aparición en el día, apretando las correas y manteniendo el gesto penitente

-Toma un baño, saldremos a Singapur en unas horas -Donghae ordenó austero, sentado en uno de los cómodos sillones de la sala inferior, notando las manchas de sangre seca por casi toda la ropa, piel y cabello de la rubia, ella enfocó su vista perdida hacia él

-¿Singapur? -preguntó, frunciendo el ceño y caminando en su dirección, tomándo el folder amarillo que estaba extendido y abierto sobre la mesa, entonces, después de haberlo leído, abrió los ojos y soltó una corta exclamación al aire -p-pero... -murmuró, comprendiendo lo difícil que era todo aquello para el peliazúl, sin embargo, no notó ningún rastro de tristeza en su cara

Donghae dió la última calada al habano antes de dejarlo sobre el cenicero, y entonces soltó el humo blanquecino al hablar -tienes 15 minutos -dijo, y se levantó del sillón, llevándose consigo el folder, detestando la mirada de lástima, >ya suficientes había tenido<

Subió por las escaleras, sacando el móvil de su bolsillo y marcó el número de un contacto en Singapur, nadie debía ser alertado de su llegada allí, o la rata se movería de lugar y nuevamente sería el juego del gato y el ratón, >estaba hasta las bolas de jugar<; con 5 pitidos, la línea contraria descolgó, contestando a la llamada -Señor Moon -habló la voz seca y deteriorada de la mujer que había sido recepcionista todos los años de su vida >con una paga cuantiosamente mayor a la de cualquier otro empleado en el hotel, una que, le había llevado a tener una vida de excesos, provocando la tonalidad opaca de su voz<, sin embargo, ni él, ni Eric, le pagan por su físico, sino, por su lealtad

-Prepara las habitaciones para mañana, quiero todo el piso - ordenó, ciertamente, tener a turistas husmeando por allí y por allá, sería una molestia en el culo, ése hotel le pertenecía, y para bien o para mal, la vida de esa mujer también

-de inmediato señor Moon -contestó ella con auténtica seriedad, sabiendo lo que estaría en juego si hablaba de más, Donghae colgó la llamada, y terminó de subir el último escalón, caminando ahora hacia el estudio principal, entró por el umbral de la puerta, y llegó hasta el escritorio, rodeándolo para sacar algunos documentos de los cajones, tomó las llaves que colgaban de su cuello, y abrió el primero

My Bad Boy 2 [Eunhae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora