-¡Hola!-me sonrió, haciendo notar sus pómulos rojizos.-Qué bueno que llegaste-dije y lo jalé de la mano para sentarlo conmigo.
-Dime, ¿qué pasa?
-Bueno, tengo un muy, muy, grave problema-farfullé.
Sus cejas se elevaron al mismo tiempo en un gesto de sorpresa pero luego pasó a ser un ceño fruncido bañado de un matiz de preocupación.
-¿Qué tipo de problema? ¿Qué es?-inquirió, visiblemente atento.
-Bueno, ¿prefieres que te lo diga sin tantos rodeos?-pregunté, a lo mejor así era más fácil para mí.
Asintió.
-Creo que me gusta tu hermano-dije, casi hablando entre dientes, consumida por la vergüenza.
-¡¿Qué te gusta quién?!-sus verdes ojos se abrieron al igual que su boca.
-No me hagas repetirlo-lo fulminé con la mirada.
-¿Estás enamorada de Alex?-preguntó y su voz se mezcló con alguna chispa de arrebato repentino.
-No, no, no-gesticulé-. Enamorada, no-negué rotundamente, meneando la cabeza-. Sólo, me gusta... mucho-admití, ruborizándome.
-Vaya-se recargó con aplomo sobre el respaldo metálico de la banca-. Ahora somos compañeros del mismo dolor-bromeó.
-Alonso, no estoy enamorada de tu hermano-volví a especificar. -No por ahora.
Le fruncí el ceño y el rió.
-Vamos, cuéntame cómo ocurrió-me palmeó la pierna cariñosamente.
-Bueno-suspiré-, creo que fue desde que lo vi. Mira, yo no creo en el amor a primera vista, pero cuando vi a Alex, me atrajo al instante. Tu hermano es muy apuesto.
-Ya he oído eso-musitó Alonso.
-Bueno, tú no te quedas atrás-admití.
-Gracias. Continua.
-Él no me dijo que era novio de Sharon, y Sharon tampoco me mencionó que tenía uno; así que mis pensamientos volaron libremente y entonces chocaron contra una dura pared cuando me enteré de que ellos eran pareja.
-¿Cómo te enteraste?
-Oí a Sharon decirle 'amor' y luego besarlo.
-Oh-musitó y quiso fingir indiferencia, pero fue notable que le dolió. Capté entonces que debía guardarme comentarios como ese. Continué.
-Luego Sharon me explicó que lo eran y... yo comencé a convivir con Alex, ya sabes, mientras espera a que Sharon llegue del trabajo y eso; luego...
-Espera, espera-me interrumpió-. ¿Cómo que convives con Alex mientras espera a que Sharon llegue?
-Sí, bueno, Sharon llega a las ocho de la noche y Alex va a las siete al departamento.
-¿Por qué hace eso?-preguntó, confundido.
-Dice que es agradable estar allí-me encogí de hombros.
La cabeza de Alonso se meneó y luego soltó una risita junto con un resuello.
-Continúa, continúa-me instó.
-Bueno, empecé a convivir con él, llevarnos bien es fácil, es agradable y divertido, pero mientras más convivíamos, empecé a sentir cosas por él.
-¿Cosas?
-Sí, ya sabes, ese tipo de cosas-me encogí de hombros.
-¿El cosquilleo en el estómago, la sonrisa idiota en el rostro, el latir inoportuno del corazón, el enrojecimiento de mejillas y las ridículas ganas de verle el rostro a cada instante de cada día?
-Eso... mismo.
-¿Ó esas ganas abrasadoras de ser tú quien en vez de ella, esos molestos pinchazos en el interior que te fruncen el ceño cuando los ves tomados de la mano, riendo y platicando, y esas oleadas repentinas de tristeza cuando por accidente los descubres besándose?
-Sí-musité.
-Querida mía-se acomodó para mirarme de frente y me miró con un gesto divertido y a la vez compasivo-. Lamento confirmarte que estás enamorada-me hizo un cariño en la barbilla.
-¡¿Qué?!-chillé, atónita.
-¿Por qué no?-preguntó, sumamente tranquilo.
-¡Porque es novio de mi mejor amiga!-vociferé como si fuese obvio-. No debo, no puedo-negué con la cabeza, frenéticamente.
-Uno no decide de quien enamorarse-suspiró-. Y si no, mírame a mí: no debo ni puedo estar enamorado de Sharon, y lo estoy-se encogió de hombros.
-¿Por qué lo tomas con tanta tranquilidad?-vociferé, casi queriéndole sacudir de los hombros.
-Porque no voy a ponerme a llorar ni a atormentarme. ¿Qué más puedo hacer si no es aceptar y vivir con eso? Aunque me duela.
-Y bastante-admití, ahora caía en la cuenta del porqué es que lo entendía desde un principio.
-Ahora sé por qué nunca me juzgaste-dijo, adivinando mi pensamiento.
-¿Y qué vamos a hacer ahora?-pregunté, derrotada ante el sentimiento.
-Tratar de separarlos y hacer que Alex te ame a ti y que Sharon me ame a mí-dijo.
-¿Qué?-le miré, con desdén, crédula.
-Sabes que eso fue sarcasmo, ¿verdad? No vamos a hacer nada, no podemos hacer nada-musitó, lleno de aplomo.
-Por un segundo lo creí-susurré, recargando mi espalda en el respaldo de la silla y cruzándome de brazos.
"Y me gustó" completó una vocecilla en mi cabeza.
-¿Te digo algo?-dije, ignorándola.
-Dime-me miró.
-Creo que Alex se...-me daba vergüenza decir eso, porque seguro Alonso pensaría que estaba loca o demasiado enamorada y ya comenzaba a alucinar.
-Se... ¿qué?-me instó.
-Se pone un poco celoso cuando me ve con Logan-terminé diciendo como quien no quiere la cosa.
-¿Logan? ¿El vecino de Sharon?
-Ajá.
-¿Por qué se pondría celoso?-preguntó, con los ojos inquisidores.
-No sé-dije, aunque sí sabía, o al menos, quería creerme lo que pensaba. Que yo de alguna forma le atraía-. Pero he notado que cada vez que tomo a Logan de la mano y que le doy un beso en la mejilla o que Logan me corteja, Alex no parece muy contento-admití.
-¿Te gusta Logan?-preguntó y me hizo recordar cuando Alex lo hizo también.
-Es agradable, pero lo profiero como amigo.
-Entonces, déjame adivinar, ¿utilizas a Logan para darle celos a Alex?-me reprochó.
Lo primero que pensé en decir fue 'No', pero luego, cuando lo pensé más, decir 'No' sería completamente falso; porque consciente o inconsciente, yo hacía aquello para ver el ceño fruncido de Alex en su rostro y luego sentirme bien al saber, o mejor dicho, creer, que yo le robaba algún tipo de sentimiento de inquietud.
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Manual De Lo Prohibido|| Alex Casas
Teen Fiction¿Alguna vez has deseado algo prohibido? Como si esa cosa estuviera en la lista del "No toque, ni codicies" pero que cada momento te incita más y más a tenerlo.