—Ladra para mí, perro. —Ordenó con altanería la señora Aguamarina. En sus facciones tiene una sonrisa insolente llena de ego que no concuerda con su apariencia.
El chico de cabellos naranjas rizados quién se encontraba de rodillas hacia ella le miraba con molestia y vergüenza. La mayoría de los trabajadores observaban expectantes ante la situación al igual que Connie.
—Y-Yo no debería estar aquí, y-yo soy el cocinero de la cocina. —Se atrevió a decir el joven de Lars con temor.
—Topacios. —Soltó sin emoción alguna chiscando los dedos a sus vez. Detrás de el exagerado y costoso mueble donde se ubicaba sentada Aguamarina, salió entre las sombras una figura descomunalmente grande, su tórax era sumamente ancho, sin embargo lo que más hacía bizarro aquel ser era las dos cabezas sobresalientes del iniciar del cuello.
Una siameses de cabellera estilo militar. Las dos cabezas unidas por un solo cuerpo miraron sin emoción alguna a Lars, sus ojos reflejaban estar vacíos y sin vida, ¿qué atrocidades le habrá hecho Aguamarina para dejar a este ser sin emoción alguna? ¿Cuánta tristeza debió pasar por sus ojos aquellos seres incomprendidos? Se preguntó Connie quién mira con curiosidad al fenómeno.
El joven Lars temblaba considerablemente en su lugar.
—Topacios, este animal no quiere ladrar, ¿por qué no le enseñan quién es la que manda? Osea ¡Mua! —Las siameses se encaminaron hacia esa dirección causando un terror inhumano al pelinaranja, ¿qué le haría? Lo único que hizo fue objetar su puesto, algo impropio para alguien como él.
Sayde quería llorar.
—¡Wof! —. El falso ladrar de alguien llamó la atención de todos en especial para la señora crédula sentada con su gordura. Jamie se había interpuesto entre la localización de Lars y las Topacios, con valentía reflejada en su rostro pero con un miedo en su interior él ladró para evitar el posible y trágico castigo que hubiera conllevado Lars.
—¿Cómo te atreves a interrumpir mi entretenimiento? —Cuestionó con molestia.
—Creo que yo sería un mejor entretenimiento para usted que el cocinero de el circo. —Jamie paso de largo la gran figura de las siameses y se acerco con firmeza a la mujer. Él no sabía exactamente lo que hacía, lo único que tenía claro es que no quería ver a nadie más sufrir, si el puede y eso quiere, cargará en su espalda la mayoría de las torturas que le esperaran por parte de Aguamarina. Pensó que está loco, aún así no planea dar marcha atrás. —Verá mi señora. —le sonrió con falsedad al menos para él. —Yo soy un experto en actuación, se hacer malabares y divertir a la gente, le aseguro que seré el mejor lacayo que a tenido en su vida en el tiempo que esté aquí.
Por parte de Aguamarina realmente no le importaba quien fuera su juguete, el señor Smile se había ido un tiempo lejos por "negocios", su retorno sería por lo planeado en una semana, lamentablemente no dejaría su circo a la intemperie, una amiga igual de enfermo que él cuidaría como solo él sabe el local. Tienen los mismos gustos ya que se conocen desde antes de la creación del circo.
—Ya veo. Lame mis zapatos perra. —Con humillación, Jamie se agachó hasta llegar a las suelas de los zapatos de la señora. No solo lo cambio de genero de perro a perra si no que le esta ordenando quebrantar su orgullo y dignidad. Se sentía tan miserable. Tomó con asco el zapato planeando lamerla. Aguamarina miraba complacida.
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I'M ALONE: La Pequeña Payasa #FanficAwards2017[Steven Universe] Stevonnie
Fanfiction"Nunca debí nacer, nunca debí existir, no tengo derecho a nada, y aún así respiro, ¿qué es amor? ¿Algo con lo que se puede comer? Tampoco lo sé, sin embargo, me he enamorado, algo prohibido para un ser corrupto como yo" ¿Libertad? ¿Qué es eso? Aquel...