Capítulo 14. Parte 2. Caer.
Lucas
El frio hielo me quema la cara, mientras miro al techo tratando de encontrar una forma de salir de éste embrollo. No sé cual es la peor parte. Que Esteban me odie, que nos hayamos peleado a los golpes, que sepa lo repugnante que soy o que fuera papá el que me haya encontrado tirado en el piso de la cocina. Una sola lección aprendí de todo esto. Nunca te des vuelta después de pegar a alguien que está borracho y enojado.
Mi hermano se había ido con el poco orgullo que me quedaba. Sólo puedo esperar que esté bien. Y aunque quiero creer que su reacción fue amplificada por el alcohol y vaya a saber yo que cosa más, su frustración y su enojo fueron reales. Eso lo sé, porque yo me siento igual.
No tuve oportunidad de explicar nada y siento que , aún de haber tenido la chance, tampoco habría podido. Estoy casi seguro que el piensa que lo hago para molestar a papá. Para vengarme de alguna forma por lo que hizo. Me duele pensar que me vea de esa forma. Es cierto que guardo rencor hacia papá, pero eso no me hace odiarlo ni querer despreciarlo. Sólo nos hace tener una relación difícil. Después de todo, jamás me había fallado como padre. Los problemas entre mamá y él, pertenecían a ellos. Y si bien, por lo general, se deberían haber quedado ahí, nadie hizo nada para mantenerme fuera de eso. Yo no había pedido enterarme, nunca quise saber porque peleaban ni porque mamá siempre lo echaba de casa, porque jamás se miraban a los ojos o compartían un momento verdadero de felicidad juntos.
Nunca quise que mamá muriera y nos confesara ese pequeño secreto. Nunca quise nada. Supongo que es esto lo que pasa cuando uno se casa con alguien que no te ama. Al menos, eso fué lo que ella dijo. La culpa había pertenecido a los dos. Esa es la parte donde yo no estoy de acuerdo, ¿Para qué comprometerse para siempre con alguien que estuvo toda su vida enamorado de otra persona?. Es como comprarse un boleto directo a la infelicidad. ¿Quién puede querer eso?. No entiendo la vida de los adultos y mucho menos las de mis papás. Lo único que sé que en este ovillo de lana que habían tejido, nos metieron a todos adentro sin posibilidad dejarnos tejer el propio. Ahora estamos pagando las consecuencias. Ellos fueron desdichados su matrimonio entero, y ahora yo lo soy. Ni hablar de Anna, ella lo único que hizo fue nacer. No eligió venir al mundo sola. Y es así como pasa sus días, lidiando con personas ausentes que deberían ampararla y con una madre muy presente que lo único que le trae son problemas.
-Saca el hielo para que vea como tenés el golpe- papá me saca de mi pequeña burbuja.
-Te dije que no es nada- digo casi gruñendo. Seguía un poco acelerado por la pelea. Me había dejado un sabor agrío en la boca. Esteban es la única persona, además de Anna, en quien confio. Haberlo visto mirándome de esa forma, con ese desprecio, me tortura.
-Me importa poco lo que digas -replica sacándome la bolsa de hielo para poder ver mi ojo, y parte del pómulo lastimado. Estoy seguro que se debe de ver bastante mal a esta altura, siento el dolor con toda su intensidad. Esteban no estaba enojado conmigo, estaba furioso.
-Tendríamos que ir al hospital a que te saquen una placa, y de paso te revisen.
¿Cuánto tiempo te desmayaste?.
-Te dije mil veces que no me desmayé, el golpe me tomo por sorpresa. Eso es todo, ¿Podemos dejarlo ir de una buena vez? -pregunto indignado. Sé que me estoy comportando como un maleducado pero no me importa, él es tan responsable de esto como yo.
Me siento un poco culpable cuando deja de insistir y se sienta al lado mío sin decir una palabra. Sé que no va regañarme ni a gritarme ni a maldecirme, sólo está esperando que empiece a hablar. Me hace sentir peor aún, su comprensión es lo último que quiero. Sólo deseo poder odiarlo en paz, ni siquiera ese consuelo tengo. Mirando sus ojos verdes oscuros iguales a los míos siento miedo, miedo de ser como el algún día. Cometer una mala decisión y tener que pagar por eso para siempre, convertirme en un pobre cobarde que hace lo que puede. Un hombre que lo tiene todo pero aún así no es feliz. Yo amo a mi papá pero nunca voy a permitirme ser como él.
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Una y otra vez
Teen FictionEstoy marcando el camino para que las bestias nos despedacen, y aún asi no me importa. Correría a ella de nuevo una y otra vez. Al parecer, se está volviendo un imán del cual yo no puedo escapar y sé, sin ninguna duda, que ambos vamos a pagar por é...