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Seguí arrodillada allí, presenciando el horror de perder todo. Mí padre había sido asesinado por mí culpa, también Jhonatan y CJ. Ese era el destino que le esperaba a todo aquel que hiciera parte de mí vida.

Me paré con cuidado y maldije en mis adentros a la herida que tenía en la pierna.

—Debemos salir de aquí.— Sugirió Jeff; lo mire con todo el odio que sentía y le grité:

—¿¡Y a dónde iremos!? ¡¿Eh?! ¡Estamos perdidos! ¡O por lo menos yo lo estoy!— Tapé mí rostro y sollocé. Lo había perdido todo en un abrir y cerrar de ojos.

Jeff me observó, y a pesar de la sonrisa marcada en la piel de su cara, pude ver que fruncía el ceño.

—No eres la única que ya no tiene razones para seguir. Pero ¿sabes? No importa.— Lo miré y él dejó de hablar.

—Vamos...— Me paré y empecé a caminar con dificultad.

***

Luego de una hora de caminata, estaba exhausta. Divisé un lago a pocos metros y corrí hacía él. Me agaché y tomé agua. Luego de tenerlo todo, me reduje a ésto. Increíble.

—¿Satisfecha?— Preguntó Jeff.

—Aja.— Me senté y palmeé mí lado, indicándole a Jeff que se sentara allí.

Él obedeció y se sentó. Me observó y le dije:

—¿Qué pasa?

—Te ves destrozada.— Dijo, mirando hacía al frente.

—Lo estoy... Hey, ¿quién era ese tal Liu?

Su rostro quedó sin expresión, y sentí como se tensaba.

—Mí hermano.— Dijo en voz baja.

—¿Por qué quería matarte?— La curiosidad era letal.

—Maté a nuestros padres y traté de hacer lo mismo con él, pero al parecer sobrevivió. Yo no lo sabía, realmente me sorprendió.— Dijo en tono neutro.

—Oh... ¿Estás bien?

—Volvería a repetir aquello sí fuera posible. No me interesa lo que él piense o haya hecho, aunque ya no será un problema, las llamas lo consumieron.— Dijo, como sí hablara de un desconocido en vez de su propia sangre.

Miré al frente y me dije a mí misma que no sería capaz de ser tan cruel como Jeff; él definitivamente era la maldad personificada, y yo me sentía sorprendida de mí resistencia y valentía para estar con él.

—¿Qué le pasó a tú madre?— Preguntó de repente.

Me sorprendió bastante la pregunta. Nunca le había hablado a nadie sobre ella, o algo así.

—Una noche, como era costumbre,  mí padre y ella estaban discutiendo. Estaban ebrios y en un enfrentamiento fuerte. Mí madre y él subieron al auto hechos una furia, iban a buscar más alcohol, pero no entiendo hasta hoy porque fueron ambos. Antes de llegar allá, chocaron contra un camión. El auto quedó lo suficientemente destruido como para que ambos hubieran muerto, pero papá se salvó. Mamá murió al instante. Desde eso, yo me mudé un tiempo después, papá no podía ni mirarme a la cara, la culpa carcomía su alma. Luego... Apareciste tú.— Dije, con la mirada pérdida.

—Lo siento.— Soltó.

—Olvidalo.

Ésto era sumamente incómodo.

Me paré y dije:

—¿Continuamos?

Ajenos «Jeff The Killer».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora