E.M.A.H. Enamorada Del Mejor Amigo De Mi Hermano

Eres mia

—Vamos adentro, ya es tarde y nos va a dar un resfriado si seguimos aquí- me dice Héctor mientras se levanta del césped.
—No quiero— respondo casi dormida.
—Anda Vale, ya no hagas pucheros.—me levanta.
—¡No!— me rehúso.
—¿Cómo de que no?— me carga en sus brazos y me lleva hasta el cuarto.

  Dormiré con el esta noche, él y yo completamente solos sin ninguna clase de interrupciones. No sé qué es lo que pasará en esa habitación, estoy segura de que no quiero perder mi virginidad aún, pero el en serio me gusta y lo quiero demasiado y él a mí.

— ¿Sabes lo mucho que me gustas preciosa?— me dice Héctor entre besos mientras entramos en la habitación.
—No...—gimo.
—¿ah no?—me besa en el cuello.—¿te lo demuestro?
— No...— gimo por la intensidad de los besos.
— Pues me fascinas— me toma de la cintura y me carga.—quiero dormir contigo esta noche...—me dice mientras me besa el cuello.
–Espera...— le digo y me bajo de sus brazos.
–¿Que pasa?— pregunta.
–¿solo dormiremos?–insinúo.
–Haremos lo que tú quieras, ¿solo quieres dormir?–me besa en la mejilla.
–Quiero estar contigo, sentirte contra mi.–le digo.
–Me encantas.–me mira a los ojos y me da un tierno beso.
–¿Por que?–me mira y se sienta en la cama.
–Porque no sabes lo que quieres–me mira con una sonrisa.
–¿y por eso te encanto?–le digo.
–Porque me deseas, porque quieres acostarte conmigo, pero sabes que está mal y por eso no lo quieres hacer.–me dice.
–¿Y quien dijo que me importa si está bien o mal?–lo reto—¿tú crees que dormir contigo esta bien?–le digo.
–Si–me dice riendo.
–Pues te equivocas, está mal–me acerco a la cama–sin embargo, lo haré. Me da igual si está mal o no, así como puedo dormir contigo, puedo dejar que me hagas el amor hoy mismo, en esta misma cama.–me siento en sus piernas.
–¿Eso es un si?–me mira a los ojos.
–No, pero si dormiré contigo esta noche–le doy un beso y me acuesto en la cama.
–¿por qué no admites que quieres meterte conmigo?–se acuesta a mi lado.
–Porque lo hace falta, si quiero hacerlo pero no aún–le guiño un ojo y lo abrazo.
–¿Sabes lo mucho que me está matando tenerte aquí, totalmente para mí, y no poder hacerte nada?–me abraza.
–Si, lo sé y la verdad me encanta hacerte así.–le digo y le doy un beso en el cuello.
–Bueno, al menos podremos hacer algo más eta noche...–me dice.
–¿De que hablas?–le preguntó y lo miro a los ojos.
–Me dijiste que no quieres que nadie esté entre tus piernas aún, ¿no?–me mira.
–Ajá...–le digo.
–¿y qué hay de la lengua?–me dice.
–Es lo más repugnante que he escuchado en mi vida–le digo con una sonrisa divertida.
–Anda, déjame sentirte así por lo menos.–me dice con un puchero.
–Estás loco–me río.
–Anda–insiste.
–Que no.
–Bueno, ¿besarte?–me dice.
–Lo pensaré–lo provoco.
–No, de eso nada–me toma por la cintura y me sube a su regazo.
–Sabía que harías eso–le digo divertida.
–Eres mía–me dice y me besa.

Soy suya...me encanta escuchar eso, me excita pensar que soy de el, que soy solo suya y de nadie más, que solo el sabe encontrar mi punto exacto para volverme loca.

Los besos de Héctor me ponen la piel sensible, cuando me besa me transporta a otro mundo.
–Me encantas– dice contra mi cuello.
–Me excitas–sonrío mientras se lo digo.
–Me encanta como eres La Niña más dulce del mundo, pero cuando te excitas...–Se sube en mi.–Me vuelves loco.

Siento como su mano me recorre la espalda por debajo de mi ropa y baja hasta topar con el borde de mi pijama.

–¿Puedo?– me pregunta casi en un susurro.

–Averigualo...– lo beso.

–Me gusta que te dejes llevar así...– me aprieta.

Sentirlo conmigo en este momento, es probablemente lo mejor que me ha pasado últimamente, sentir sus labios contra los míos es increíble, me encanta.