Capítulo 47

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-Shar, ¿qué pasa?-pregunté, preocupada.

-Necesito hablar contigo-me dijo y se sentó en mi cama.

No sólo su rostro estaba triste, su voz parecía haber dejado la alegría también.

-¿Sobre qué?-inquirí, ahora nerviosa, ¿sospecharía acaso que yo estaba enamorada de su novio? Me quedé de pie, mordiéndome el labio inferior y esperé a que hablara.

-Es Alex-musitó.

El corazón se me paró por un segundo.

-¿Qué... qué pasa... con Alex?-farfullé, torpe.

-Ya no es el mismo de antes-bajó su cabeza y las hebras de cabello se amoldaron a la posición, cayendo finas en dirección al suelo.

-¿Qué quieres decir?-me senté a su lado.

-Casi no está conmigo, ya no me llama todos los días y cuando vengo del trabajo, se va rápidamente. Lo notó distraído cada vez que hablamos, como si su mente estuviera en otro lugar-confesó.

Abrí los ojos de par en par, aquello sí que no lo esperaba. Es decir, desde que conocí a Alex? como la pareja de Sharon, se veía claro que la quería muchísimo, estaba siempre al pendiente de ella y yo era a veces testigo de sus demostraciones de amor. Pero junto al desconcierto, la culpa comenzó a aflorar.

-Hablé con Alonso sobre esto-continuó, ahora mirándome, sus grandes y oscuros ojos no tenían mucha luz.

-¿Con Alonso?-casi no podía creerlo.

-Sí, es su hermano, digo, ¿quién podría conocerlo mejor? Pero sólo me dijo que Alex es así de raro, que me quería y que dejara de preocuparme.

-Eso es cierto, Shar. Mira, Alex y tú son la pareja perfecta-dije, aunque me costara aceptarlo-, Alex te quiere, créeme. Eso se nota-pasé mi brazo por su hombro.

-No tanto-resopló.

¿Qué podía decirle? Yo me sentía culpable, no es que tuviera el ego muy grande ni nada de eso, pero sabía a lo mejor el porqué del comportamiento de Alex.

-Mira, tranquila, ¿sí?-la animé- Mañana iremos a la fiesta esa de tu jefe, relájate, trata de no pensar en eso. Verás que tarde o temprano, Alex volverá a ser el mismo-dije, mientras en mi cabeza ya pensaba en la fecha en la que partiría.

Esa noche, traté de dormir, pero lo cierto es que no pude pegar los párpados durante un par de horas. Sharon ya había comenzado a notar que Alex estaba extraño, por supuesto, ella no era para nada tonta y tarde o temprano se daría cuenta de la razón de su comportamiento. Tenía que irme, tenía que irme pronto. Antes de que esto se complicara más, me iría y dejaría que Alex y Sharon volvieran a sus vidas antes de que yo llegara a Venecia. Por mi parte, yo intentaría olvidarme de él, seguiría mi vida como había sido antes, llamaría a Sharon todos los días y si acaso, sólo pediría que saludara a Alex de parte mía.

Huir era lo mejor. Lo mejor hasta ahora.

Manual De Lo Prohibido|| Alex Casas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora