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La televisión está encendida.

Mis mejillas están tan rojas como un tomate y creo que no seré capaz de calmarme hasta que el programa termine. Cubro mi rostro con ambas manos y espero que Yoongi diga algo, pero él sólo sigue allí, cruzado de piernas, mientras toma una soda, con los ojos pegados a la pantalla.

— Apaga eso. — pido, pero él continúa ignorándome. — Es suficiente.

— ¿De veras piensas que no soy detallista?

Me remuevo incómoda en mi lugar. ¿De verdad tengo que responder a eso?

— ¡No he dicho eso en ningún momento! — levanto uno de los cojines y lo golpeo con él.

El ahora rubio, me mira fijamente, con los ojos muy abiertos al igual que su boca, pero sé que está jugando. Deja a un lado la lata y se inclina hacia mí para tomar mi mano. Me muevo antes de que lo logre y me alejo de él algunos pasos, amenazándolo con otro cojín. 

— Ven aquí. — dice, moviendo su flequillo. — Alice Lee, ven aquí ahora mismo.

— ¡No quiero! — exclamo, poniéndome de pie. Una leve sonrisa juega en sus labios, de esas que son traviesas pero no lo son en realidad, ese atisbo de felicidad que baila en su semblante del que muy pocas veces soy partícipe.

— Entonces no iremos al restaurante de mi madre. — se cruza de brazos mientras Haneul explica cómo se conoció con Hoseok. Una gran mentira, de las peores, pero es lo que se necesita para que sigan creyendo en los chicos.

Mi ceño se frunce y una sonrisa gomosa de oreja a oreja sobresale en sus labios gruesos y rosados. Muerdo mi labio inferior y lo fulmino con la mirada.

— Yah, no metas a tu madre en esto. — le señalo, pero él se encoje de hombros, volviendo a su lugar, en el sofá.

— Está dicho, vienes o no vamos a Daegu. — vuelve a tomar el control y sube el volumen.

Heesook, aún tímida, comenta los defectos de Jungkook. Todos reímos cuando dice que es muy competitivo y que odia perder. 

Con pesar, vuelvo a su lado, y bufo alto para que me note. Sin mirarme, vuelve a sonreír y acomoda su espalda en el respaldar.

— Odio que juegues con los sentimientos de tu madre. — murmuro, quitándole la soda de las manos. Está fría y va bien con mi piel sonrojada.

— ¿Yo? — pregunta, sin quitar esa sonrisa traviesa. — No juego con ella. En realidad me divierte ver que a ti te molesta y que no puedes contigo misma, porque ya se lo prometiste.

— Eres un idiota, de los grandes. 

— Según la entrevista, dices que somos además de novios, muy buenos amigos, así que... — levanta un dedo y golpea la punta de mi nariz con él. — Soy tu idiota.

— Sí, claro. — ruedo los ojos y el deja el juego, para volver su atención a la pantalla.

— Me quieres, tú lo dijiste.

Golpe bajo. 

Es verdad, lo dije, pero en estos momentos no importa mucho si él intenta joderme la existencia. Frunzo el ceño y me concentro en la entrevista, que poco a poco va llegando a mí.

Eric Nam comienza un juego tonto, de esos en los que debes reconocer a tu novio entre tantas fotos, y Minki es la primera. A ella le resulta muy fácil distinguir la lengua de Namjoon porque, además de follar con él cada cinco minutos, su piel y mandíbula son totalmente distintas a los demás. Grita que su novio es el número cinco y todos la felicitamos, porque es lo que piden en el telepronter. Sucesivamente, las chicas van reconociendo a sus novios, hasta que quedamos Mari, Suni y yo.

| Lies → Suga - Min Yoon Gi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora