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Se me dificulta poder articular palabra luego de ver su rostro tan cerca del mío, sonriente como lo recuerdo, tan arrogante como siempre. Parpadeo un par de veces y miro hacia el ascensor. Zona despejada.

¿Qué demonios hace aquí y porqué justo ahora se le da por aparecer? Juro que si no estuviera tan sorprendida, ya lo habría golpeado.

— ¿Hyo? — pregunto porque, joder, aún no puedo creerlo.

Como siempre, no responde. Su sonrisa antes era impactante, fue una de las primeras cosas que me gustaron de él, junto con su voz, su rostro y su cuerpo. Pero ahora me pregunto... ¿Qué demonios le vi?

— ¿Qué haces aquí?

— Vine a buscarte. — sonríe, apretando mi hombro en un intento por hacerme entrar en su juego. Intento moverte, pero sus manos grandes me toman con fuerza, impidiéndolo. — Verás, llamé a tu amiga y como ella me mandó a la mierda, llamé a Dae Hyun. Tu lindo amigo gay también me dijo que me muriera y luego de rogarle mucho me dijo que quizás podría encontrarte aquí. — vuelve a sonreír y logro zafarme de él, con un manotazo. — Bonito lugar, por cierto. Muy bonito.

— ¿Cómo entraste?

— Quizá le di algunos dólares al portero, quizá no. — dice, con voz alegre.

— ¿Para qué me buscas?

— ¿Debería tener un motivo para hacerlo? — frunce el ceño y me mira extrañado. — Bien, culpable. Te extraño.

Esa voz seductora que antes me llevaba directo a sus brazos, ahora sólo me provoca arcadas. Lo miro otra vez y una risa sarcástica sale de mi garganta directo a su cara. Me mira confundido.

— Quisiera poder decir lo mismo, pero es claro que no. — señalo las puertas. — Vete, por favor.

— Yah, Al, no bromees. — intenta tomar mi mano, pero me alejo de él, aún nerviosa por toda esta situación.

¿Qué podría pasar si Min Yoongi llega ahora mismo y nos ve teniendo esta discusión? Preguntaría por él y si lo conozco. La verdad es que no me he planteado la idea de explicarle lo que Hyo fue para mí, y tampoco quiero tener que hacerlo, así que sería de gran ayuda si se pirara de una vez. 

— No bromeo, Hyo, necesito que te vayas.

— No lo haré hasta que me digas qué te sucede. — dice, cruzándose de brazos. Ah, qué hombre más imposible. — ¿Por qué estás tan rara conmigo?

— ¿Me estás jodiendo, verdad? — él niega con la cabeza. — Bien, te refrescaré la memoria. — golpeo su pecho con uno de mis dedos y lo fulmino con la mirada. — La última vez que nos vimos tú salías de un hotel con una de tus chicas de turno, ¿Recuerdas? Dijiste que no querías una relación seria, mucho menos una novia y que necesitabas tiempo para pensar.

— Vamos, Alice, estaba de coña, no iba en serio. — hace ademán de tomar mis muñecas entre sus manos, pero vuelvo a alejarme. — ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Siete meses?

— No los he contado. — digo, con sinceridad.

La noche en la que lo dejamos, decidí emborracharme hasta olvidar a ese idiota, y vaya que lo logré. Pero no a costas de un trago o dos, no. Fue gracias a Yoongi, mientras me insultaba y trataba mal con sus palabras. Ese día cerré un capítulo de mi vida para abrir otro, involucrando a otra persona sin darme cuenta de que lo hacía.

— Ya va siendo hora de que lo dejes ir, ¿No? — enarca una ceja, divertido con la situación. Se inclina y roza mi oreja con la punta de su nariz. — Prometo hacerte sentir bien.

| Lies → Suga - Min Yoon Gi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora