¡Abre la puerta!

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Tenía que ser Melissa la que entrara a mi casa y me arruinará el momento.
—¿Qué haces aquí?—le digo en cuanto entra.
—Hola a ti también—viene arrastrando una clase de maleta.—Wow, hola...extraño— le dice a Héctor, claramente sorprendida.
—Hola—responde el con educación.
—Arruine el momento, ¿No es así?— dice Melissa con cara de angustia.
—Si— contestamos Héctor y yo al unísono.
—Lo siento, de verdad.—se disculpa apenada— vuelvo más tarde—se despide.
—No, está bien ya estás aquí—le digo y escucho un leve gruñido que sale de los labios de Héctor.
—No, de verdad que regreso más tarde—añade Meli—Además, ¿no está Raúl?—dice con una sonrisa, la misma sonrisa que hace cuando piensa en alguien que le gusta.
—Que asco—digo con disgusto, aunque en realidad si los veo como una pareja linda.
—¿Te gusta Raúl?— dice Héctor claramente sorprendido. Digamos que mi hermano no tiene el perfil de un dios griego, pero tampoco es feo.
—No...— dice Melissa con sarcasmo.
—Ajá—decimos Héctor y yo y nos volteamos a ver y después nos reímos ligeramente.
—Muy bien, iré a tu cuarto —informa Meli y se dirige a mi habitación.—No hagan cosas malas— dice una vez dentro de mi habitación y cierra la puerta detrás de ella, dejándonos a Héctor y a mi solos otra vez.
—Vaya manera de arruinarnos el momento— dice Héctor y se acerca más a mi, no lo apartó.
—Si, lo sé— esbozo una sonrisa.
—Entonces, ¿En qué estábamos?— se acerca aún más a mi.
—No se tú— le digo y bajo la mirada a sus labios.
—¿Como quieres que te lo recuerde?—me incita—¿Con palabras?— se acerca aún más y nuestras bocas quedan a centímetros—¿o a besos?
—Me gustan más las palabras—lo provoco.
—Yo soy más de usar la boca— me dice y me besa, y no lo aparto la verdad es que me gusta Héctor, me vuelve loba desde el día en que lo volvimos a ver.
Siento sus labios sobre los míos, me besa con pasión y a la vez con dulzura.
—Me gustas— lo escucho decir entre besos, pero yo no digo nada.
Me toma de la cintura y el se recuesta en el sofá llevándome consigo.
Termino encima de él con mis manos al rededor de su cuello y las de el en mi cintura.
Empiezo a sentir como sus manos suben por mis muslos y permanecen ahí. Mientras mis manos bajan por su pecho.
—¿Te molesta que mis manos estén ahí?— me pregunta entre besos.
—No...—mi respuesta suena como un gemido y el me da un apretón en el trasero.
Me besa en el cuello mientras aún me sujeta los muslos y yo hago la cabeza hacia atrás. El sube una de sus manos a mi espalda y sube un poco mi blusa y me pasa la mano por mi espalda desnuda.
—¿Te gusta?— me pregunta y me vuelve a besar en los labios.
—Si...—digo con la respiración entrecortada.
Bajo una de mis manos a su abdomen y de ahí bajo a rozar su pierna. Lo escucho gruñir al instante en cuanto siente mi tacto.
—Me gusta— me dice con los ojos cerrados.
Héctor se sienta en el sofá conmigo encima, con una mano en mi pecho y la otra en mi muslo. Yo moví una de mis manos a su cuello y la otra la moví a su abdomen. Aprieta suavemente mis pechos y yo hago sonidos de placer...Dios, este tipo si que sabe de esto.
Sentada en sus piernas, empiezo a mover mis caderas contra el y el gruñe.
—Me encantas preciosa...—dice casi en un susurro y no me deja de besar.
Me sigo moviendo y ahora el sigue mi ritmo y se mueve de igual manera.
—¿Lo sientes?—me pregunta entre besos.
—¿Sentir que?
—Ahí abajo...—me dice, está demasiado excitado y no le quiero decir que no siento nada. Por lo tanto no conteste y lo seguí besando y moviendo mis caderas aún más contra el para "sentir" lo que sea que tengo que sentir.
Me sigue insistiendo en que le responda y decido no contestar, por lo tanto bajo mis labios hacia su cuello y gruñe.
—Deja de hablar—le digo y chupo si cuello.
En ese momento, se abre la puerta principal y los dos nos apartamos fingiendo que no hacíamos nada.
—¿Es en serio que estaban fajando en el sofá?—pregunta mi hermano desde la puerta.
—Cállate.
—Que asco—dice mi hermano y se acerca al sillón con nosotros.
—Cuando tengas novia, te lo recordaré—le dice Héctor con gracia.
—Si, claro—se ríe Raúl.
—Hablando de novias, Melissa está aquí—me digo a Raúl y este se pone pálido como si le hubiera contado un cuento de terror.
—¿Dónde?—pregunta y se levanta de golpe.
—Tranquilo Romeo—le digo y me río.—está en mi habitación.
—¿Sola?—pregunta.
—No, vino con Samuel y están solos en mi habitación y creo que cerraron con llave.—le digo a mi hermano.
—¡¿Como dejaste que eso pasara?!—me grita eufórico.
—¡Es broma!— suelto una carcajada.—No dejaría que nadie tocara a mi amiga.
—¿Ni yo?—pregunta Raúl.
—No, maldito depravado—le digo y me levanto.
—¿A dónde vas?—me pregunta Héctor.
—Tranquilo, voy a mi habitación.
—No, yo voy a tu habitación.— dice Raúl y corre para ganarme.
—¡No!—corro, pero el gana y entra en mi habitación cerrando de portazo y poniendo seguro a la puerta.
—¡Abre la puerta Raúl!—le grito.

E.M.A.H. Enamorada Del Mejor Amigo De Mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora