Un Plan A Largo Plazo [Jelsa]

Doce.

***

Sintiéndose por primera vez en mucho tiempo... Sola.

___Capítulo doce: una Mavis...no tan Mavis___

—¡No hay mañana!—Exclamó la rubia, eufórica, subiendo su bebida, la que para ser sinceros, apenas podía sostener de tan ebria que estaba.

—¡No hay mañana!—Brindaron los jóvenes del bar mientras se divertían entre ellos.

—Con que no hay mañana, ¿Eh?—Murmuró una joven pelinegra en la barra.

—Exacto—Rió Elsa.

—Me gusta esa idea—

—¿Enserio?

—Oh, si. Porque si hay un mañana—Ronroneó la chica en su oído, para después morder su lóbulo—Estaré en muchos problemas.

—¿Si? ¿Por qué?

—Tengo a un loco obsesivo-compulsivo como novio—Suspiró para después terminar de tomar de un solo trago su bebida—Hagamos algo.

—¿Que tienes en mente?

—Sígueme—murmuró, caminando directo a una mesa donde se encontraban otras tres jóvenes, que a juzgar por su comportamiento, eran de aproximarse a su edad—Elsa, ella es Astrid, Toothiana, y como olvidarnos de Honey—Presentó la pelinegra, sonriendo energética—Chicas, ella es Elsa.

—Es un gusto—Musitó la pelidorada que respondía al nombre de Honey, la más decente de las cuatro.

—Lo mismo digo—Canturreó la platinada.

—Bien, chicas. ¡A perder la cabeza!–Exclamó la pelinegra.

—¡Wooh!—Gritaron al unísono, soltando sonoras carcajadas al final.

[...]

—No, no. No podemos pedirle eso—Reía la pelinegra—Es nueva en nuestro grupo, aún es muy novata en esto.

—¡Pero que dices!—Exclamó Elsa—Díganme.

—¿Estas segura? Una vez dentro no puedes...

—Shh, no seas aguafiestas y díganme, Miriam—Interrumpió la platinada.

—Bien, pero intenta que no dure mucho, tengo una cena en un par de horas—Habló la pelinegra, quien hacía llamarse "Miriam"

—Genial, es un juego—Intervino Astrid, emocionada—El juego consiste en que quien pierda en el nunca nunca tendrá que besar a la persona que nosotras le digamos. ¿Juegas?

—¿Pero que rayos? ¡Hagámoslo!—Exclamó.

—Bien, iniciemos—Rió Toothiana—Tu primero, Elsa.

—Hum, Bien—Aceptó—Yo nunca nunca... ¡Yo nunca nunca he coqueteado con una chica!—Rió mientras miraba fijamente a la pelinegra que recién esa noche había conocido.

—Bien jugada—Musitó mientras tomaba un buen trago de su licor, dejó su móvil en el taburete y dirigió su mente hacia la pelidorada a su derecha.