Veintinueve.

1.6K 166 23
                                    

***

Esta viva, de hecho, pero no se sentía como tal. Estaba rota, estaban rotos, y era momento de repararlo.

___Capítulo veintinueve: Aeropuerto #1___

El albino dejó salir un suspiró pesado al mirar el aeropuerto, y, arrastrándose junto con su maleta, caminó hasta la gran fila que le esperaba para comprar su boleto.

El lugar solo era ambientado con aquellas voces por las bocinas avisando la salida de cada avión, parecía un lugar monótono, le alegraba el hecho que su vuelo saliera más rápido de lo esperado.

Justo cuando por fin llegó hasta el frente, logró comprar su boleto, mirando aún a la joven de cabello platinado quien lo atendía, era parecida a Elsa, algo que hacía bufar al joven. Jack recorrió su rostro con su vista fulminante, tenía ojos grandes, como los de Elsa, pero el azul de sus ojos era más claro, como si fueran pinceladas de acuarela del mismo color. Tenía labios pequeños y delgados, igual a los de Elsa, solo que estos se veían maquillados con un fuerte labial escarlata, justo como las de las demás trabajadoras de ahí. Su nariz era la única que se podía destacar por como diferencia a la apariencia de Elsa.

Quizá debía dejar de compararla con la joven, pues solo le hacía enfurecer el hecho de no poder sacarla de su mente. Sin embargo, una vez más, su vista recorrió a la joven uniformada, logrando llegar hasta la pequeña etiqueta en su pecho donde aclaraba que su nombre era Astrid.

–Gracias–Murmuró el peliblanco al obtener su boleto, justo después, se dignó a caminar hasta las sillas de espera.

Todas estaban ocupadas, a excepción de una en particular, donde a su costado se podía notar a una anciana de rasgos asiáticos con una expresión amigable. Jack, sin pensarlo dos veces, caminó hasta sentarse al lado de la señora pelinegra.

–Buenas tardes..

–Buenas tardes, joven–Habló amistosa la anciana, mirando curiosa al albino de cara larga– ¿A Tokio?

–Oh, si, si. Me dirijo a Tokio–Respondió Jack– ¿Y usted?

–También– Aclaró sin despegar la vista curiosa de su ser– Yo me llamo Rea, ¿Cuál es tu nombre, chico?

–Jackson, pero puede decirme Jack.

–¡Mucho gusto, Jack!–Exclamó eufórica, riendo– ¿Y...? ¿Cuál es tu historia?

–¿Mi historia?

–Si, si. Tu historia–Habló con tranquilidad– la historia de como decidiste ir a Tokio.

–Oh, pues..., asuntos de trabajo–Murmuró con incomodidad, removiéndose en su asiento.

–Comprendo que no me quieras contar–Rió decepcionada– Después de todo, solo soy una anciana en un aeropuerto.

–No, no es eso.., solo que es difícil de explicar–Se apresuró a decir, mirando decaído sus jeans prerrasgados.

–Ouh, ¿Todo está en orden?– La voz madura, calmada, y tranquilizadora de la mujer mayor resonó en el interior del albino. Sus orbes azules pasaron de mirar sus pantaloncillos hasta llegar a los orbes castaños de la azabache, quién lo miraba esperando una respuesta, pero, a su vez, esperándolo con calma. El joven suspiró una vez que decidió contestar.

Un Plan A Largo Plazo [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora