Los Gemelos Doblas

Capítulo 31 -¿Un traicionero?

Luego de que Rubén perdonó a su padre, él se encargó de ponerse al día con todo lo que aún no sabía de su hijo. Quería escucharlo todo. Desde sus aspiraciones, metas y sueños hasta sus miedos y pesadillas. Quería aprender de él tanto como pudiese.

Tal vez aún no se sentía padre, se sentía más como un extraño que quiere volver a ser parte de algo. Lo escuchaba con atención, lo cual era un don de la familia Doblas: Escuchar.

El más joven se sentía un poco retraído al principio, no sabía como contarle las cosas. Es que si, era su padre, pero era más que evidente que se sintiera incómodo los primeros minutos. Pero al pasar de estos e irse soltando de a poco, terminó hablando con más confianza.

Ese día, Rubén canceló los planes con sus amigos para poder pasar un poco de tiempo con aquel extraño de traje elegante que estaba ansioso por saber de él.

Le contó del cambio que dio su vida gracias a Youtube, le contó de las novias que había tenido anteriormente, de su fobia a las arañas, de sus amigos y sus peculiaridades, de sus dos gatos... Rubén sabía escuchar, pero también le encantaba hablar mucho.

-¿Tienes novia? -Preguntó el mayor acomodándose en su puesto.

Rubén duró algunos segundos en responder.

-Si, se llama Irina. -Le contó con una sonrisa que contagió a su padre.

-¿Cómo es? ¿Es inteligente? -Preguntó de manera enérgica el hombre de traje.

-Si, mucho. Ella es inteligente, bonita, graciosa y agradable. A veces cuando no sé qué hacer la consulto para que ella me aconseje. Es muy dulce, si la conocieras te encantaría. Es como mi mejor amiga. -Respondió el menor, de lejos se notaba el cariño que le tenía a la rubia. Y es que no era de menos, más de una vez ella le había subido el ánimo en días en que todo le agobiaba. Le debía mucho, la quería demasiado.

A pesar de que le parecía que para el puesto de su novia nadie podía corresponder tanto como Irina, no se podía olvidar ese inconveniente de cabello negro y lentes de hipster que le aceleraba el pulso.

-Ella es una de las personas en quienes más puedo confiar, al igual que Mangel. -Mencionó Rubén.

-¿Quién es Mangel? Preguntó curioso Roger, acariciando a Wilson, quien se había acercado a él de manera amigable, cosa que era rara. Pero Roger siempre había tenido ese don con los gatos.

-Mangel es... -A la mente del más joven se le vinieron mil imágenes y maneras de describir al andaluz. -Mi mejor amigo. Es básicamente la persona en quién puedo confiar cualquier cosa, lo conozco desde la vida entera. Me ha apoyado desde antes que todo empezara y se preocupa por mí como nadie. -Contó, jugando con sus dedos en su regazo y dando pequeñas sonrisas. Tenía ese brillo en los ojos de cuando hablas de algo de lo que podrías hablar durante horas.

El mayor inclinó un poco la cabeza para ver tiernamente a su hijo. Parecía que había encontrado a las personas que le hacían feliz.

-Y bueno... Es que hay un problema y no sé si contarte. -Comentó inseguro el malagueño.

Roger asintió dándole la confianza para contarle lo que sea que necesitara decir.

-Verás, yo quiero demasiado a Irina y soy afortunado de que esté conmigo, pero... -Hizo una mueca algo triste, lo que hizo que su padre se preocupara un poco. -Perdón, es que no sé qué pensarás de mí luego de esto. -Añadió nervioso, sin poder terminar de contarle.

-Pensaré exactamente lo mismo; que eres un gran chico. -Lo tranquilizó Roger.

Rubén tomó aire, necesitaba contarle esto a alguien, soltarlo de una vez.