Capítulo 28. Resignar, Aceptar, decir adiós.

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Capítulo 28. Resignar, Aceptar, decir adiós. 

Anna 

-Layla no te olvides de tu saco azul, esta colgado afuera -grito desde mi cuarto. Estoy juntando el vestuario de mi hermana desde ayer, al parecer esta esparcido por toda la casa por su incapacidad de poner su ropa en los cajones del armario. Yo, en cambio, no tengo mucho que llevarme. No poseo muchos objetos ni ropa. Estoy tratando de dejar lo mas que puedo. No quiero arrastrar esta parte de mi vida adonde voy. Un comienzo nuevo. Es lo que quiero. Creo. 

Debe ser por eso que estoy renuente a llevar cualquier cosa que tenga que ver con mi pasado. Cuanto menos cosas tenga que me recuerden a esta vida mejor. No se por cuanto tiempo nos vamos exactamente ni que tan lejos es. Se que son un par de kilómetros y sinceramente eso me alcanza. Se que es permanente y eso me calma. 

Decidí esto- me recuerdo a mi misma - es lo mejor para Layla, es lo mejor para mi. 

¿Por qué le sigo encontrando peros? 

Lucas. 

El es todos mis peros juntos. 

Las últimas palabras que obtuve de el fueron en un mensaje de texto que mandó el día que salí del hospital. 

[i]*Sabía que ibas a hacer algo como esto. Me cansé de pelear. 

Ahí supe que me va a odiar para siempre. 

No apareció ese día ni el siguiente. No lo vi hoy y probablemente ya no lo vea. En un rato mi tía va a cargar las cosas al auto y nos vamos. ¿Qué va a ser de nosotros cuando eso pase? 

Creo que hubiera preferido que me diga que me odia y que no quiere volver a verme jamás. Pensándolo bien, lo mas probable es que no quiera verme mas aunque no lo [/i]haya dicho. 

Me frustra, me abre un hueco enorme en el pecho. Es hielo eterno. 

Me conoce y lo odio casi tanto como lo amo por eso. Esto no es un boicot en su contra. 

No es contra vos Lucas, ¿Cómo empezar siquiera a explicarte? 

¿Cómo hacerte entender que si no cambio algo me muero? 

No soy nada si no esta cerca mío. Y detesto que sea así. Ya no queda nada de mi, no tengo nada para darle. Estoy tan cansada y vacía que a este punto solo me limito a existir, a cumplir con mis responsabilidades, a hacer lo que otros esperan que haga. Pero me estoy rompiendo en pedazos, y no tiene nada que ver con las costillas rotas que obtuve por las patadas de esa persona horrible. Todo venia de antes, solo que no quería verlo. Si no me caí hasta ahora fue porque vos estuviste ahí para mantenerme de pie. ¿Pero como aceptar todo lo que queres darme cuando yo no puedo darte nada a cambio? 

Traté y moriría intentando por el, pero nada es suficiente. No soy la persona que cree que soy, no puedo ser lo que quiere que sea. Perdon porque te arrastre a esto, y como todas las personas en mi vida, vas a sufrir por algo que hice. 

Quiero tantas cosas para vos, sos tan especial. 

Mi protector. Mi amigo. Mi novio. 

Mi hermano. 

Con la sangre que compartimos te protegería para siempre, pero ni eso nos queda. Tenés tanto para dar, para ser, para compartir. Te volviste tan perfectamente decidido y tenaz. Pero yo no pude seguirte el ritmo. Estoy estancada, dolida y desgraciada. Y me llevo todo este tiempo darme cuenta que no es solo lo que me rodea. Soy yo. 

Lleno la última caja con mis libros de colegio y recorro la habitación que queda prácticamente vacía. No había mucho antes tampoco. Solo tengo una valija y dos cajas con mis cosas. Mi vida entera empaquetada. Trato de no mirar el lado triste de eso también. Sólo queda una foto pegada en el espejo de mi habitación, estamos Layla y yo saludando. La arranco y la guardo en mi bolsillo. El resto puede quedarse. 

Una y otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora