Siete.

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***

Amor. Solo eso, solo esto.

___Capítulo siete; Doble cita___

—¿Cómo está mi corbata?—Preguntó el albino por centésima vez.

—Jack, ya te dije que está bien—Riñó la joven, aturdida de lo terco que parecía ser Jack en estos temas, ahora estaba seguro, NUNCA aceptes salir con Jack a una cita doble—Ni siquiera sé porque estoy aquí.

La rubia se acomodó en su asiento y subió sus pies a la mesa, casi de un modo descarado hacia las miradas fulminantes que el albino le brindaba. Era bastante divertido hacer enojar a Jack, o eso creía Elsa.

—Baja los pies de la mesa ahora, jovencita—Habló autoritario.

—Si, papá—Bufó la joven y bajó sus piernas de mala gana, obteniendo un pequeño golpe en la nuca de parte de Jack—¡Ves, estás dramatizando de nuevo!

—¡Discúlpame por no querer que nos saquen del restaurante por tu falta de educación!

—¡Oh, perdóname por no ser tan adecuada para ti, señor aburrido!—Respondió Elsa, poniendo los ojos en blanco.

—Al menos no soy una puta que lo único que busca es meterse en las camas de cada chico atractivo que se encuentra en la calle—Habló Jack, dandole a Elsa unas fuertes ganas de llorar.

Ella lo miró sorprendida de sus palabras, ¿realmente el pensaba eso de ella?, bueno, no lo culpaba, su modo de actuar no era el más santo, pero tampoco el más malo. Solo le gustaba ser liberal en cuanto a su sexualidad, ¿Quien menos indicado que Jack para criticarlo?, digo, se supone que era su amigo. Quizá su modo de ser no era el mejor, pero, ¿Acaso eso era digno de ser insultada?

Jack analizó sus palabras, había sido duro. Muy duro. Solo le quedaba mirar como a la persona que más quería en este mundo se le llenaban los ojos de lágrimas, su labio inferior temblaba y derramaba un llanto inaudible. Al peliblanco se le hacía el corazón añicos el solo observarlo.

—Els... yo.

–¡Sólo...! Solo acabemos con esto de una maldita vez para poder irme a casa—Respondió Elsa, hostil, mientras liberaba sus ojos de ser inundados de lágrimas. Llevó su mano hasta su mejilla y la limpio, llevándose todo rastro de llanto de su lindo rostro.

–¡Hola! Tú debes ser Jack—Exclamó una joven, sentándose enfrente del albino—Hola, Elsa.

—Oh, Hola, Anna—Sus labios le dieron lugar a una sonrisa fingida, pero lo suficiente bien actuada para que la pelinaranja no lo notara.

—Siento llegar tarde—Un murmuro varonil se hizo presente entre el trío de jóvenes—Soy Kristoff—Sonrió un rubio bien parecido—¿Que hay, amigo?

—Hola, Kriss—Respondió el albino—Te presento a Elsa, mi mejor amiga.

—Es un gusto—Elsa tomó la palabra, mostrando esa sonrisa actuada que minutos antes le brindó a su compañera de trabajo.

—Lo mismo digo—Expresó sentándose en el asiento libre frente a su cita.

[...]

Un Plan A Largo Plazo [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora