"Positivo". Esa palabra iba a cambiar mi vida por completo.
-¿Cómo que positivo? - pregunté desesperada.
-Sí Ludmila, te juro que dice positivo.
-A ver, dame el test - dije arrancandoseló de las manos.
No lo podía creer, realmente era positivo.
Ninguno de los dos hablaba, él solo se agarraba la cabeza e iba de un lado a otro, y yo estaba sentada en el inodoro con las manos tapando mi rostro, llorando en silencio.
-¿Y ahora qué? - pregunté.
-Nada Ludmila, ahora nada. No sé qué mierda vamos a hacer con un pibe.
-Ni siquiera tengo una carrera, no estudié, no tengo trabajo fijo ¿cómo lo vamos a cuidar? Yo no sé nada de bebés, no sé cambiar pañales ¿le gustarán las verduras? ¿Qué se le da de comer a un bebé? ¿Y si nace mal, si tiene alguna enfermedad? - estaba haciendo preguntas idiotas sin parar, estaba asustada, realmente asustada.
-Ey,ey, basta. Vamos a tranquilizarnos y a pensar claramente, ok? Mirame Lud, mirame a los ojos... - dijo tomando mi rostro con sus dos manos y buscando mi mirada.
-Sí... -respondí con la voz quebrada.
-Voy a conseguir un laburo bueno, sí? Vamos a ahorrar y vamos a tratar de que a ese pibe no le falte nada...ok?
Solo asentí con la cabeza...no me salían las palabras. Estaba temblando y mi corazón se aceleraba cada vez más y más.
-¿No sabés nada de bebés? No importa. Nadie nace sabiendo... si es necesario nos leemos todos esos libros pedorros que hacen para los padres primerizos. ¿Te pensás que tu vieja sabía todo cuando te tuvo? Lo dudo... en cuando a lo de cambiar pañales, ¿se los cambiaste a tu hermanito, o no?
-Sí
-Entonces sabés hacerlo ¿ves? Hay muchas cosas que sabés hacer . Tranquilizate y dejá de pensar en boludeces. La experiencia hace al maestro...o al menos eso decía mi abuelo siempre -dijo sonriendo.
Nos quedamos abrazados en silencio, hasta que mamá me llamó.
-Ludmii!!
-¡Voy! - grité mientras me secaba las lágrimas.
-¿Se lo decimos? - preguntó Germán.
-No, no es un buen momento - respondí.
Fui a la habitación de mi madre y le pregunté qué necesitaba, y me dijo que invitara a Germán a cenar, le dije no era una buena idea, pero me obligó a hacerlo.
-¿Y qué vamos a comer? - pregunté.
-No lo sé, pidamos unas pizzas, algo de eso - dijo mamá.
-Bueno, llamá y pedí vos, ma.
Fui a mi habitación y me puse ropa cómoda. Cuando terminé de cambiarme, Germán golpeó la puerta.
-¿Puedo pasar?
-Sí, pasá.
-¿Estás mejor?- preguntó en voz baja.
-Sí, estoy bien - mentí.
-Tu cara no dice lo mismo...vení acostate conmigo un ratito, por favor - me pidió mientras se recostaba en la cama.
Me acosté con él y lo abracé con todas mis fuerzas.
-Tengo miedo - confesé.
- Creeme que yo también lo tengo...pero va a estar todo bien.
-No reaccionaste como pensé que lo harías.
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Mi primera vez con él
RomanceÉsta es la historia de Ludmila, la adolescente que por unos cuantos minutos de placer , tuvo que crecer de la noche a la mañana. Tenía poco más de 17 años cuando perdió la virginidad con su mejor amigo ; luego de ese momento, todo comenzó a cambiar...