Misión... ¿error? {iv}.

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Final de Misión: San Valentín y demás.

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Deidara está asustado. Pasó gran parte de la mañana encerrado en su habitación, oyendo los golpes en la puerta junto a la chillona voz de Tobi. 

''¡Deidara-senpai, demos un paseo!'', ''¡Senpai, venga con Tobi al bosque!''. 

Y ni enfermo salía para seguir sufriendo las ridiculeces de Tobi. Prefería estar así, tranquilo y lejos de las torturas que su pareja consideraba regalos o buenos momentos juntos.

  — ¿En qué piensa, senpai?—la voz del enmascaro junto a él lo hacen dar un brinco y caerse de la cama. Tobi rió, divertido—. Vamos senpai, Tobi aún no le dio su regalo. 

— Tobi, por lo que más quieras—el rubio ya había perdido toda gana existente de vivir, ni opuso resistencia cuando el azabache lo arrastró hacia fuera de la túnica—, ¡deja de hacer estupideces, hm! ¡Vas a matarme! 

El mayor hace caso omiso a las súplicas del artista, continuando arrastrando al mismo por toda la cueva mientras pensaba en su próximo regalo. No iba a dejarlo así como así, ¡Tobi conseguiría el mejor regalo de San Valentín para su senpai! 

Lo lanzó al sofá y antes de que el de Iwa pudiera levantarse, Tobi ya lo había vuelto a empujar ahí. 

— ¡Senpai, flores! —estampó un ramo mal hecho de flores silvestres al rostro de Deidara, quien al tener la boca ligeramente abierta -preparada para insultar al buen chico- se comió parte de los pétalos— ¡pero senpai, las flores no se comen!

— ¡Ya basta! — gruñó arrojando las estúpidas florecitas al suelo y pisoteándolas con furia. Dirigió su ojos azules a la máscara anaranjada hecho una furia— ¿¡Qué mierda te pasa, jodido estúpido!? 

— Y-yo sólo... —tartamudeó el azabache con miedo y apunto de lloriquear, pero viendo la situación, le pareció más favorable no actuar tan aniñado— ¡Tobi quería darle una sorpresa a Deidara-senpai por San Valentin! ¡Tobi lo siente, Tobi quería ser un buen chico! 

— ¿San Valentín?—preguntó el rubio aún más confundido y furioso— Hoy es doce, maldito imbécil. Faltan dos días. 

Y como si hubieran caído del cielo, Hidan y Kakuzu hicieron aparición en la sala echando fuego por la nariz, más bien, el tesorero estaba así. Parecía que en cualquier momento mataría al religioso. 

  — ¡Devuélveme mi dinero, Hidan!—vociferó el moreno con el ceño fruncido y extendiendo una mano—. Tú y tus estúpidas artimañas se pueden ir al infierno.

— ¿Ah? Allá tú si creíste en el ridículo almanaque—el albino se encogió de hombros, feliz de haber estafado a su pareja. Entonces, observa que en la habitación hay dos personas más, y una lo mira como si fuera un desgraciado— ¿Y a ti que te pasa, rubia oxigenada? 

— Hidan-san, ¿usted cambió las fechas?— preguntó temeroso Tobi. 

Hidan asiente, contento. 

— ¿No soy mejor que Kakuzu, eh? 

Deidara entrecierra su ojo y una sonrisa se forma en su rostro, asustando más al enmascarado. 

— Estás muerto, religioso de cuarta, hm. 

  No hace falta aclarar que Kakuzu tuvo que cocer a Hidan de pies a cabeza a cambio de su dinero. 

Drabbles {1} | TobiDei/ObiDei.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora