Scott Quinn — Know Me
"Todo nuevo comienzo es un paso a una vida mejor".
El panfleto tiene algo de cierto, no lo puedo negar. A pesar de que se trata de alguna propaganda barata sobre algún nuevo cementerio, es esa frase la que llama mi atención.
Rehacer mi vida suena divertido, ¿Verdad?
Quiero decir, continuar como si no hubiera pasado nada me parece hipócrita y de mal gusto.
Aunque parezca inverosímil, quisiera poder darle un espacio en mis recuerdos al Yoongi que tuve en mi vida, y atesorarlo como algo agridulce que me enseñó muchas cosas, en lo principal, aprender a amar a alguien más.
Quizás haya aprendido la lección, ¿No?
Subo las largas e interminables escaleras hasta mi departamento y abro la puerta, intentando no cruzarme con un nuevo vecino que siempre me mira como si quisiera violarme. Kumi, mi pequeño gato de cinco meses, me recibe paseándose entre mis piernas. Lo levanto, dejando mi bolso en el perchero y las llaves en un feo cenicero que me regaló Jung, abriéndome paso hacia el diminuto espacio en la entrada al que suelo llamar sala.
Muchas cosas han cambiado desde que me mudé de la casa de mis padres. No digo que haya sido hermoso y refrescante, para nada. En realidad ha sido un coñazo tener que comprar muebles adecuados para el reducido espacio, sin olvidarme de la arena del gato, además de siempre estar pendiente de que nunca falten las bolsas de Doritos en la despensa. Pero, oye, soy libre. Es el privilegio de vivir sola en un departamento tan pequeño como una ratonera. Sin embargo, es mío, es mi maldita vida, y mi maldita libertad. En este edificio nadie me conoce como la ex novia de alguien famoso en Corea, no, para ellos soy la chica que casi nunca está en su departamento, y de todos modos se las arregla para tener un gato gordito y feliz.
Kumi comienza a moverse en mis brazos, un claro indicio de que desea alejarse de mí, y se lo concedo. Estoy realmente cansada y sólo son las cuatro de la tarde. Me lanzo en el sofá de tres espacios y me acomodo, cerrando los ojos para poder calmar mis pensamientos.
La visita de Seokjin fue una gran sorpresa, nada alentadora, y trajo consigo un montón de dudas. ¿De veras está mal? ¿Qué tan jodido se encuentra como para no poder hacer las cosas que solía hacer antes? Seokjin no mencionó que estuviera solo, eso quiere decir que puede seguir con Suni. Joder, y yo que la había borrado de mis recuerdos.
Mi teléfono comienza a repicar dentro del bolsillo de mis jeans. Lo tomo y veo el nombre de la persona que llama.
— ¿Qué quieres?
— Yo también estoy feliz de escucharte. — es Minki. — En dos horas paso por ti.
— ¿Para qué?
— Hago todo lo posible por no sentirme ofendida, así que sólo escúchame y no repliques. ¿Está bien?
— Te tengo miedo. — confieso, haciéndola reír. Pero no es ninguna broma. De veras le tengo un pavor terrible a sus llamadas. ¿Por qué? Pues porque cada una de ellas siempre tienen un significado diferente y nunca es uno bueno.
— Mira, sé que anoche se presentaron aquí, ¿Sí? Namjoon me llamó. — suspira, cansada. — Me pidió que fuéramos al concierto, pero le dije que ni muerta me lo cruzaría otra vez.
Por si las cosas no quedaron claras. Namjoon cortó todo contacto con Minki. Las cosas fueron de difícil a imposible cuando ella llegó a New York dos meses después de mi llegada. No nos mudamos juntas, claro que no. Ella se quedó en el lujoso departamento de su hermana y me visitó al día siguiente. Lloró toda la noche al lado de una botella de tequila y se emborrachó hasta que vació su estómago por completo en el baño de mis padres.
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| Lies → Suga - Min Yoon Gi |
Fanfiction"Lamento que no puedas soportar una broma y también lamento que tu amigo sea tan feo. ...