Diecinueve.

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***

Casi al instante, la yema de su dedo índice corrió por todo el diamante que adornaba el precioso anillo de compromiso.

___Capítulo diecinueve: ¡Parque de diversiones!___

La rubia se levantó casi de inmediato al escuchar su alarma sonar, hoy sería un gran día. La pareja de albinos iría al parque de diversiones, no es como si fuera una cita, o al menos eso a Elsa le gustaba descartar.

Elsa caminó descalza por los fríos suelos de madera, directo a la ducha, claro, después de tomar la toalla azul con la que minutos después se envolvería. Sin siquiera molestarse por cerrar la puerta de su baño, bajó sus bragas hasta la rodilla, y así después dejarlas resbalar por esas bonitas piernas pálidas de las que era dueña.

Se liberó de aquella camiseta vieja que solía ser de Jack, la que por cierto, le quedaba bastante grande, lo suficiente como para lograr cubrir sus extravagancias.

Y sin más se metió a la lluvia artificial que caía de la regadera, envolviendo su cuerpo en un valor relajante.

Después de lavar su cuerpo y cabello platinado, se dispuso a terminar su ducha cerrando el grifo. Tomó la toalla azulada, con la que segundos después frotó sobre su suave piel con delicadeza. Se envolvió en ella y salió del sanitario, para así luego vestirse y amarrar su cabellera en un moño despeinado.

Sin molestarse por desayunar salió de su departamento, directo al de su mejor amigo, como lo hacía cada mañana desde hace doce años.

Después de el pequeño embotellamiento en su camino, por fin logró llegar a su destino. Caminó hasta la puerta y sus nudillos se encargaron de llamarle.

—¡Jack, Jack, Jack! Adivina que día es hoy—Exclamó la rubia al ver a su amigo abrir.

—¡Día de parque de diversiones...!—Canturreó una voz externa a la conversación, haciendo que Elsa volteada confundida hasta esa dirección.

—...Tooth...—Susurró entre dientes, casi de un modo inaudible.

—Ella viene con nosotros—Intervino el peliblanco

—Espero que no te moleste.

[...]

—¡Oh, Jack, Jack! ¡Subamos a la Kilauea!—Exclamaba la albina.

—Tsss....—Siseó la pelinegra.

—Am, mejor subamos a los carritos chocones. A Tooth le asusta ese juego.

—Espero no te moleste.

[...]

—¡Jack! ¡Demos un paseo por el lago!

—De hecho....—Susurró la pelinegra, indecisa

—Tooth no trae cambio de ropa, no podrá cambiarse si se moja.

—Espero que no te moleste.

[...]

—¡Entremos a la casa embrujada!

Un Plan A Largo Plazo [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora