— Respira.
Aprieto sus hombros y él asiente, mirando hacia otro lado lejos de mí.
Está nervioso y creo que no puedo hacer mucho bajo estas circunstancias. Porque su padre está a sólo unos metros de distancia, mirándonos con la desaprobación rebosando en los límites de sus ojos y en la comisura de sus labios fruncidos.
No le gusta para nada que Min Yoongi esté conmigo, y menos en un día tan importante como ese.
— Vámonos, por favor. — pide, pero niego con la cabeza.
— Le hice una promesa a tu madre. — susurro, arreglando su chaqueta. — Está tan emocionada de que estés con ella en la inauguración de su restaurante; creo que se lo merece.
— Me siento incómodo. — murmura, rascando su nuca.
— Y yo, pero tu padre no es el centro del universo, al menos no por hoy. — abrazo su cintura y me aferro a su costado, apoyando la cabeza en su hombro. — ¿No ves lo feliz que está?
El teñido mira a su madre, que nos sonríe a la distancia, haciendo los últimos arreglos. Las cámaras llegarán muy pronto y, gracias a que Yoongi y yo estamos aquí, podrán hacerle una publicidad enorme al nuevo restaurante.
— ¿Por qué? — pregunta, en un murmullo. Me incorporo y lo miro con una ceja enarcada.
— ¿Por qué qué?
— ¿Por qué haces esto? ¿Por qué soportas algo que no tiene nada que ver contigo? — pregunta, tragando saliva.
Le sonrío y siento que las palabras comienzan a abrirse paso en mi garganta, arañando y golpeando a su paso, sólo para que él las escuche, para regalarle los oídos. Pero no puedo. En cambio, me limito a suspirar y a mirar a nuestro alrededor.
— Porque tu madre me cae muy bien y porque la comida gratis es la más deliciosa. — bromeo, y él rueda los ojos, cansado de mis tonterías. Sin embargo, termina riendo en silencio. — ¿Ves? Tengo razón.
— Eres tonta.
— Soy tu tonta. — sonrío, guiñando un ojo antes de separarme de él para ir directo a la cocina, donde se ha metido su madre. Puede que este sea el momento para que hable con su padre e intente arreglar las cosas.
La señora Min me dedica una sonrisa maternal y me pide que la ayude con algunos adornos. Deja a mi alcance unas cadenetas doradas y también muchos álbumes del grupo de su hijo que la enorgullecen.
— Esto es lo que más me gusta de la decoración. — levanta un premio y se dedica a mirarlo con admiración.
— Podría traer todos los que tenemos en casa porque el estudio de su hijo está atestado de ellos. — bromeo y ella ríe, acercándose a mí para tomar mi mano y darle un apretón suave.
No responde, y yo tampoco continúo hablando. Puedo ver en ella el amor y dolor que continúa llevando encima. Supongo que las peleas entre su esposo y su hijo menor son interminables, ya de hace algún tiempo, y no puedo evitar sentirme mal por ella.
— Le haces bien. — dice, y quiero creerle.
Pero yo no le hago bien, no del todo. Él me lo ha dicho un sinfín de veces y, aunque ahora ya no lo hace seguido, puedo sentir que falta mucho para que me deje hacer algo bueno en su vida. Es tan complicado como apretar un globo sin romperlo.
— ¿Usted cree?
— No lo creo, lo sé. — afirma, colgando algunos Army Bombs cerca de la caja registradora. — Yoongi nunca se demostró tan cariñoso conmigo, ¿Sabes? Ni siquiera sonreía cuando venía a visitarnos. Mi hijo siempre ha sido un hueso duro de roer. Y ahora parece otro. Sonríe y habla muy bien de ti, de tu familia... Lo has cambiado para bien.
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| Lies → Suga - Min Yoon Gi |
Fanfiction"Lamento que no puedas soportar una broma y también lamento que tu amigo sea tan feo. ...