Capítulo 46

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-Eso suena interesante-rió.

El timbre apagó la risa de las dos, eran las seis con quince minutos apenas, ¿quién sería? Ambas nos miramos extrañadas.

-¿Esperas a alguien?-me preguntó Ferni.

-No que yo sepa-negué con la cabeza y luego salí de mi habitación para abrir la puerta.

Ferni fue detrás de mí y cuando abrí la armazón de madera me llevé una gran sorpresa al ver a Alex allí. Los ojos casi se me salían de las órbitas.

-¿Casas?-articulé, claramente sorprendida.

-Ay, yo pensé que ya habíamos dejado las formalidades-bromeó y luego miró por encima de mi hombro a Ferni, quien lo miraba embobada.

Se pasó sin que le dijera que lo hiciera y le sonrió a Ferni.

-Hola-le dijo-. Soy Alex-le extendió la mano.

-El novio de Sharon-dije, cerrando la puerta de mala gana. ¿Por qué nunca dejaba bien claro quién era?

-Hola-musitó Ferni, tendiéndole la mano también-, Fernanda.

-No, yo soy Alex-dijo éste.

Ferni rió.

-No, no, digo que yo soy Fernanda, pero dime Ferni.

-¡Oh! ¡Ferni, claro! He oído hablar tanto de ti-dijo-. Me da mucho gusto conocerte al fin. Me aclaré la garganta, haciéndome notar.

-Ferni, amm... el manual en mi habitación, amm... podrías guardarlo, ¿por favor?-farfullé, recordando que habíamos dejado las fotografías al descubierto y regadas en la cama.

-Claro-captó rápidamente el hilo de mis palabras y salió disparada a mi habitación.

Miré a Alex, aunque no quería admitir que estaba encantada de que estuviera allí traté de permanecer seria.

-¿No es muy temprano para que vengas?-traté de sonar lo más normal posible, pero el pánico no se podía ocultar muy bien detrás de mi voz.

-Sí, pero ya que mañana será la fiesta del señor Vittore, quiero saber qué vamos a hacer mañana o a qué hora nos iremos-su mirada gacha bailó fugaz.

-Pero...

-¡Listo!-Ferni me interrumpió, saliendo de mi habitación con su sonrisa brillante en el bello rostro. En ese momento agradecí al cielo de que ella se encontrara allí; así al menos no me vería tan obvia, no sería tan torpe al hablar con él. Y mi razón mantendría calmado a mi corazón.

Ferni y Alex conectaron enseguida, ambos eran muy sociables y la plática entre ellos fluyó de manera rápida, aquello me alegró.

Cuando Sharon llegó junto con Alonso sonreí de manera significativa, aunque me doliera en lo más profundo de mi alma ver juntos a Alex y a Sharon sabía que aquello me servía para ponerle un freno a mis absurdos sentimientos.

Luego de que Alonso y Ferni se fueran, me encerré en mi habitación como de costumbre, pero no pasó mucho tiempo cuando oí que llamaban a mi puerta, el murmullo de voces había desparecido del exterior y sólo los golpeteos en la puerta, algo apagados, se oían en aquel silencio sepulcral. Salté de la cama y abrí la puerta, la cara de Sharon no era la misma, estaba bastante triste, podía notarlo.

Manual De Lo Prohibido|| Alex Casas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora