E.M.A.H. Enamorada Del Mejor Amigo De Mi Hermano

Hoy duermes conmigo nena.

¿Que día es hoy? ¿Que estoy haciendo? ¿Quién fue quien le hizo daño?
—Valeria, ven aquí—me llaman desde mi recámara; no quiero ir, se lo que me hará, no permitiré que me vuelva a pasar. No quiero verlos. Sueño con el desde ese día, ya no puedo más con esto.
—¡Valeria!—me gritan
Sigo escondida tras el sillón, no quiero ir pero mis piernas me traicionan.
—¿Que te pasa? ¿Por qué lo rompiste?—me grita mi padre.
—¡Déjala en paz!—responde mi madre.
Odio ver esto, está maldita situación. Ya sé que pasará después y no puedo evitarlo.
—¡Valeria eso cuesta mucho carajo! ¿Tú lo vas a pagar?
—¡Es una niña! ¡No le digas eso!—le responde mi madre.
—Eres una estupida Valeria—me dice mi padre y rompo en lágrimas.
Es un golpe muy fuerte para mí y necesito a Raúl, necesito su apoyo.
Salir corriendo por las calles, llorando en busca de Raúl no es una gran idea porque no veo nada. Cuando por fin lo encuentro...el está del otro lado de la calle.
—¡Vale! ¿Que pasa?—me grita mientras se dirige a mi.
—¡Raúl!—corro al cuerpo tirado de mi hermano...
—¡Raúl! ¡Alguien ayude a mi hermano por favor!—nadie me hace caso y el cuerpo de mi hermano está inconsciente.
—¡Valeria que hiciste!—escucho gritar a mis padres detrás de mi.
—¡yo no hice nada!—grito.

—¡Vale! ¡Vale, despierta!—me grita Raúl.
—¡Raúl—lloro sin parar.
—Vale cálmate, aquí estoy—Raúl me mira preocupado sin saber que hacer, le di un susto horrible—¿Que pasa?
—Otra vez ese maldito sueño...—susurro.
—Tranquila hermanita, tranquila todo está bien—mi hermano es el mejor del mundo, a pesar de que el accidente de ese día fue culpa mía el nunca me lo reclamó.
—Te amo—le digo y me tiro en sus brazos, no importa que fue lo que pasara pero gracias a Dios mi hermano sigue vivo.
—Y yo a ti hermanita, ya pasó...—me estrecha contra si y me besa la cabeza.
—Sabes que nunca me hubiera perdonado si algo te hubiera pasado ¿verdad?—no puedo evitar llorar al recordar ese día.
—Lo se, pero tranquilízate que nada malo me pasó...aquí sigo, entero y sin problemas—me estrecha.
Mi hermano ha pasado por mucho y a pesar de eso sigue aquí conmigo...y la verdad es que lo agradezco mucho, pues sin el no sabría que hacer.
—Ya no pienses en eso pequeña...ven, vamos a salir un rato ¿si?—se levanta de la cama y se dirige a mi puerta.—vístete, salimos en 10 minutos— me guiña un ojo y sale de mi habitación.

Es increíble cómo una pesadilla de un mal recuerdo puede destruirme el día en un segundo. Con mi hermano nunca se sabe, así que solo me pongo unos jeans y uña sudadera.

—¿Lista?—me pregunta una vez que estoy en el coche con el.
—Si— trató de sonreír.
—Bien, vámonos.
Sospechaba que vendríamos aquí en cuanto tomamos la ruta del parque, recuerdo que cuando era más pequeña Raúl me llevaba al parque y de ahí me llevaba por un helado.
—¿Chocolate?—me pregunta cuando entramos en la heladería.
—Si, por favor—le digo y se dirige a comprar los helados.
Estaba esperando a que mi hermano llegara a la mesa en canto recordé algo...¿Ayer deje a Hector dormido en el sillón? Melissa estaba en mi habitación...¿que pasó? ¿Dónde están ahora? Mientras estoy tratando de recordar, llega Raúl con los helados.
—¿Que tienes Vale?—me pregunta mientras se sienta y me da mi helado.
—¿A donde fueron Meli y Hector?
—Vale...son las 5 de la tarde, Hector tenía partido de basquetbol y se fue, Meli se fue porque su mamá le hablo que regresara a casa—me dice y come su helado.
—¿No me mientes?—lo cuestiono.
—Vale, ¿por qué te mentiría con algo así?
—No lo sé...no sé que estoy pensando—le digo y vuelvo a mi helado.
—Tranquila pequeña, sigues alterada por la pesadilla—me toma de la mano.
—Lo se...me siento mal por eso—agacho la cabeza.
—Calma Vale, no me pasó nada ese día...¿okay? Estoy bien, y lo estaré siempre; me quedaré aquí a cuidarte y regalarte si es necesario.—me guiña un ojo.—Ven, vamos a caminar—me dice y me invita a salir.
—¿A dónde quieres ir?—le preguntó mientras subimos al coche.
—Ya veras...
—Me das miedo Raúl...—le digo.
—Tranquila hermana—me guiña un ojo y arranca el auto.

Una hora más tarde nos encontramos en camino hacia un destino que desconozco, pero sin embargo, el camino si que me resulta familiar...el lago, los árboles, la carretera y las cabañas vecinas...
—Llegamos—me dice en cuanto nos estacionamos frente a una cabaña alejada a mínimo dos kilómetros de las demás.
—Raúl...¿Dónde estamos?—le preguntó mientras lo sigo de cerca hacia la cabaña.
—¿No recuerdas este lugar?—me pregunta—era tu lugar favorito cuando niña...—abre la puerta y me deja ver esa chimenea en duden pasaba el tiempo dibujando y jugando con Raul.
—Creí que la habían vendido.—Le digo a Raúl mientras me acerco a la alfombra donde tantas veces me quede dormida mientras veía el fuego.
—Mi papá la recupero hace 6 meses, la estaban re modelando y por eso aún no te traía—me dice.
—Por Dios Raúl...¡no puede ser!—gritó de felicidad, pase mucho tiempo en mi infancia aquí, pero nunca lo decía...salir y ver el lago, el viejo columpio del árbol, la casa de los perros, la chimenea..¡la maravillosa chimenea!
—Y hay una sorpresa más...—me dice Raúl mientras se dirige al patio de atrás donde da la vista al lago.
—¿Que estás tramando?—lo sigo.
—Te esperan...—me dice.
—¿Que? ¿Quién?
—Vale...—me dice esa voz que tanto me gusta oír.
—¿Hector?—está junto a dos casas de campaña y una fogata.—¿que está pasando aquí?—pregunto con una sonrisa confundida.
—¿no te gusta nuestro campamento?—Me dice Melissa mientras sale de una de las casas de acampar.
—¿Tú también? ¿Que hacen todos aquí?—pregunto divertida.
—Quisimos hacer estoy para salir de la rutina de siempre, además de que ya recuperamos la cabaña y tú lo necesitas—me dice Raúl y me toma por los hombros.
—Gracias chicos, pero no tengo mi ropa aquí...—les digo.
—Tranuila Vale, ya me encargué de eso—Me dice Melissa y saca mi mochila de campamento de una casa de acampar.
—Ya veo que lo tienen todo planeado—les digo.
—Claro tonta—me dice Raúl.
—¿Y como dormiremos?—pregunto.
—Pues yo duermo con Melissa...—dice Raúl y hace que mi mejor amiga se sonroje.
—Entonces eso significa que...
—Si, hoy duermes conmigo nena—me interrumpe Hector.
Este campamento será una gran aventura...