Esta mañana desperté con un intenso dolor de cabeza. Me senté en la cama, vi hacia a un costado, y me volví a enamorar; Germán estaba a mi lado dormido como un bebé.
Me puse de pie, y me empecé a marear. Fui hasta el baño y cuando me vi en el espejo supe que algo no andaba bien. Estaba muy pálida, y con unas ojeras terribles.
Me lavé los dientes, la cara, intenté peinarme, y bajé a la cocina.
Puse el agua a calentar para hacerme un té, y busqué algo de comer por toda la maldita casa. Como era de esperarse, no había nada. Es desesperante despertar con hambre,y que no haya nada.
Solo había huevos...algo es algo.
Agarré uno,y dije para mis adentros "sale huevo frito".Desde que mamá está en cama, me veo obligada a hacer las cosas de la casa. Hago los mandados, lavo la ropa, limpio un poco, cocino, y demás. Ella puede moverse, pero le duele todo, así que prefiero hacer las cosas yo y que mamá descanse un poco hasta que se recupere.
Esta semana no salí a comprar, he aquí el resultado, un huevo frito a las diez de la mañana.-¿Qué estás cocinando? -preguntó Ger mientras bajaba las escaleras todo despeinado.
-Huevo frito, ¿querés?
-No, gracias. Prefiero comer unas galletitas, algo más tranqui. ¿Sos Yankee ahora? - dijo riendo.
-No, no soy Yankee, es solo que no hay un carajo para comer. Ni galletitas hay...
-¿Querés que vaya a comprar algo al almacén? - preguntó mientras me abrazaba por detrás y me daba besos en el cuello.
-Si querés andá a comprar algo para desayunar, y el almuerzo. Después vamos al super a hacer la compra semanal.
-Sí, mi capitana. Pero antes dame un besito,no seas mala...
-Te lo tenés que ganar.
-¿Y cómo hago eso?- preguntó.
-No sé, probá con diferentes cosas -respondí con una sonrisa pícara.
-Te traigo helado...
-¡Vení que te chapo todo! - dije riendo.
Le di su merecido beso,lo peiné un poco, y se fue a comprar.
-¿Ma? - dije asomándome a la habitación de mi madre.
-¿Sí?
-¿Cómo estás? - le pregunté mientras corría las cortinas y dejaba entrar un poco de sol.
-Bien. ¿Me cambiás las vendas de la rodilla?
-Sí, bancá que busco las cosas.
-¿Cocinaste algo? -preguntó desde su cama.
-¡Un huevo frito! - grité desde el baño- Pero Germán fue a comprar algo,acá a la vuelta.
Coloqué el botiquín sobre el colchón, y comencé a curarla.
-Che, ¿esto cada vez se ve peor, o es impresión mía? - dije señalando la herida.
-No está cicatrizando como debería.
-¿Se infectó?
-Puede ser que se esté infectando. Sabés que con mi diabetes este proceso se complica.
-¿Por qué no vas al médico?- pregunté mientras limpiaba la herida.
-Pasado mañana tengo que ir. Por ahora tratá de desinfectar todo muy bien, y después vemos cómo sigue esto...
-Listo, ya está. Merezco el cielo por ser tan buena enfermera.
-Sos mi hija, te corresponde. Es una obligación cuidar de tu madre hasta su muerte - dijo en chiste.
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Mi primera vez con él
RomanceÉsta es la historia de Ludmila, la adolescente que por unos cuantos minutos de placer , tuvo que crecer de la noche a la mañana. Tenía poco más de 17 años cuando perdió la virginidad con su mejor amigo ; luego de ese momento, todo comenzó a cambiar...