My Bad Boy 2 [Eunhae +18]

Rutina

Terminó de trazar las letras de aquella orden sobre la libreta con un punto, dando un asentimiento y finalmente, girando media vuelta, a la par que guardaba ambas de cosas en el delantal negro amarrado a su cintura

Esquivó algunas sillas mal puestas que, le daban igual >a pesar de que debería ocuparse por acomodarlas nuevamente<. Dio una respiración, recargándose sobre la tablilla de madera del mostrador, poniendo los codos por el frente

-A pedido un Americano -suspiró, agotado por el día, sintiendo la presión que estar de pie durante horas seguidas causaba en su columna, ansiaba recostarse y dormir, sólo cerrar los ojos para repetir la rutina

Una vez y otra, y jodidamente otra mas 

-Americano -repitió Hong -debería pagar la maldita cuenta, y sacar el culo por la puerta -masculló, desapareciendo tras la cocina, harto al igual que todos del trabajo, >había sido un día bastante movido<

El rubio dejó caer la cara entre sus codos, soltando la tensión en su cuello, esperando por aquella última orden del día. Siempre habían esos clientes que, sentían la molesta necesidad de consumir "lo último" al jodido momento antes de cerrar la cafetería y tomar por culo la jornada 

Enfocó los ojos cansados, mirando a corta distancia los detalles de madera, >se preguntaba si podría dormir finalmente, o si sería la misma maldita historia de cada noche<; el insomnio había comenzado hacía unos días, >6 o 7<, un insomnio inducido por él mismo con toneladas de café, bostezó

-Quisiera llegar a casa y dormir -se quejó la castaña apareciendo a su lado, azotando la charola en la madera, acomodándola con las demás, en fila

Separó los codos de la mesilla y parpadeó para quitar las lágrimas del bostezo, volteando a verla para indicar que la había escuchado y ella siguió

-Tengo el maldito turno hoy -bufó mirando al techo

-¿Te quedarás a limpiar? -preguntó Hyuk, echando una mirada rápida a su espalda, repasando el desastre de las sillas, servilletas, y aquellas molestas migajas sobre los asientos y suelos, un quejido se escuchó a su lado

-Lo haré -se quejó ella con un ligero mohín, dejándo salir su respiración de forma pesada mientras acariciaba los bordes de la charola como un acto inconsciente

El mayor regresó la vista hacia el mostrador, perdiéndola en la puertecilla que llevaba a la cocina, esperándo por la órden. 

Ciertamente éste había sido uno de esos días jodidos, de donde las personas eran demasiadas y, algunas, molestas como el infierno, >tanto o más que el sujeto sentado en una de las mesas traseras<, de cualquier modo, regresaría a casa, se recostaría sobre la cama y vería el blanco techo durante las próximas horas; Sin mencionar el café, porque lo necesitaría como un adicto la heroína para no dormir. No quería dormir, quería...

-Quisiera estar en casa... - parloteó la castaña y continuó su monólogo, siendo ignorada en gran parte por el contrario

¿Él quería llegar a casa?

 ¿casa?

>No<, reparó mental, burlándose de sí mismo y su suerte, No le veía el puto sentido a continuar viviendo en un lugar donde no era más que un muro, no había nada que pudiese hacer allí de cualquier modo y, aquel lugar, no era su casa, por lo mismo era que se estaba planteando el largarse. Que estúpido

-Lo quiero- dijo de pronto en un suspiro, apartando la vista de la nada para mirarla a ella que le veía sin entender, cortando de forma repentina su palabrerio para fruncir levemente el ceño