Al terminar, fuimos a caminar a uno de los tantos canales. A la fierecilla no le gustó para nada que Sharon y Alex se adelantaran, dejándonos atrás. Miré la unión de sus manos y la compatibilidad entre ambos, era como si estuvieran hechos el uno para el otro, las sonrisas entre ambos, las miradas, sus gestos, su aspecto; todo era como si al juntarlos formaran un equilibrio, el ying y el yang. Algo golpeó en mi estómago, se sintió como si dentro hubieran tirado una piedrita a alguna de sus paredes. Como cuando un bebé patea, pero no en esa forma tierna.
-_______-Alonso musitó mi nombre y me giré a mirarlo-. Eres muy distraída, ¿no?-rió.
-¿Disculpa?
-Te llamé como tres veces y parecía como si fueras en tu propio mundo-explicó.
-Oh, sí, perdóname-gesticulé con la mano.
-¿Piensas en algo acerca de ellos?-adivinó, increíblemente rápido, haciendo un asentimiento de cabeza en dirección a su hermano y mi amiga.
-¿Eh? ¿Por qué dices eso?-pregunté, nerviosa.
-No sé, quizá porque te les quedaste mirando con profundidad-se encogió de hombros.
Reí, aún más nerviosa.
-La verdad, sí-admití-. Pienso que de verdad están hechos el uno para el otro-dije y la fierecilla no estuvo para nada de acuerdo conmigo y me rasguñó allí dentro.
El ceño de Alonso se frunció y su mirada se posó en el suelo, mirando sus pies al caminar.
-Sí-farfulló.
-No te oyes muy convencido-acusé, repentinamente curiosa.
-No, sí lo estoy-balbuceó, pero se le escondía entre su voz algún cierto matiz de resignación-. Sharon es muy buena-la miró y sonrió-, tiene una sonrisa muy bonita, como muy sincera; sus ojos grandes y cafés son como si de verdad fueran la ventana de su alma; sus lindos gestos cuando te habla te hacen reír... ¿has notado que cuando se encuentra con alguien se emociona muchísimo? Y luego ese abrazo que te da, emocionada-musitó, completamente perdido.
-Espera, espera... ¿tú...?-no pude terminar la pregunta, me llevé las manos a la boca cuando Alonso me miró con sus ojos verdes como platos, como si haya soltado un secreto que no quería decir.
-¿Qué?-preguntó, con la voz temblorosa.
-¡Tú estás enamorado de Sharon!-adiviné.
Ahora comprendía lo que Alex me había dicho el otro día, lo de que su hermano estaba enamorado de una chica misteriosa. Por supuesto, no le quería decir, porque la "chica misteriosa" era su mismísima novia.
-¡¿Qué?!-bramó, y pude jurar que vi el sudor perlar su frente.
-Por favor, ¡soy mujer, a mí no me engañas!-no sabía por qué pero una sonrisa empezó a expandirse por mi rostro.
-¡Ssshh!-gesticuló, nervioso hasta más no poder.
-¡Entonces es cierto!-la sonrisa se expandió hasta convertirse en un agujero extenso en mi rostro.
-No digas nada, por favor-me suplicó.
Me llevé ambas manos a la boca, tratando de aplacar mi emoción.
-_______, nadie lo sabe-dijo, angustiado.
-Tranquiló, descuida yo no... se lo contaré a nadie-prometí, aun medio emocionada.
-¡Soy un pésimo hermano!-exclamo, gesticulando desesperado- ¿Quién se enamora de la novia de su propio hermano?
-Oye, tranquilo-a juzgar por su expresión, parecía como si estuviera a punto de llorar. La fierecilla cantaba de placer y esta vez yo desconocía el por qué-. No eres el único, he oído bastantes casos-enrosqué mi brazo al suyo, como si ya le tuviera la suficiente confianza para hacerlo; pero él no se quejó.
-Sí, pero no es bueno que me pase precisamente a mí, ¿sabes lo que es tener que soportar cada beso, o caricia entre ellos; cuando por dentro duele?
-Sí-dije, inmediatamente; sin saber por qué, era como si la otra parte fuera la que hubiera hablado.
-¿Ah sí? ¿Te has enamorado del novio de tu hermana?
-Pues no, soy hija única-reí, pero volví a la seriedad de nuevo-. Pero te entiendo, extrañamente. Sé cómo se siente. Es como si quisieras escapar de la escena cuando ellos se besan, salir corriendo y borrar el recuerdo en tu mente; pero mientras más lo intentas, se vuelve más nítido.
-¡Exacto! Vaya, nunca pensé que hubiera una persona que me entendiera en ese aspecto.
-¿En qué aspecto?-de pronto la voz de Alex apareció en la conversación, materializándose con Sharon junto a nosotros. Ambos los miramos con los ojos abiertos de par en par.
- Alex, ¿recuerdas lo que te dije acerca de la privacidad de las personas?-inquirí.
-¿Es el primer día que se conocen y ya tiene secretos entre ambos?-preguntó, queriendo sonar divertido, pero pude identificar en su voz algún tono amargo muy bien escondido.
-¡¡Uuuyy!!-bromeó Sharon, atada de la cintura de Alex. La fierecilla refunfuñó palabras ininteligibles.
Miré a Alonso, quién mantenía su mirada fugaz, primero mirando el piso, luego a mí, después a Sharon y por último a Alex, para después volver al piso. Imaginé que estaba ideando alguna forma de salir del embrollo.
-¿Sabes Sharon?-dije, como si nada- Creo que invitaré a salir a Logan-solté, no muy segura de lo que estaba haciendo; pero si algo había que distrajera a Sharon de emparejarme con Alonso, era emparejarme con alguien más.
Funcionó, la mirada de todos se posó sobre mí. La de Alonso, agradecida por haber cambiado de tema; la de Sharon, resplandeciendo de emoción; y la de Alex, sería, rara.
-¿En serio?-gritó de emoción.
-Sí, la verdad es que es un chico muy agradable y muy lindo además-dije, al fin y al cabo eso sí era verdad.
-¿Y cuándo?-se soltó de la cintura de Alex y ató su brazo al mío, haciéndome caminar y separándome de Alonso.
Ellos nos siguieron muy de cerca.
-No lo sé, mañana quizá-me encogí de hombros, indiferente.
-¿Entonces te gusta Logan?-preguntó y miré por la colilla del ojo a Alex, quien iba un paso atrás de nosotras junto con Alonso; repentinamente atento, de nuevo.
¿Qué iba a decir? si decía que sí, Sharon especularía bastante hasta llegar a los planes de boda, era capaz; si decía que no, entonces no concordaría en nada con lo que yo había dicho antes, y quedaría como... una tonta.
-Pues... emm...-tartamudeé.
-¡Chicos miren eso!-interrumpió Alonso, señalando hacía una góndola-¡Quiero subir!
-¡Yo también!-dijo Sharon.
-¿Qué dicen, chicos?-preguntó Alonso.
-Emm... bueno, yo... paso-musité, no tenía muchos ánimos de subir y andar sobre las aguas.
-Yo también-dijo Alex, con las manos en los bolsillos-. Vayan ustedes, nosotros los esperamos.
Capté la situación entonces, Alex y yo, solos de nuevo. La fierecilla brincó de alegría, y su grito era completamente entendible: ¡Sí, sí, sí, sí!
-¿Quieres ir, Sharon?-preguntó Alonso.
-Sí, hace mucho que no me subo a una, pero quiero que Alex y ______ vengan también.
-Perdóname, Shar; de verás, yo paso. Puedes ir tú, Alex-dije al interpelado-. No se preocupen por mí, yo los espero.
-No, vayan ustedes-dijo él-. Esperaremos aquí-sonrió y besó la frente de Sharon.
-Aguafiestas-se quejó Sharon, pero igual se alejó junto con Alonso hacía la góndola.
Pero antes, Alonso me miró y me guiñó un ojo disimuladamente, entonces caí en la cuenta de que había hecho lo mismo que yo había hecho antes con él; sacarme de una situación incómoda.
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Manual De Lo Prohibido|| Alex Casas
Teen Fiction¿Alguna vez has deseado algo prohibido? Como si esa cosa estuviera en la lista del "No toque, ni codicies" pero que cada momento te incita más y más a tenerlo.