018.

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Era de madrugada, y me sentía sumamente sola. Estaba aburrida y quería salir corriendo.

La brisa entraba por la ventana y yo solo veía como afuera los árboles se mecían armoniosamente.

Estaba sentada en el borde, sin ser capaz de bajar y huir. No quería... Ni podía.

Me preguntaba que estaría haciendo mí padre, tal vez estaría dormido o adelantando algún papeleo; es un hombre importante, no me sorprendería.

Tal vez nisiquiera había notado mí ausencia en el hospital, o en su vida. Era cruel, era malditamente cruel.

Bajé de la ventana y me senté en el suelo, abrazando mis rodillas por milésima vez. No tenía amigos, ni familia, nisiquiera un hijo de puta amigo imaginario; estaba sola, y eso me hacía sentir aún peor con ésta situación.

Hubo un portazo en la planta baja y me sobresalte. Creyendo que era Jeff, nisiquiera me molesté en pararme.

Sentí pasos subir lentamente. Alguien estaba abriendo estruendosamente las habitaciones; ¿pero qué mier...?

Me paré y rápidamente pegué mí oído a la puerta. Sentí a alguien tomar el pomo de la puerta y abrir ésta suavemente, con cautela.

En puntillas, volví a dirigirme hacía la ventana. Cuando estaba subiéndola para huir, alguien me tomó bruscamente de la cintura y me tiró al suelo.

Me retorcí del dolor y traté de mirar a mí atacante; un hombre vestido de negro, con capucha y con lo que parecía una ¿máscara? Sí una máscara azul, que de los ojos caía algo negro. Que mierda era eso...

El chico, o lo que quiera que fuera, me tomó del cabello y me levantó, me puso a espaldas de su cuerpo y tocó mí abdomen bajo, en el área de los riñones. ¿¡Qué carajo!?

Me solté de su agarre y traté de salir corriendo, pero él fue más rápido. Me puso enfrente suyo y me sujetó fuertemente, haciéndome daño. Como acto de defensa, metí mis pulgares en los agujeros de sus ojos en la máscara, así podría al menos hacer que me soltara. Sentí un miedo retumbar en mí interior cuando al hacerlo, un vacío lleno mis dedos; no tenía ojos.

El me abofeteó con mucha fuerza y dijo, con una voz lúgubre:

—Perra estúpida, no vuelvas a hacer eso.— Sacó un bisturí de su bolsillo y corrió su máscara, dejándome ver su boca. Sonrió y yo quisé vomitar; sus dientes parecían los de un animal, eran puntiagudos y sucios:—Hora de comer.

Me tiró al suelo y con el bisturí me empezó a cortar en la zona baja del abdomen con una mano, mientras con la otra me sostenía. Yo chillaba y pataleaba, estaba asustada. Las lágrimas caían y me dije a mí misma que éste era el final.

De la nada, Jeff entró por la ventana, con su cuchillo empuñado.

El chico que estaba a punto de comerme (o no sé que) se sorprendió, miró a Jeff y rápidamente se paró, cogiendo su bisturí como arma.

Yo me bajé la blusa y gateé hacía una esquina, mientras que ellos dos empezaban un enfrentamiento que me ponía los pelos de punta.

Al final, Jeff le apuñalo el estómago al chico y éste bajó por la ventana ágilmente, gritando que ésto aún no había terminado.

Jeff tiró su cuchillo al suelo y se acercó hacía donde yo estaba.

Se agachó y dijo:

—¿Estás bien? ¿Te hizo daño?

—Sólo es una cortadita...

Él suspiró y dijo:

—Casi te mata.

—Pero no lo hizo... Me salvaste tonto.— Dije y le golpeé el hombro suavemente.— Gracias.

—Sólo yo tengo el derecho de matarte; no dejaré que cualquiera me quité el placer.— Dijo mirándose las manos.

Aunque su comentario en parte era malo, estuve alegre de que me haya salvado. Aunque de nada servía si en algún momento acabaría muerta por sus propias manos.

—¿Quién era él?— Cuestioné curiosa, aunque todavía asustada.

—Se llama Jack, Eyeless Jack o alguna estupidez así. Come riñones; nos hemos topado algunas veces.

—No tiene ojos...— Dije, mientras me recorría un escalofrío.

Jeff río y negó con la cabeza.

Luego de charlar un rato, Jeff decidió que lo mejor era volver a poner seguro a la ventana. Protesté, pero él nisiquiera me puso atención.

Al final se fue y yo me dormí, todavía pensando que últimamente mí vida estaba llena de lunáticos.

Ajenos «Jeff The Killer».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora