Capítulo 15 parte 1. Siempre es de Noche

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Capítulo 15 parte 1. Siempre es de Noche

Anna

El reloj marca la una y diez de la mañana, estoy en la cocina leyendo el libro de historia. Leyendo es decir mucho, hace quince minutos que estoy repasando la misma línea sin poder avanzar. Pienso en Lucas, en mamá, en el examen y en Lucas de nuevo. El examen parece, a estas alturas, un caso perdido. No logro recordar absolutamente nada de los sucesos que llevaron a la segunda guerra mundial. Lo de Lucas es un tema más complejo, lo de complejo se debe a que no está cerca en este momento. Haberme separado de él, por más que sé que voy a verlo en la mañana, significó un muy alto esfuerzo de mi parte. Admitir eso duele también, especialmente a mi ego de chica superada que no necesita hombres. Lo único que quiero es tenerlo cerca, me importa nada mi orgullo en estos momentos. ¿Cómo hacen las chicas con novio en la escuela para concentrarse en sus tareas? No es que Lucas sea el mío. Digo, algo somos. No estoy muy segura de que realmente. Se está definiendo conforme cada paso que damos.

Mientras trato de disipar todas estas inquietudes de mi cabeza, me dispongo a leer la próxima línea esperando poder avanzar de una vez por todas. Levanto la cabeza del libro cuando escucho el sonido de una llave en la cerradura. Me asusto en un principio pero al ver que la puerta no se abre, pienso en una sola persona. Camino descalza hacia el living y me asomo por la ventana. Por supuesto que es ella, está metiendo la llave equivocada como de costumbre. Abro de golpe y casi se cae arriba mío por la sorpresa. El olor a alcohol me inunda y asquea por completo. Trato de enderezar su postura y la miro de arriba abajo para ver si está completa. Su ropa no es la misma que estaba usando cuando se fue, quiero creer que es porque su amiga le presto la ducha para darse un baño en algún momento. Su pelo castaño luce hermoso aun estando sin peinar y su rostro sin ese maquillaje horrible la hace ver más joven aún. Ella me mira dedicándome una sonrisa como si esta situación no tuviese nada de peculiar. Me da una palmada en el hombro y se dirige a su habitación caminando irregularmente. Al menos se acuerda dónde está, pienso al verla entrar al cuarto correcto.

Me asomo por la puerta sólo para ver si necesita ayuda. Veo que se acuesta vestida y se tapa con una delgada manta azul que no lavo hace muchísimo tiempo, ni me acordaba que existía. Se duerme al instante. Al menos una de las dos puede hacerlo. Me quedo en la puerta de la habitación mirándola dormir, me hago una bola contra la pared y me siento por un rato cerca de ella. No quiero que empiece a vomitar sobre su cama, ni sobre ella, no de nuevo. 

No sé cuánto tiempo estuve ahí, sólo que ya es de día y tengo que empezar a correr para ir al colegio. Mamá no se movió un centímetro en toda la noche, su sueño parece placido y tranquilo. No puedo decir lo mismo del mío. Sé que cerré los ojos un par de veces, pero dormir sentada contra la pared no es dormir para nada. Me duele todo.

Busco el libro de historia y lo meto en la mochila, lo mismo hago con mis apuntes y lápices. Tendría que haber ordenado todo antes. Voy a mi cuarto, me calzo unos jeans limpios y una camiseta azul. No encuentro mi campera por ningún lado, así que abandono esa búsqueda. Tal vez ni frio haga afuera de todas formas. Me peino un poco con los dedos, sólo porque sé que voy a ver a Lucas, sino ni me molestaría. Agarro mis llaves y salgo de la casa, un poco más tranquila al saber que hoy dejo a mamá segura en ella. Un poco más triste, por saber en las condiciones en que había llegado.

No tengo ni un segundo para pensar en Lucas, porque ni bien pongo un pie afuera lo veo salir de su casa. Cruza la calle para saludarme. Tiene unos jeans que le calzan perfecto igual que siempre y una camisa escocesa desabrochada que deja ver una camiseta blanca debajo. Su pelo está despeinado, casi como estaba el mío hace unos minutos. Tendríamos que empezar a llegar a tiempo a todos lados, la impuntualidad es una característica que al parecer compartimos. Cuando se para frente a mí para saludarme no puedo dejar de notar el golpe que tiene en el rostro. Parte de su nariz y su pómulo están hinchados y tienen una coloración tirando al verde y al azul.

Una y otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora