24: ¡Qué empiece la función! 👑

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    Se había enamorado de una forma sutil, llena de inocencia embriagada con un doloroso pasado quien su amado tuvo la delicadeza y paciencia para aguantar.

     Y aunque es su primer amor, carencia de experiencia no podía negar que todas aquellas sensaciones que él le abrigaba eran hermosas y tibias. Steven le proporcionó cariño, alegría, dudas, sonrisas, entre otras muchas cosas felices como desconocidas.

Volvió a repetir en su cabeza aquella escena donde conoció a el gran osito, era de noche y acababa de leer su carta con emoción, se quedó dormida por el agobio de el saber, tal vez de conocerlo.

Y esa misma noche, el chico de cabellos rebeldes y mejillas rosadas con grasita de amor, le propuso huir juntos del circo. Sin embargo eso le fue tan extraño que tuvo que negarse. Le había propuesto huir, tener hijos y casarse. Cualquier persona hubiese quedado en shock, como deseaba ahora haber aceptado esa abrupta propuesta.

Confeccionada entre la triste y amargura, se enamoró con el sublime temor de la muerte. Ahora sabiendo eso, se sentía abatida y libre.

Tal vez era egoísta decir eso, teniendo en cuenta que había arrastrado a "su pié" a Jamie, su ángel de carne y hueso. ¿Cómo llegaron a esto? A estar delante de un gran escritorio de abedul decorado con una bola de cristal de esas que usan las gitanas para "predecir el futuro", a su costar derecho su fiel amigo sosteniendo su mano con una tierna sonrisa proporcionándole confianza.

A sus espaldas se encontraban las tales Rutilos y Flourite. Una simple vela a un costado del escritorio iluminaba todo el cuarto. Varías telas en los muebles y el verde seco es lo que decoraba las paredes. La mesa también constaba con 5 esferas de colores como decoración.

—¿Cuanto tardará en llegar su jefa? —preguntó Jamie al sentir el sudor descender de su frente, reteniendo el miedo.

—El tiempo que ella quiera. —soltó con frialdad las siameses.

—Rutilos... —llamó la señora de edad avanzada con total calma.

—¡Bien! Me calmo. Deberías de dejar de defender a estos ladrones. —los apunta con su palma extendida.

—¡No somos ladrones! —soltó Connie, no le parecía justo lo que decía, tenía la garganta seca, si embargo no dejaría que dijeran calumnias sobre ellos.

—Connie, esta bien. No tienes que enojarte. —Sinceró el chico. No tuvo ni tiempo de huir con ella porque las siameses lo tomaron del brazo hasta llevarlos a una pequeña caravana un poco lejos de las carpas.

—Aunque digan eso, yo simplemente no les creo. Estaba comiendo algo que no les pertenecía. Para mí eso es hurtar.

—Realmente pido disculpas, estas chicas no saben controlar sus disputas, además estamos carentes de alimentos, por eso se han enojado. Nuestro trabajo no ha sido bien adinerado aquí. —Flourite acarició sus cabezas con ternura dejando fluir algo de ternura y confianza. —Se ven jóvenes. ¿Qué hacen aquí tan sólos?

—N-Nosotros...

—¡Huimos de casa! —habló y callo Jamie en un intento de que Connie no dijera la verdad.

—Eso no es bueno. —sinceró la anciana.

—Yo predigo que dos chicos han huido de casa y han robado unas guayabas. —la voz cantarina y simple se escucha por las espaladas de todos. Alguien de estatura pequeña con vestido voluptuoso se acerca desde la entrada.

—Si Padparadscha, eso ya pasó. Seguramente lo has oído. —Las siameses dejaron pasar a la pequeña mujer.

—¿En dónde estabas? Creí que ya habías llegado. —Flourite le entregó unos papeles.

I'M ALONE: La Pequeña Payasa #FanficAwards2017[Steven Universe] StevonnieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora