Dieciocho.

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***

—¡Excelente!—Aplaudió, emocionada.

___Capítulo dieciocho: El cumpleaños de Jack___

—Y... ¿Ese tal Jack es lindo?—Se atrevió a preguntar aquella pelinegra de ojos violetas, siguiendo con su mirada cada movimiento que la rubia realizaba. Mirando atenta como la joven corría de lado a otro por la habitación.

Trataba de encontrar el vestido perfecto para la joven que enamoraría a su mejor amigo. Quería uno corto sin llegar a ser vulgar, y uno reluciente sin llegar a ser muy elegante. Definitivamente, si harían esto, lo harían bien.

Las palabras de la joven pelinegra tomaron por sorpresa a Elsa, haciéndola parar de sus apresurados movimientos, y la miró con ternura, casi imaginándose a esa peliblanco que tanto quería siendo feliz estando a su lado.

—...Mucho...—Susurró con sinceridad—Es bastante guapo.

La joven ojimorada calló pensando en cómo era aquel albino. Si era guapo pero tierno, o si era guapo pero cretino...

Eso explicaría su falta de pareja—reflexionó Toothiana.

Por otro lado, Elsa, había encontrado la vestimenta ideal. Hoy era el cumpleaños de Jack, el famoso cumpleaños de Jack. El cumpleaños donde conocería a su posible futura esposa y madre de sus hijos. La platinada dejó atrás su trance y tomó los dos vestidos que tanto creía perfectos para la ocasión.

El de ella era un azul tan profundo como sus mismos ojos, mientras que el de Tooth, era tan blanco como era su verdadera esencia. Elsa realmente tenía fe en ella, después de todo era alegre, positiva y fiel, todo lo contrario a la platinada.

Y sinceramente, era todo lo que Jack quería que Elsa fuera. Claro, sin dejar de ser ella misma.

La pareja de albinos habían quedado en una perfecta salida en el parque donde solían ir cuando adolescentes, ese del gran cerezo en el centro. Un picnic era lo contemplado.

—Ten ponte esto—Murmuró la platinada, entregando su vestimenta. Y así para después ella se lo pusiera.

[...]

—Estoy nerviosa—Admitió la pelinegra, recibiendo miradas tranquilizantes de parte de Elsa.

—Tranquila, Jack es un buen chico—Rió la ojiazul—Solo sigue caminando.

Ambas jóvenes siguieron su trayecto por el parque, hasta por fin acercarse más al punto de encuentro.

Elsa no se olvidó de sonreír al mirar a su amigo bajo ese cerezo con el mantel a cuadros que el había insistido en comprar junto con la canasta días antes. Tan típico de Jack.

Las hojas del cerezo caían con decisión de ser abrazadas por las ramas, con ese lindo aroma que brotaba del ambiente.

—Espérame un segundo aquí, Tooth—Susurró sonriente, caminando a paso lento hasta el albino. Y tomándolo por desprevenido, cubrió con sus manos los ojos de Jack—¿Quien soy?

—Hum.... que difícil—Murmuró Jack sarcástico, haciendo reír a la joven mientras lo soltaba de su agarre.

—Feliz cumpleaños, Bobo–Musitó abrazando al joven por detrás.

—Quiero darte algo, Els—Susurró de pronto.

—¿Que? ¿Desde cuando los cumpleañeros dan los regalos que yo no me enteré?

—Solo calla—Rió Jack, volteando hasta encontrarse con ella. Metió su mano a su saco, dispuesto a sacar de el lo que tenía planeado entregarle desde hace días.

—¡oh, se me olvidaba!–Exclamó la rubia, interrumpiendo el acto del chico—Lo que sea que quieras entregarme, puedes dármelo más tarde. ¡Te traigo una sorpresa!

La albina hizo una seña a la pelinegra desde lo lejos, logrando que se acercara, sonriente. Se levantó del piso y se mantuvo a un lado de la otra joven.

—¡Ta dá!—Canturreó haciendo ademanes hacia Tooth.

—¿Que haces...?—El albino le susurró confundido, frunciendo su ceño, cuestionable.

—¡Es tu regalo!–Chilló—¡Tooth, el es Jack! ¡Jack, ella es Tooth!

—H-Hola—Titubeó la pelinegra, sonrojada.

—¿Me disculpas un momento?—Jack se disculpó, jalando a Elsa del brazo, lejos de la pelinegra—¿Que estás haciendo?

—¿Que no te gusta? ¡Ella es perfecta para ti!

—¿Que? ¡No!

—Creí que...

—Pues creíste mal, Els—Susurró Jack.

—Lo lamento... Solo... ¿Podrías intentar conocerla un poco más?

—Elsa...—Riñó.

—¿Por favor...?

—Bien—Bufó el joven, caminando regreso a la chica—Es un gusto conocerte, Tooth.

—Lo mismo digo—Rió amigable.

Por otro lado, Elsa, sonrío de lado y se fue del lugar.

[...]

Jack azotó la puerta de madera tras el, tirando el saco beige de su traje en la mesa de centro.

El joven albino suspiró con cansancio, sentándose en aquel sofá de cuero color chocolate que había en su living. Apoyando su cabeza entre manos.

Su vista se dirigió hasta la prenda en el mueble de madera, la tomó y sacó de el una caja de terciopelo color negra, justo lo que pensaba entregarle a la rubia.

La miró por unos minutos, indeciso. Para así luego abrirla.

Casi al instante, la yema de su dedo índice corrió por todo el diamante que adornaba el precioso anillo de compromiso.

Continuará....

Un Plan A Largo Plazo [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora