Sonrisa.

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La habitación estaba inundada de gemidos, jadeos e inaudibles murmullos que se ahogaban en las bocas de la pareja. 

El rubio mantenía sus piernas enrolladas en la cadera del mayor, soltando pequeños gemidos antes de que éste los acallara con un fogoso beso que terminaba por robarle el aliento que tanto le costaba conseguir. Y el azabache no parecía estar en condiciones diferentes. 

Sus manos, ahora libres de guantes, podían recorrer a sus anchas el menudo cuerpo del menor, arrancándole varios jadeos y suspiros que se guardaban en su memoria, siendo éstos uno de sus más preciados tesoros. Desvió sus labios al cuello del artista, sujetándolo por la cadera para que no pudiera huir de él, pero Deidara no lo haría. 

Él ya estaba perdido entre las oleadas de placer que Tobi le hacía sentir al estar dentro suyo, devorando su alma, arrebatando toda pizca de cordura que podría llegar a tener en ése momento.. 

Las bocas en las manos del artista se dedicaba a dejar mordidas por la amplia espalda del azabache y lamiendo las mismas, haciéndolo jadear en el oído del rubio. Unieron sus labios, no pudiendo aguantar más sin sentir el sabor del otro, moviendo sus lenguas en un ritmo catastrófico, sin inicio o fin, lo único que les importaba era explorar la cavidad bucal del contrario, haciéndola suya, proclamándose rey y el único capaz de saborearlo. 

Los brucos movimientos de cadera de Tobi comenzaron a ser más rápidos, sintiendo como su propio fin se acercaba, al igual que Deidara, quien mecía su cuerpo para poder sentirlo más adentro, más cercano, más suyo

Un ronco gemido escapó de sus labios y el rubio cerró por un momento sus ojos azules, brillantes de placer. Intentó regularizar su respiración dando bocanadas de aire mientras sentía al buen chico envolverlo en sus brazos. Parpadeó, y cuando pudo respirar mejor, lo miró con las mejillas rojas y los ojos entrecerrados. Él, simplemente, acariciaba los mechones rubios desordenados.

Tobi guardó en su memoria la imagen de Deidara desnudo, sonrojado, sudoroso y agitado entre las sábanas, aferrándose a él. Sonrió al recordar que tenía un montón de imágenes dentro de su cabeza del artista en las mismas condiciones. Y Deidara guardó en su memoria la sonrisa de Tobi, aquella que sólo él podía ver cuando se quitaba la máscara.

 Llevó su dedo índice a la cicatriz del rostro de su amante, acariciándola con suavidad. El azabache tomó su mano y lo besó, lento, dulce, así como sólo él, Tobi, podía hacerlo. Lo abrazó por la cintura, acomodando su cabeza en el pecho del azabache que mimaba su cabellera, haciéndolo dormitar. Los cubrió con la sábana y se aferró al rubio, cerrando sus ojos. 

Tobi ya no temía de las horribles pesadillas, porque entre sus brazos tenía su más grande sueño. 

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Intento de lemon ligero, es mi primera vez. (??)


Drabbles {1} | TobiDei/ObiDei.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora