—Necesito ir a casa —. Suplica Connie acostada en la cama de una habitación, lleno de vivos colores, con telas tan suaves con solo tocarlas con las yemas de sus dedos. Con decoraciones tan detalladas de madera que reflejaban haber sido hechas a mano. Se sentía fuera de lugar, como si estuviese ultrajando el puesto de una deidad. ¿Casa? Mejor dicho prisión.
—No creo que quieras ir ahora, te pueden regañar, ¿no? —le contestó Steven encaminándose a la salida. Quería preguntarle muchas cosas, sin embargo, creía no ser un buen momento, ahora en esos instantes se sentía un tanto sucio, de ser quien es, de no estar cumpliendo su trabajo como es debido, estaba obligado a conseguir información sobre el circo Smile. Pero no podía, no al menos por medio de Connie. Podría por supuesto, pero sencillamente él no lo desea.
Por otro lado, a Connie si no la hallaban en el circo seguro tendría un castigo. Pero, el día de ayer fue viernes, lo cual significa una cosa; el señor Smile no esta en el circo aún. El tiempo y universo no se habían puesto en mejor de acuerdo como para planear eso. Steven se acerca a pasos lentos a ella, tomando con cuidado sus manos y causando un extraño escalofrío a Connie.
—Y si no te quieren ahí puedes vivir aquí en mi casa. Y volver mi cama solo que una forma distinta. —susurro causando una oleada de calor por todo el cuerpo de Connie, ¿cómo se le ocurrían esas cosas? ¿Cómo puede ser la criatura más tierna del mundo y en otras causar una tormenta de pena?
—¡Steven! ¡Por favor! —suplicó, podía sentir el calor estacándose en sus pómulos.
Pasaron muchas cosas por la mente de Steven, la forma tan dulce y tierna el la que Connie le suplicaba le daba una sensación pecaminosa al muchacho. Por parte de la joven, rogaba que llegar a tiempo a su acto. Fue entonces que una idea, no, dos ideas surgieron de su mente a Steven, claro que necesitaría ayuda de su padre.
Entendía que sería complicado intentar trabajar en el circo Smile, el dueño no reflejaba ser alguien que se pudiese persuadir con facilidad, no importaba que moviese tierra, cielo y mar, jamás trabajaría junto a su amada, él pensaba ensamblarse en ese lugar para averiguar por él mismo lo que ocurría ahí, sin embargo una idea mejor, al menos para Steven había llegado.
El amor es tan complicado.
—¡Bien! Iremos al circo a dejarte.
—Gracias Stev...
—¡PERO!, si prometes ir a una cena conmigo y conozcas a mi padre —. Dice sonriente el chico acercándose a Connie.
—Steven... yo... no... —«Qué pena» pensó, no se creía lo suficientemente digna como para él aún.
—¡Sh! ¡No me vengas con tonterías de que no vales la pena o que me busque a alguien de mí categoría! Para mi me basta y sobra contigo —. Sostuvo sus manos con firmeza dando un beso en la comisura de sus dedos. —No estas sola Connie, yo estoy aquí —. Connie se debatía internamente, inaceptable, imposible. Aun le parecía increíble el hecho de que alguien fuese capaz de quererla.
—¿Cuándo? —cuestionó insegura.
—No te preocupes por eso, lo tengo todo planeado, yo te diré cuando —. Afirmó sonriente. Podía ser mañana, o dentro de dos días, o dentro de una semana, incluso un día antes de que se casasen, el día no le interesaba mucho, pero de que algún día sería no lo negaba.
—De acuerdo. —Contestó, quería besar la tierna sonrisa de Steven, se veía muy feliz, ¿en qué estaría pensando? ¿Qué es lo que causa esa tierna y adorable sonrisa? Eran unas ganas inmensas de el deseo de besarlo, pero la pena se lo impedía. Esperaba que algún día pueda ser ella quien dé la iniciativa.
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I'M ALONE: La Pequeña Payasa #FanficAwards2017[Steven Universe] Stevonnie
Fanfiction"Nunca debí nacer, nunca debí existir, no tengo derecho a nada, y aún así respiro, ¿qué es amor? ¿Algo con lo que se puede comer? Tampoco lo sé, sin embargo, me he enamorado, algo prohibido para un ser corrupto como yo" ¿Libertad? ¿Qué es eso? Aquel...