Ya llegué

611 28 1
                                    

¿Pero que chingados? No sé cómo diablos pasó, se supone que ayer en la noche yo lo deje en el sofá durmiendo y ahora está aquí...dormido junto a mi con su mano rodeándome la cintura.

—Hector, despierta— quito su mano de mi cintura y trato de salir debajo de él.

—No, duerme conmigo— gruñe entre sueños y me estrecha contra él.

—¿Qué hora es?—pregunto en un susurro.

—Son como las once del día—responde sin abrir los ojos y sin soltarme.

—¡¿Qué?! ¡Mis padres te pudieron haber visto!—le digo mientras me libero de él y me levanto de la cama como una loca. Si mi madre nos ve, estoy muerta.

—Tranquila, se fueron hace tres horas y Raúl se fue con ellos— dice y se quita la cobija de encima dejando su cuerpo marcado a mi vista y se sienta en la orilla de la cama.

—¿Qué?—digo y me quedo quieta al momento que escucho lo que acaba de decir.

—Se fueron hace tres horas y Raúl se fue con ellos. Hoy es sábado preciosa, Raúl y yo teníamos partido de futbol— me dice sentado desde la cama.

—¿Y por qué tú no fuiste?—le pregunto mientras busco ropa en mi closet para ir a darme un baño.

—Si tú tuvieras a la persona que te gusta a tu disposición, ¿No te quedarías con ella?— me dice como si fuera obvio y se levanta a buscar su playera.
La verdad es que no sé qué hizo estos últimos años, pero la verdad es que se ve muy bien. Trae puestos unos shorts deportivos de Raúl y está sin playera. Me quedo como boba mirando su abdomen bien marcado y veo cómo sus muslos se estremecen al sentir la corriente de aire que pasa por mi recámara.
Me sorprende viéndolo y me observa con una ceja levantada y una sonrisa coqueta.

—¿Te gusta?—me pregunta con voz sensual y se acerca a mi. Finjo que no lo estaba viendo y le doy la espalda para seguir buscando mi ropa.

—¿De qué hablas?— digo y trato con todas mis fuerzas no voltearme para ver su torso desnudo.

—¿Te enseño de qué es lo que hablo?— ya está detrás de mí, susurrándome al oído y acariciando mi hombro.

—No...—se me entrecorta la respiración y me hago hipersensible a su tacto.

—¿No...?— me provoca y me besa en el cuello.

—Ya...ya te he dicho que no.—consigo decir pero suena como un gemido.

—Está bien— se retira de detrás de mí. Gruño contra la falta de tacto de nuestros cuerpos, pero no quiero que piense que me dejo fácil.

Tomo mi ropa y me dirijo al baño para meterme a bañar. La verdad es que esperaba que fuera trás de mi al baño, pero creo qeu lo mejor es que no lo haya hecho. Me doy un baño de quince minutos y salgo. Me dirijo a mi habitación y me sorprendo al no ver a Héctor por ningún lado, creo que se ha ido ya o algo así.

— ¡Vale!— me grita desde algún lugar. Bueno, al menos sé que sigue aquí.

Lo busco por toda la casa y no lo encuentro hasta que voy al comedor y lo encuentro sirviendo dos vasos con jugo de naranja.

— ¿Qué es esto?— le pregunto al ver dos platos de waffles que están en la mesa mientras él los baña en miel.

— Te preparé el desayuno— hace una expresión teatral y se acerca a mi abriendo la silla para que yo pueda sentarme.

— Gracias, creo.— digo con cara extrañada mientras me siento en el comedor.

— No hay de qué, Y espero no te haya molestado que durmiera contigo— me dice y en ese momento escupo un poco de jugo al que apenas le estaba dando un trago.— Lo siento— se disculpa al ver mi reacción.

— Está bien, pero la próxima vez avísame para que podamos acomodarnos mejor— le guiño un ojo y terminamos nuestro desayuno en silencio.

Cuando terminamos de desayunar los deliciosos waffles que cocinó Héctor, pongo los platos en el fregadero y me ofrezco a lavarlos. Pero por supuesto que Héctor me detiene.

— No, déjame lavarlos a mí.— le digo mientras me acerco al fregadero.

— No, como buen chef debo limpiar mi zona de trabajo— me guiña un ojo y coloca los platos en el lava platos.

— Bueno, pero a la próxima me toca a mí— le doy un toque en el hombro y me dirijo a la sala.

— Osea que habrá próxima vez...— me sigue.

— Tal vez...— volteo a verlo desde el sofá.

— Te tomaré la palabra entonces. — me dice y se sienta a lado de mí en el sofá.

— ¿De qué?— le pregunto confundida.

— De acomodarnos mejor si volvemos a dormir juntos..— me dice y se acerca a mi boca.

Estoy apunto de besarlo cuando se escucha la puerta principal.

— Ya llegué — grita.

E.M.A.H. Enamorada Del Mejor Amigo De Mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora