Devoción

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Se arremangó y abrió la llave de agua caliente. El vapor salía y llenaba el baño en una blanquecina cortina. Escuchaba como segundo plano al agua, cayendo en el interior de la cubeta.

Se quedó de pie, pensando en el sentimiento extraño que se había alojado en su pecho hacía unos minutos y que, no lograba entender. Era una sensación incómoda pero agradable y reconfortante, le hacía querer sonreír nervioso.

No podía decir que él mismo se conociera tan bien hoy día, sin embargo, Donghae lo leía como un libro abierto. Él jugaba con los capítulos de su vida, con los puntos y comas, y más importante que nada, era quien dictaría el final

Ansiaba un "felices para siempre", pero, un final más realista, sería "Hasta que la muerte los separó"; resultaba un mal chiste que lo dijeran en las bodas pues, incluso en un día que se suponía debía estar lleno de felicidad, debían recordar la triste realidad de todo. La muerte era algo que le iba bien a todos. Un final seguro 

Bajó la mirada, centrándose en el burbujeo del agua, en cómo las canicas transparentes crecían para estallar. A pesar de los años que tenían de historia, justo ahora, continuaba sintiéndose ansioso al saber que estarían en la misma habitación, solos, juntos. Su pulso se agitaba emocionado imaginándolo

Quizá era obvio, o quizá no, pero cuando estaba con Donghae, nunca podía estar tranquilo. Ni el primer día, ni mucho menos ahora. Jamás había sentido que el simple echo de estar junto a alguien lo suficiente para compartir el aire, le diera una sensación tan cálida. 

>Donghae era su hogar <

Ése que buscó por tanto tiempo y que encontró en una sola persona. Le daba rabia que el tiempo no fuera el suficiente, por que cuando las cosas eran demasiado buenas, tenían que terminar. Al menos, ahora tenía en claro sus sentimientos. Teniéndolo a su lado, la muerte le daba igual 

Jamás tuvo algo que perder y siempre creyó que era mejor así, pero, la soledad era aburrida y vacía. Todo parecía mejor ahora. Todo

Se inclinó de nueva cuenta a cerrar la llave. El agua dejó de caer en cascada y metió su mano para comprobar la temperatura. Parecía estar bien, su piel lo soportaba. Tomó el asa de la cubeta, se hizo  de una esponja suave y una pequeña toalla y caminó fuera del baño 

Cuando llegó a la habitación, su corazón volvió a latir con prisa. No lo había visto completamente consciente desde el día de la operación. Sus ojos apenas y habían podido sostenerle la mirada el día de ayer, pero su medicación había sido reducida. De cualquier manera, no sabía qué esperar

Estiró la mano y empujó la puerta sin tocar antes, inmediatamente se topó con la camilla de hospital, la intravenosa conectada a sus venas y las vendas que le cubrían el cuello. Seguía dandole miedo verlo así, aunque sabía que se estaba recuperando, algo le presionaba el pecho. Pasó saliva cuando sus ojos chocolate lo enfocaron, esta vez firmes en los suyos 

-Luces mejor que ayer -dijo un tanto nervioso, repitiendo en su mente las palabras que había dicho y que, aún sabiendo que no habían sido escuchadas por el menor, le calentaban la cara y le hacían sonreír

Naturalmente, Hae no contestó, pero una pequeña sonrisa apareció en sus labios. El rubio respondió el gesto y caminó con la cubeta hasta un lado de la camilla, seguido todo el trayecto por los ojos chocolate. 

Soltó un suspiro y volvió a arremangarse donde se había deshecho el dobladillo, alistándose. Sin decir una palabra más, se inclinó lentamente sobre él y tanteó cuidadoso la venda sobre el cuello. Su pulso temblaba, apretó los labios antes de mirarlo a los ojos 

-Si te duele demasiado, pararé -le aseguró, a unos centímetros de los labios entreabiertos. Donghae parpadeó y dio un leve asentimiento. Eunhyuk entonces volvió a suspirar y venda por venda, fue descubriendo la herida, deteniéndose cada que notaba los ojos cerrarse con dolor 

My Bad Boy 2 [Eunhae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora