Capítulo 16 : "El chico del bar"

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Mamá y papá ya volvieron.
Hace unas dos semanas que no sé nada de Germán, y tampoco de Luz.
No responden ni mis llamadas, ni mis mensajes. La cagué de nuevo, como siempre.

Decidí ir a buscarlos, si no puedo comunicarme por teléfono, voy a ir a buscarlos en persona.

Me puse mi chaqueta favorita, mis zapatos negros con plataforma y mi camisa preferida con cuadros. Rocié un poco del perfume que me había regalado Ger hacía un par de meses, tomé mis llaves, mi teléfono con los auriculares,y salí de casa. Mis padres dormían, así que opté por colocar una nota sobre la mesa que decía: "Me fui al centro comercial, vuelvo en unas horas. Los quiero."

Al salir de casa noté que estaba un poco mareada, era lógico, había estado sin comer bien en las últimas semanas. Esto de estar sola me quitaba el apetito.

Llegué a una de las esquinas de la plaza,y sentí que de a poco me esta desvaneciendo. Todo daba vueltas. Por suerte me dio tiempo a sentarme en el cordón de la vereda, sé que hice eso, y ya no recuerdo lo que pasó,sólo sé que a los pocos segundos escuchaba la voz de un hombre que decía "Eu, reaccioná, ¿me escuchás?"
Hasta que por fin abrí los ojos.

-¿Qué pasó?-pregunté

-Te desmayaste. - me respondió el chico, que por cierto, estaba muy lindo. No tendría más de 24 años, o al menos eso me parecía. - ¿Necesitás que llame a emergencias?

-No, estoy bien - dije mientras intentaba ponerme de pie, pero en cuanto lo hice, se me aflojaron las piernas por completo, y de nuevo caí, pero esta vez él me sostuvo.

-No estás bien, mentirosa - me dijo al oído mientras sonreía. - Vení, vamos al bar y te busco algo para que comas. Debe haber sido la presión. Agarrate de mi que yo te ayudo. - dijo mientras me tomaba por la cintura y yo pasaba uno de mis brazos por sus hombros.
Realmente me estaba costando mucho mantenerme en pie,no estaba para nada bien.

Cuando por fin estaba sentada en la silla del bar, pude observar que el chico tenía puesto un delantal, de esos que usan los camareros a la cintura,o sea que trabajaba en ese bar. Ahora tenía una excusa para salir más seguido de casa...es que de verdad estaba lindo.

-¿Estás mejor? - preguntó mientras colocaba sobre la mesa unas galletas, un refresco y un pedazo de pastel.

-No era necesario que trajeras tanto, con una galleta estaba bien, gracias, en serio. Y en cuanto a tu pregunta...estoy mejor- le dije sonriendo.

-No sé por qué, pero no te creo. Dale, comé que estás blanca como un fantasma.

-¡FRANCISCO! - gritó alguien desde la cocina del lugar.

-Uh, es mi jefe, tengo que volver al trabajo... No te vayas sin terminarte eso, aprovechá que está delicioso, y yo invito - dijo mientras me guiñaba un ojo.

No me dio tiempo ni de agradecerle, se fue corriendo. Creo que su jefe era exigente. No dejé de mirarlo en ningún momento, había algo en él que realmente me llamaba la atención.

Me sentía mal si no le pagaba nada al chico, no podía comer todo eso gratis, y definitivamente me sentí peor cuando vi que no llevaba plata encima. No había agarrado mi billetera al salir de casa. ¿Por qué siempre hago todo mal?

-¿Y, te gustaron las galletas? Son mis favoritas - dijo el chico mientras se sentaba en frente mío.

-Son deliciosas - respondí con una sonrisa de oreja a oreja.

De la nada comenzó a reírse como se le hubiese contado un chiste. La verdad es que no entiendo de qué se estaba riendo.
Ay, por Dios, ¿tendré un moco en la nariz?, ¿se me habrá reventado el granito que tenía en la frente?.

-¿Qué pasa, tengo algo? - pregunté colorada por la vergüenza.

-No, nada malo, es solo que se nota que te gustaron las galletas.

-¿Por qué, porque me las comí todas?

-No, porque tenés la boca llena de migas y chocolate en los dientes - respondió mientras sonreía.

¡Dios mío, qué vergüenza! ¿Por qué estas cosas siempre me pasan a mi?.

Tomó una servilleta y muy suavemente me limpió la boca. Si antes estaba colorada, ahora estoy rojo fuego. Creo que me voy a volver a desmayar.

-Estás super colorada, mujer, respirá - dijo a modo de broma.

-Lo siento,es solo que no todos los días un chico lindo se acerca y me limpia la boca.

¿YO DIJE ESO? ¡NO PUEDO CREERLO!
¿Estoy coqueteando con el chico del bar? Necesito salir de acá.

-¿Te parezco un chico lindo? - preguntó elevando una ceja.

No pude responder,ya era demasiado. Tomé mi celular que estaba sobre la mesa, lo guardé en el bolsillo, y me puse de pie.

-¿Ya te vas? -preguntó con carita triste, casi muero del amor. Parecía un perrito mojado.

-Tengo que irme, porque...porque... acabo de recordar que dejé la ropa en remojo, y si no la saco se va a poner fea, por los componentes del agua que se mezclan con el suavizante y corroen la ropa - mentí. Obviamente mentí, ¿no pude inventar algo mejor?. Creo que voy a tener que hacer un curso para aprender a mentir. Esto no es lo mío.
Mientras decía todo eso, él no dejaba de sonreír.

-Dale, andá...suerte con la ropa. Espero que el agua no se junte con el suavizante - respondió riendo. - Al menos decime tu nombre antes de irte.

-Ludmila - dije mirando al suelo.

-Te queda muy bien ese nombre.
¿Es muy desubicado pedirte tu número de teléfono?

-No, no lo es - dije sonriendo.

Sacó su libreta en la que apuntaba los pedidos, me dió su bolígrafo, y me pidió que lo anotara.
Le di mi número, le di un beso en la mejilla, y me fui casi corriendo. Parecía que me hubiese robado algo. No fue así, solo quería desaparecer.

Decidí volver a casa,todavía no me sentía muy bien. Germán y Luz pueden esperar un día más. No los necesito... Si ellos no me quieren en su vida, perfecto.

Al llegar, me acosté en mi cama y automáticamente me quedé dormida...hasta que un mensaje me despertó. Tomé mi teléfono y leí lo siguiente:

"¿Sabías que sos muy mala mintiendo?
¿Qué tal tu ropa?, espero que no haya explotado, o algo así. Nada peor que el agua cuando se mezcla con el suavizante, puede ser mortal! Ajajaj "

Era él, me escribió mi angelito de la guarda...

Continuará...

¿Habrá amor entre Ludmila y Francisco?
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Mi primera vez con élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora