Creo que ya me enamoré

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—¿Me pasas las salchichas?—me dice Raúl desde el otro extremo de la fogata.
Este campamento fue una gran idea, me ayudó a distraerme de todo lo que me estaba pasando hoy. Y sobre todo me encanta la idea de que dormiré con Hector...
—Ya me aburrí, hagamos algo divertido—dice Melissa.
—¿Y si mejor nos vamos a dormir?—dicen Raúl y Hector.
—No me jodan, apenas son las nueve de la noche.—les digo.
—Vale...no entendiste la indirecta, quiero irme a acostar ya con Melissa—me dice Raúl en un susurro para que mi mejor amiga no escuche.
—¿Y crees que te dejaré?—lo reto.
—Jódete—me dice.
—Con mucho gusto hermanito— le guiño un ojo y me voy detrás de mi mejor amiga que va de camino al lago.
—¡Vamos a nadar abuelos!—les gritó desde la orilla del lago a los chicos que aún están sentados en la fogata.
—Son unos completos aburridos—me dice Melissa.
—Lo se, si iban a estar de aguafiestas se hubieran quedado en casa.—le digo a Melissa mientras me quito la ropa y me dejo en traje de baño.
—¿Quién es aguafiestas?—gritan detrás de mi.
—¡Bájame!—le grito mientras lo golpeo en la espalda.
—Creí que éramos aguafiestas—me dice Hector mientras corre hacia el lago—¿Quién es la aburrida ahora?
—¡No!—grito antes de ser sumergida al agua por mi chico de buen cuerpo.
—Vamos Vale, diviértete—me guiña un ojo.
—Tarado—le digo y le aviento algo de agua con la mano.
—¿dormirás conmigo hoy?—me pregunta mientras se coloca detrás de mi.
—No—le contesto.
—¿Segura?—me toma por la cintura y me besa el hombro.
—Si...—gimo.
—Yo no estaría tan seguro nena.—me dice.
Estoy tan enamorada de su cuerpo perfecto. Me encantan sus brazos y lo fuertes que son, amo que su espalda se este formando y tenga esa estructura tan perfecta, su abdomen marcado que quiero besar por completo. Al verlo, no me doy cuenta de que casi estoy babeando.
—¿Que tanto me miras nena?—me da una mirada de picardía.
—Nada—respondo algo nerviosa.
—Tú tampoco estás nada mal preciosa...—sabe que hablarme al oído y besarme el cuello me vuelve loca y por eso es porque lo hace.—Me gustas toda, de cabeza hasta los pies. Me encanta como ese bikini me deja verte la piel, la misma que quisiera recorrer a besos...—Me provoca.
Quiero besarlo e irme encima de él, quiero estar a solas con el y hacer lo que nos plazca.
—Te gusta que te diga esas cosas, ¿cierto?—me pregunta.
—si...—vuelvo a gemir.
—Me gusta escuchar tu respiración así...—me besa en la mejilla para subir inmediatamente a mis labios.—Cortada—me dice entre besos.
Su beso tan lento, tan sensual y a la vez tan cariñoso; me estoy enamorando de este tipo y no sé si eso es bueno o malo.

Raúl y Melissa desaparecieron, Hector y yo estuvimos besándonos en el lago y cuando menos lo esperamos, Raúl y Melissa ya se habían ido.
—Tal vez ya se nos adelantaron—me dice Hector mientras se seca su cabello con una toalla.
—Solo espero que no pase nada malo.—le digo.
—Tranquila nena, ya están grandes y saben lo que es bueno y malo.
—Espero que si, no quiero que Melissa cometa un error del que se pueda arrepentir.—le digo.

Estar así con Hector me encanta, estamos el y yo solos, sin nadie más que nos interrumpa.
—Vale...—me dice Hector.
—Dime
—No estoy cómodo
—¿Que necesitas?—le pregunto.
—Que vengas y me abraces.
Está a menos de un metro de distancia de mi y estamos en una casa de acampar completamente solos, ¿por qué el no me abrazo primero?
—¿y si mejor entramos y nos quedamos en la cabaña?—me pregunta.
—Aquí está lindo...—le digo mientras me acomodo en su regazo.
—Por favor, te lo pido. No quiero amanecer con un dolor de espalda terrible.
—Está bien, vámonos a mi habitación le digo.

Mi vieja habitación ha cambiado un poco...aun es de color blanco, pero los muebles han cambiado y mi cama es más grande, Hector y yo no tendremos problemas por el espacio.
Busco en mi maleta algo más cómodo para dormir, ya que traigo puesto solo un short algo mojado por el traje de baño y una camiseta.
—¿Te vas a cambiar?—me pregunta Hector.
—¿Tú te vas a dormir con la ropa mojada?—respondo.
—Tienes razón.
Tomo el short azul de pijama que me trajo Melissa y una camiseta de tirantes blanca.
—¿Te dormirás con eso?—dice Hector a mis espaldas.
—Si, ¿algún problema?—bromeo.
—Si, no quiero que te pongas nada.—no puedo evitar sonrojarme ante el comentario tan atrevido de Hector.
—Moriré de frío si no traigo nada puesto—le digo.
—Yo te caliento...—me provoca.
—Tengo una pregunta para ti...—me doy la vuelta con mi ropa en la mano para irme a cambiar al baño.
—Lo que quieras nena—me dice.
—¿Quieres acostarte conmigo?—le pregunto y me acerco a él.
—Yo quiero lo que tú quieras, no te haré nada que tú no me permitas.—me dice.
Al escuchar eso, salgo de la habitación hacia al baño para ponerme la pijama. Hector me vuelve loca, por completo, pero aún no quiero perder mi virginidad...apenas tengo quince años y no quiero cometer un error que pueda arruinarme la vida.
Estoy aquí metida en el baño desde hace media hora pensando en que es lo que voy a hacer regresando a ese cuarto en donde está mi oportunidad de hacer el amor con el chico del que estoy enamorada.
—Vale...—tocan a la puerta.
—Ya voy—digo y salgo.
—Lo siento si te incomode...yo solo quiero que tú estés de acuerdo con esto y si tú no quieres hacerlo lo entiendo, de verdad.—me dice Hector mientras me toma el rostro.
—No es eso...—le digo en un susurro—Es solo que no quiero hacerlo aún, apenas tengo 15 años y no quiero cometer un error del que me pueda arrepentir, ¿me entiendes?—lo miró a los ojos.—Además, ni siquiera somos novios...—le digo.
—Eso estaba planeado para más tarde...—me sonríe.
—¿De que hablas?—lo miro confundida.
—Como siempre te me adelantas Vale—Me toma de la mano y me conduce escaleras abajo.
Cuando llegamos abajo, no puedo evitar sorprenderme por lo que ven mis ojos.
—Hector...no puede ser...—me quede sin palabras al ver el lago a través del ventanal de la sala con letras reflejadas en el agua.
—Estaba preparado para que lo vieras mañana por la mañana, pero te me adelantaste.—me dice y nos dirigimos afuera.
El lago está completamente iluminado con la frase "Vale , ¿Quieres ser mi novia?"
—¿Entonces?—me mira a los ojos—Valeria...¿Quieres ser mi novia?—se arrodilla ante mi.
—¡Si!—me lanzó sobre el y caemos en el pasto del jardín.
No puedo creer que Hector hiciera algo así, nunca creí que el sería capaz de hacer algo tan lindo como esto.
Definitivamente, creo que ya me enamore de este tipo tan perfecto.

E.M.A.H. Enamorada Del Mejor Amigo De Mi HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora