Ryan no sabía si responderle en ese momento, era muy tarde ya, así que se limitó a mandarle un mensaje que que decía que hablaran al día siguiente.
Se recostó y su cabeza estaba vuelta un lío, sus ideas estaban desordenadas y divididas. Tal vez estaba siendo un estorbo en la vida de M.R y él no lo quería admitir.
Lo que menos quería el rubio era perjudicar a una persona que lo había hecho sonreír tantas veces.
Se quedó dormido luego de darle vueltas al tema y mirar por un largo rato al techo.
A la mañana siguiente, los rayos del sol entrando por la ventana le hubieran pegado en la cara para despertarlo si no fuera porque Ryan tomaba precauciones y cerraba las cortinas. Si había algo que no le encantaba era despertarse temprano.
Se levantó cuando Sara entró a su cuarto avisándole que Miguel estaba intentando comunicarse con él para darle una noticia. Ryan se sentó al borde de su cama y tomó el celular, que tenía cinco llamadas perdidas de Miguel.
Se dispuso a llamarlo y apenas Miguel oyó su voz se emocionó y comenzó a contarle que le habían dado el empleo. Ryan sonreía cuando lo escuchaba, se notaba que de verdad le gustaba ese empleo.
-Te felicito, deberíamos ir y celebrar por ahí. -Propuso el rubio, a sabiendas de que a la primera, Miguel se negaría.
-No quiero que te vuelvas loco con la bebida. Yo creo que es mejor que vaya a su casa y ya. -Sugirió Miguel.
-Vamos amargado, que es para celebrar que te contrataron. -Insistió mientras Sara lo veía desde el marco de la puerta. A ella le daba igual si salir o no, igual no tomaba. Tenía que haber alguien sobrio que los vigilara.
Miguel dudó un poco más, pero luego de las súplicas de su mejor amigo aceptó.
-Me parece perfecto, en la noche ¿Puedes llevar el auto? -Preguntó Ryan.
-Lo más seguro es que no, pero es por una buena causa así que creo que vale la pena. -Miguel estaba siendo bastante flexible. Esto pasaba muy pocas veces en la vida.
Mientras oía al castaño hablar a través de la línea recordó que tenía algo qué hacer.
-Antes de eso tengo que ir a un lugar, haz el favor y para esta noche te pones la camisa a cuadros que tienes guardada desde hace mil años. -Pidió.
-Ni siquiera sé si me queda. -Respondió Miguel. -Pero trataré a ver.
-Genial. Me tengo que ir, adiós. -Se despidió el de ojos verdes.
-Adiós. -Respondió el castaño antes de colgar.
Ryan se levantó, se estiró y fue directo a bañarse, quería con demasiada urgencia salir y seguir la dirección que le había dado el policía.
Bañarse en Noruega debería ser un deporte de alto riesgo de congelamiento.
Salió del baño envuelto en una toalla y con el cabello goteando. Al instante en que iba a tomar algo de su mesa de noche y ver de reojo el celular recordó a M.R.
-¿Cómo la estarás pasando en este momento? -Se preguntó el chico a sí mismo mientras pensaba en el mensaje que había recibido de él.
Entre tanto, lejos de allí en España...
-La estoy pasando horrible. -Comentó Mangel echado en el sillón con los pies subidos a la mesa de centro y una cerveza a medias en la mano.
-A mí me parece que estás bastante cómodo. Mangel, los pies por favor. -Cheeto estaba sentado en el sofá viendo como su amigo parecía derretirse en su asiento.
Mangel lo miró con fastidio y quitó los pies de donde estaban.
-Fíjate que no, que ni siquiera la cerveza ayuda. -Miró la lata en su mano con una mueca.
-¿Quieres que llame a Alex? Y así grabamos un vídeo que te devuelva el ánimo ¿Te parece? -Preguntó el de la barba más espesa.
-No tengo ganas de grabar hoy, en serio tenía ganas de salir con él. Pero no, él prefiere que sigamos peleados. -Se quejó. -¿Ya te conté que ayer no me llamó? Hubiera estado bien un "Mangel, sé que fuiste un imbécil, pero te perdono porque te quiero". -Imitó su voz y Cheeto casi suelta una risa.
-Rubius es como una mujer, no basta con llamarla y ya para que te perdone. Hablas como si no lo conocieras. -Dijo Cheeto luego de escuchar lo que su amigo había dicho de mala gana.
-No, él podrá ser afeminado de cojones, pero es la primera vez que se aleja así de mí. No me importa lo gay que suene, ya lo extraño. -Replicó el de gafas consciente de lo cursi que había sonado. -Pero en algo tienes razón. -Se levantó del sofá y puso la lata en la mesa.
-Ve a botar tu lata, yo no soy tu sirviente. -Aclaró Cheeto señalándolo y Mangel tomó su lata para ir a botarla.
-Y yo pensé que mi vida iba a ser más tranquila cuando dejara de vivir con mi madre... -Dijo entre dientes.
Cheeto rió y antes de que se fuera le gritó que se abrigara.
(...)
Rubén estaba en su casa, se había despertado no hace mucho y aún tenía su ropa de dormir. Hoy no le apetecía salir, sólo quería quedarse y ser feliz jugando videojuegos.
Reunió fuerza de voluntad para no quedarse en la cama y por lo menos ir a buscar algo de comer.
Arrastró los pies hasta la cocina y se paró delante del refrigerador. Él sabía que no encontraría nada porque no había hecho mercado, pero como los humanos somos así, igual la abrió para revisar.
Allí estaba, la mitad seca de un limón que en ese momento no le iba a servir para mucho.
Ya era hora del almuerzo, ni siquiera había desayunado por ser un flojo y sólo tenía medio limón.
En ese momento tocaron la puerta y con un notable mal humor, Rubén se dirigió a ella, preguntándose quién había ido a molestarlo justo en ese momento.
Al abrirla, se encontró con un chico de veintiséis años arrodillado con algo en sus manos que parecía ser comida.
-¿Mangel? ¿Qué haces aquí gilipollas? -Preguntó Rubén extrañado y el pelinegro se levantó con una sonrisa.
-Pensé que podríamos comer un buen ramen de pollo tú y yo ¿Qué dices? -Alzó las cejas.
-Mangel ya te dije que... -Pensó por un momento. -¿Dijiste ramen de pollo?
Parecía como si hubiera leído su mente. Había llegado en el momento indicado.
-Si, para ti. Dejame pasar entonces, sé que quieres. -Insistió el andaluz.
El castaño dudó, pero la verdad es que su estómago le decía a gritos que lo dejara pasar.
-Parece que tienes hambre. -Amplió su sonrisa. -¿Ves como te conozco? Vamos a comer, dime que sí. -Pidió Mangel.
Continuará...
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Aquí estoy otra vez, perdón por durar tanto sin actualizar, es que tuve muchas cosas que hacer.
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Los Gemelos Doblas
FanfictionEn el mundo de Youtube existen muchas personas. Unas más conocidas que otras; como es el caso de Rubén Doblas, un Youtuber español que está en la cima de lo que alguna vez habría deseado. Él tiene amigos, una familia que lo apoya y lo quiere... Pero...