Una lluvia torrencial amenazaba con romper los vidrios de las casas que estaban a mí alrededor.
Caminaba con paso lento hacía la casa de mí padre; la sentía tan ajena que ya no podía llamarla mí hogar. La lluvia mojaba mí ropa y me sentía atrapada; la policía creía que yo sabía el paradero de Jeff, lo cual era falso; por otro lado de haberlo sabido tampoco se los hubiera dicho. Conclusión: estaba entre la espada y la pared.
Al llegar al frente de la casa, observé confundida que todas las luces de ésta estaban apagadas, se suponía que papá estaría dentro. Desconfiando, entré con sigilo.
Los rayos iluminaban por breves momentos la sala, dándome la oportunidad de avanzar por ella. Vi que la oficina de mí padre tenía la luz encendida, cuando iba hacía ella, escuché un fuerte golpe proveniente de ésta, por lo cual me oculté en la oscuridad, sin quitar la vista de la oficina.
Lo que vi a continuación no sabría como explicarlo; el mismo chico de la fiesta sacó a mí padre de allí, agarrándolo del cuello. Lo tiró al suelo y se posó encima de él, para luego sacar un cuchillo de su bolsillo y desgarrar su garganta lentamente.
Cerré los ojos y tapé mí boca con ambas manos, reprimiendo las ganas de gritar. Esto era una maldita confusión de la cual yo era la culpable. Me odio, me odio, me odio...
Nuevamente miré al chico; estaba sacando su cuchillo y limpiándolo. Se paró y lo guardó.
Traté de volver silenciosamente hasta la entrada principal, pero un rayo golpeó fuertemente, lo cual me hizo trastabillar hasta caer.
Volteé hasta donde estaba el chico hace un momento, pero ya no había nadie.
Sin perder más tiempo, corrí hacía la entrada principal y traté de abrir, pero ahora la puerta estaba cerrada con llave. Lo intenté una y otra vez, pero fue imposible.
Empecé a respirar agitadamente, di pasos hacía atrás y traté de buscar un escondite, presa del pánico.
Al correr hacía la escalera, un movimiento detrás de mí me dejó helada.
—No des un paso más, o acabarás igual que tu amado padre...
Sentí una mano acariciar mí cabello desde atrás, para luego agarrar un puñado y tirarme, haciéndome caer al suelo.
Chillé del dolor y miré a mí agresor. Él río y se acercó a mí, mientras yo retrocedía.
Mí espalda se golpeó contra la pared y me encontré atrapada. Él puso una mano a un lado de mí cabeza y me dijo, con una voz gélida y llena de rabia.
—Te dije que no lo sacaras...
—¡Yo no lo hice! ¡¿Acaso no viste las putas noticias?!— Le grité. Estaba harta de ser acusada, ya había tenido suficiente.
—Él vendrá a por ti... Cuando venga, lo mataré. No soy estúpido, ustedes dos están planeando algo, pero lamentablemente ninguno de los dos saldrá vivo de ésta. Ambos merecen quemarse en el puto infierno. Ese maldito ignorante hijo de puta merece morir.— Dijo, y yo sentí un escalofrío recorrerme la espalda.
Sacó su cuchillo y dijo:
—Jugaremos mientras él llega, así que te daré ventaja... Uno...— Pasé por su lado y corrí.
—Dos...—Gritó, mientras yo subía sollozando fuertemente.
—¡Tres!—Volvió a gritar, riéndose como un psicópata.
Entré a mí habitación, y sin saber que más hacer, me metí debajo de la cama. Los rayos hacían eco en la casa, mientras mí respiracion se ponía errática. El muchacho entró a mí habitación, mientras yo observaba sus pasos avanzar por ésta. Tapé mí boca, mientras lágrimas espesas goteaban de mis ojos.
—Corre, corre que te pillo.— Canturreó, y mí único pensamiento era el pánico.
Justo cuando él se agachó, yo me eché hacía atrás. Busqué algo con que atacarlo, pero no hubo nada.
Tomó mí pie y me jaló fuera de mí escondite.
—Buen intento.— Empuñó su cuchillo y me apuñaló la pierna. Grité, mientras la sangre caía a mares.
Cegada por el dolor y el miedo, le tiré una patada con mí pierna ilesa, utilizando todas las fuerzas que tenía.
Atiné a su estómago y el soltó el cuchillo, agachándose y agarrándose, tratando de disipar el dolor.
Rápidamente, me paré y corrí fuera.
—¿¡Crees qué ésto me detendrá!? ¡Será mejor que encuentres un buen escondite, ya que estaré encantado de arrancar la piel de tu cara, maldita zorra!— Escuché, mientras corría hacía algún lugar de la casa.
Debía huir de éste infierno.
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Ajenos «Jeff The Killer».
Fanfiction"-¿Sí entiendes qué eso es una completa locura?- Cuestioné mirándolo. -¿Qué más esperabas de un asesino?- Respondió riéndose." Elizabeth Martinez es mí nombre. Pero ahora mismo no importa quién soy... Sólo importa él. Ese malnacido que jodió mí vida...