-Vaya -dijo Blade, admirando la última imagen-. Son fantásticas - confesó-. Es como si te contaran una historia.
Me reí.
-Tienen una historia, no hay fotografía que no la tenga -admití.
-Me gusta, estoy encantado con su trabajo, señorita Howe. Sería un honor para nosotros exponer estas fotografías -me dijo, con los ojos rebosando de excitación-. ¿Qué dice usted?
Y entonces mi mente había cambiado por completo, mi perspectiva ya no era la misma que hace unas horas.
-Hagámoslo -acepté, llenando mi cabeza de la imagen de Alex, ignorando si estaba bien o mal.
La sonrisa de Blade se volvió aún más intensa, acentuándose en su moreno y arrugado rostro, luego me extendió la mano.
-Hagámoslo -repitió.
Estaba loca, severamente loca. Había aceptado la propuesta de Blade y ahora no podía echarme para atrás. Y es que alguna parte de mi cabeza, quizá la más destornillada, tenía la ridícula esperanza de que aquella exposición, de alguna manera me acercara a Alex.
Tenía que llamar a Blade para darle el nombre de la exposición, me había dado sólo un día para pensarlo, ya que todo se llevaría a cabo en un mes, a finales de enero. -
Por la tarde charlé con Ferni y le conté las buenas nuevas, evitando por supuesto, el plan debajo de ellas. Además ella me lo ponía bastante fácil, ya que procuraba no hablar de Alex tampoco. Me contó sobre lo bien que iba su relación con Logan y que él me mandaba saludos, luego algunas cosas triviales que ocuparon el lugar de la conversación.
Yo debía de mantener la farsa, hacerle creer a las personas a mi alrededor que esto no era para mí más que el placer del trabajo bien recompensado y no una esperanza a mi locura.
El martes llegó con prontitud, a pesar de mi desvarío por el tiempo. Veía cómo acomodaban las fotografías en la pared, tratando de encontrar la manera de que se vieran elegantes y perfectas. Pero para mí ya lo eran. Me mordí el labio inferior con nerviosismo y luego divisé a Alan hablando con Blade en la otra esquina, mientras le mostraba unos papeles y el viejo asentía.
Faltaba menos de un par de horas para que las puertas se abrieran y la gente pasara. Puse mi atención hacía el lado izquierdo de donde me encontraba parada y miré a los meseros acomodar los aperitivos en distintas bandejas para poder servirlos. A pesar de que todo era una situación distinta a otra, mi mente no dejaba de volar en torno a una sola cosa con nombre propio.
No es que tuviera precisamente la esperanza de que él apareciera, justo aquí. Pero al menos que me buscara luego, que supiera que estaba cerca de aquí, que supiera que lo necesitaba. Vi a Alan acercarse a mí y le sonreí nerviosa.
-En un momento empezará todo, ¿estás lista? -Me preguntó y sin dejarme contestar añadió - Hay mucha gente que desea entrar.
-Estoy nerviosa, es la cosa que más quería cuando comencé a trabajar en esto y ahora ya está aquí.
-Los sueños se cumplen -me sonrió-. ¿O lo dudas?
-Te lo contesto luego. ¿Qué te dijo Blade? -pregunté, cuando lo vi salir por la puerta giratoria, además de querer cambiar de tema.
-Oh, tiene que irse, pero me dijo que le pasara un reporte de cómo había resultado todo. Él también está emocionado y ansioso. Oh, y quiere que pruebes los bocadillos.
-¿Blade quiere eso? -dije, extrañada.
-No, en realidad el que quiere eso soy yo, relájate, _____. Vamos -me tomó del brazo y me llevó hasta donde los mozos acomodaban las charolas.
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Manual De Lo Prohibido|| Alex Casas
Teen Fiction¿Alguna vez has deseado algo prohibido? Como si esa cosa estuviera en la lista del "No toque, ni codicies" pero que cada momento te incita más y más a tenerlo.