Las paredes se encontraban forradas por oro y plata, en cada esquina, un mayordomo o sirvienta sostenía un pequeño candelabro, algunos sostenían bocadillos dulces, pequeñas guarniciones de queso como pequeñas frutillas. Ella era simplemente una muchacha de clase media, quien cuidaba la gran casona, mandaba a las sirvientas como jardineros. Era fiel al señor Ciel Geldam, padre de Doug Geldam, tenía privilegios, como el mezclarse con la gente rica en los bailes que daba el conde.
Estaba muy emocionada, su cabello está bien recogido y peinado, el peto y el corcel lo tenía bien sujetado, acentuando su poca figura. Había limado sus uñas y decorado de un azul lazuli, podía apreciar su aroma a lavanda, sus labios tenían un color carmín seductor, por primera vez en toda su vida se sentía bonita, y no porque Doug se lo hubiese dicho, si no por si misma.
Por fin, después de haberse escabullido de casi medio mundo, encontró al hijo del conde Ciel, observando un punto sin importancia en el gran balcón de la casona, tenía los brazos cruzados, reposandolos en el balcón mismo. Reflejaba estar en otro mundo, también parecía estar agotado a pesar de sus cortos veintiún años.
—¿Qué hace tan sólo señor Doug? —preguntó Aguamarina, traía dos copas de vino tinto.
—Por favor Mari, —le dijo el futuro conde con cariño. —no me digas señor, me haces sentir un viejo decrépito, sabes como decirme.
—Bueno, ¿Dog está bien?
—Tampoco te pases —. Le contestó gracioso el joven.
—Perdón Doug, sabes que es broma.
—Y porque te gusta decirme perro, pero está bien, siempre y cuando sólo sea yo para ti. —Doug tomó una de las copas de las manos de Aguamarina. —Vine a estar un momento conmigo mismo.
—Y... ¿Te interrumpí?
—Claro que no, nunca me llegaría a molestar la presencia de mi casi hermana.
—No soy tu hermana, sólo una simple ama de llaves.
—Sin embargo, es como si lo fueses.
Él le sonrió, una sonrisa que le pareció la más hermosa para Aguamarina, se había arreglado sólo para él, pero parece no haber dado fruto alguno, siempre terminaba como la segunda mujer que más querría, porque en primer lugar estaba su madre, eso le dijo él. Pero no quería que la quisiese de esa manera, Doug Geldam siempre le miraba con ojos compasivos y llenos de ternura, prácticamente era su hermana menor ante sus ojos.
Sin embargo, eso no era lo que ella sentía.
—Sí. Lo sé.
El día terminó, sólo deseaba llegar a su casa y dormir hasta que el gallo diese su cantar. Se encontraba agotada, la esperanza retumbaba en su corazón, que algún día conquistaría el corazón de Doug, pero los años seguían y parecía que la esperanza se iba de viaje para nunca volver.
—Bellísima... —Doug sentía sus mejillas arder, iba explotar de emoción, se hallaba rebosante de alegría.
—¿En serio? —Aguamarina lloraba internamente, su corazón se marchitaba a paso veloz con cada anécdota que él le contaba, las tardes donde ella y Doug pasaban el té, fueron cambiados y remplazados por las salidas contantes de Doug para ir a visitar a una muchacha. Siempre llegaba rebosante de felicidad. «Será algo pasajero», pensó.
—De todas las chicas que pasaron por tu nariz y elegiste a Priyanka, ¿por qué? —le preguntó con tono indiferente, ocultando cierta amargura que florecía con descaro, Doug dio un suspiro de enamorado.
—Es algo violenta, pero... Siempre se preocupa por los demás antes de ella misma. Es sobreprotectora, eso me gusta. Es buena en la medicina, cuando quiere lograr algo, se aferra a eso hasta obtenerlo. Sabes... —el futuro conde le miró determinado, Aguamarina no era capaz de diferenciar esa mirada destellante. —le pediré que sea mi mujer.
ESTÁS LEYENDO
I'M ALONE: La Pequeña Payasa #FanficAwards2017[Steven Universe] Stevonnie
Hayran Kurgu"Nunca debí nacer, nunca debí existir, no tengo derecho a nada, y aún así respiro, ¿qué es amor? ¿Algo con lo que se puede comer? Tampoco lo sé, sin embargo, me he enamorado, algo prohibido para un ser corrupto como yo" ¿Libertad? ¿Qué es eso? Aquel...