Capítulo 6 parte 2. Espacio

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Capítulo 6 parte dos 

Anna 

Salgo del lugar sonriendo por dentro, ni siquiera noto el viento frio de la noche en mi rostro. Siento mi pulso acelerado y una ligera sensación de calor en las mejillas. Realmente lo había hecho, no pensé jamás que sería capaz. Pensándolo dos veces, no es algo propio de una dama ni propio de mi personalidad andar tirando bebidas en la cara de la gente. Pero Lucas se lo había ganado con creces, y además es cierto lo que le dije. Lo había perdonado, sin embargo, eso no significa que podíamos ser amigos ahora. A mi entender, esto establece que no habrá rencores entre nosotros de ahora en adelante. Yo no le debo nada ni el a mí, y mejor dejarlo así de todos modos. Sus idas y vueltas me marean, verlo hoy, sentado en el café me había terminado de convencer. No entiendo nada en lo que se refiere a éste chico. Me sigue intrigando de todas formas, pero es peligroso estar cerca de alguien así. Nunca sabés con qué te va a salir. 

Camino las cortas cuadras a casa tan enfrascada en mi propio acto de mujer rebelde que no escucho los pasos que vienen detrás de mi. De un momento a otro, y sin darme cuenta, tengo a Lucas en frente mío. El grito que sale de mi boca se escucha en toda la cuadra despoblada de gente, él se acerca a mi rostro para que logre verlo bien. 

-¿Me querés matar del susto?-digo recuperando el aliento. 

-Vivimos a metros uno del otro, sabes que vamos para el mismo lado- me recuerda como si fuera una obviedad. 

-Bueno, no te escuché salir- respondo-. Sigo caminando, ya que cada vez que lo veo resurge en mi las ganas de pelear. Había dicho que lo perdonaba, pero no puedo evitar seguir reprochándole como haría cualquier otra mujer histérica. El corre para alcanzarme. 

-Supongo que no puedo reclamarte nada por el hecho de que me hayas tirado agua helada en la cara, por cierto, fué un lindo gesto de tu parte. No sabía que te ponías tan…¿Cómo decirlo?, física, cuando alguien te hace enojar-dice con una sonrisa en el rostro, supuse que a él le pareció divertido mi pequeño descargo. 

-Bueno- digo, y me paro en seco para voltear a mirarlo en la oscuridad. -No podés decir que no te lo merecías-. Y digo ésta última palabra con una seriedad absoluta, no tengo idea de donde sale ni porque me importa tanto de repente lo que el puede pensar o no. 

-No, no puedo- responde, y al decirlo se le va la sonrisa del rostro. 

-Bien, ya es pasado de todas formas-digo para cambiar el ambiente de la conversación y continuó caminando. 

-¿Eso significa que estamos a mano?-pregunta. 

- Claro, ya fué. Seguí con tu vida Lucas, además convengamos que no es nada del otro mundo. Ustedes los chicos son raros por naturaleza, nunca saben lo que quieren-. Él levanta una ceja incrédulo de mis palabras, y hasta algo divertido por el tema. 

-¿Me estás diciendo que somos todos unos histéricos?, porque en realidad yo podría decir lo mismo de las mujeres-dice ahora riendo. 

-Supongo que yo hablo de un caso particular y no de todos los hombres. Da igual, no es asunto mío. Hace lo que quieras-. El se para de nuevo pero está vez adelante de mí para evitar que siga avanzando, no dice nada al principio así que sólo me detengo a mirarlo. 

-¿Me estás mandando a volar?, lo que dije en la cafetería  fue en serio. Quiero que seamos amigos- enfatiza la última palabra. El viento hace que mi pelo vuele en todas direcciones y me impide mirar a sus ojos,  un alivio para mi. 

-Pero yo no-logro decir y corro la mitad de la cuadra que me queda para llegar a casa. Una vez en ella, cierro la puerta para no mirar atrás.

Una y otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora