Capítulo 20. Tan rápido, tan lejos. PARTE 2

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Capítulo 20. Tan rápido, tan lejos. PARTE 2 

Lucas 

Me cambio con rapidez y salgo del vestuario. No importa lo que haga, es muy notorio de que llego tarde. Otra vez. Sé que voy a tener que escuchar al coach de nuevo. Lo peor es que no tengo ni una excusa respetable para darle. Este mes ya había llegado tarde tres veces y faltado dos. No está muy feliz conmigo que digamos. Como capitán del equipo es mi obligación llegar antes que los demás.  

Nadar siempre había sido mi hobby preferido, mi distracción, mi libertad y la oportunidad de escapar por un momento de la rutina diaria. La mejor parte de mi día. Y si bien eso no había cambiado de alguna forma, se me ocurrían diez cosas mejores que podría hacer con este tiempo. Todas las incluyen a Anna.  

Miro el tablero, ufffff hoy nos toca velocidad. No estoy en uno de los mejores días para eso, mi concentración esta fallando y mi estado físico apesta. Estuve despierto toda la noche y la falta de descanso empieza a pasarme factura. Espero que Anna se haya podido acostar un rato, al parecer, somos dos los que no dormimos bien de noche. Inmediatamente llegan a mi mente imágenes de ella durmiendo en mis brazos. ¿Estoy sonriendo como bobo sin darme cuenta?. Probablemente, ella saca esas reacciones en mi. Podría mirarla dormir para siempre, cada noche de mi vida. Es un ángel. Lo único que me preocupa es que no consiga la tranquilidad que necesita ni en sueños. No soporto verla tan abrumada y confundida, para eso estoy yo. Dos adolescentes torturados y traumados sería demasiado. Todo es demasiado, pienso. Se que hay mas que no está diciendo pero ¿Quién soy yo para obligarla a contar aquello que no quiere?. No tengo ningún derecho. Ya habíamos estado ahí, ya me había vuelto paranoico y desesperado por explicaciones. Casi termino destruyendo lo que tenemos, no hay forma que vuelva a hacer eso de nuevo. Me prometí ser mas paciente y confiar en lo que sea que ella siente por mi. Si lo que necesita es que me quede despierto y  la abrace hasta que consiga dormirse, eso es exactamente lo que voy a hacer. Además, yo no la paso tan mal ante esa perspectiva tampoco.  

Me duele la cabeza y no se si es por la falta de sueño o por la ida y vuelta de problemas que no puedo resolver. Saludo a un par de amigos que esperan su turno para entrar al agua igual que yo. Los que están en la pileta ya van por su segunda vuelta.  

Aliento a aquellos que lo necesitan y felicito a los que logran superar sus marcas. Es lo que se supone que hace un capitán, un líder. Es raro, siempre lo sentí así. No soy ejemplo de nada, me asombra y a la vez confunde que los demás vean en mi esta figura que lo puede todo. Si ellos supieran...  

Me preparo para entrar mientras algunos terminan de salir del agua. Miro a los costados y veo mi competencia, me alinearon con algunos de los mejores. No estoy para desafios hoy pero no pienso mucho en eso. Sigo siendo el más rápido del equipo. Sé que no voy a mejorar mi marca tampoco, no hoy al menos. Pero puedo perdonármelo, tengo el mejor tiempo de todo el colegio. Podría pensar en superarlo mañana o pasado. Siento la bocina y me tiro al agua. La adrenalina empieza a correr por mis venas, a veces olvido lo que se siente estar en el agua. Por un momento, logro olvidarme del sueño y lo cansado que estoy. Es tan fácil perderme en mi mismo mientras nado, es libertad absoluta. Solo cuando lo hago como ahora me doy cuenta de porque me gusta tanto. Sinceramente no entiendo porque a Anna le da tanto miedo. Tal vez debería enseñarle a nadar o podría llevarla al mar de nuevo como aquella vez. Si no la mato caminar por la orilla, tampoco lo va a hacer si la llevo un poco mas lejos. Sonrió ante la idea. Por ahí podríamos ir a hacer otro picnic, esta semana o la que viene. Después de los exámenes, no porque yo vaya a estudiar mucho pero se que es importante para ella.  

Una punzada en el pecho viene a mi de la nada. No es dolor sino una ligera molestia. Es la realidad que me asalta sin previo aviso. ¿Qué se supone que estoy haciendo?. Estoy planeando a futuro cuando en realidad se que ella no va a personarme por esto. ¿Qué es lo que va a decir cuando le cuente la verdad?, no puedo esperar que tome mi mano y lo acepte. Increíblemente estúpido de mi parte. Sé que le tengo que contar todo desde el principio porque seguir mintiendo ya no es una opción. Lo había decidido. Pero nunca pensé el después. Ella se va a enojar o alejar. O peor aún. Ella me va a odiar. Simplemente lo sé. Había seducido y casi llevado a la cama a mi propia hermana, ¿Cómo se puede esperar que reaccione?. El puñetazo de Esteban no parece tan grave ahora. La punzada en mi pecho se intensifica, es el miedo, estoy seguro. Miedo porque no puedo aceptar que ella vaya a odiarme. No estoy seguro si sigo nadando o no, ni siquiera se donde estoy.   

Una y otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora